No había redes sociales ni televisión, pero ya existía la manera de manipular a las masas. Radio, cine y masivos actos públicos, miles de personas perfectamente alineadas en inmensos espacios al aire libre, perfectamente uniformados, exactamente con el mismo pliegue en la ropa, perfectamente adiestrados para aclamar al unísono. Es una película de películas, reconstrucción minuciosa de siete años de historia de Europa alrededor de una figura fundamental. Cada vez más fundamental. Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda de Adolf Hitler. Nunca ha perdido su importancia histórica ni ha quedado en ningún olvido, pero el transcurso de la historia otorga cada vez mayor volumen a su figura. A su clarividencia. No es un elogio.
]]> “Contaremos la verdad siempre que esta sirva a nuestros intereses”, dice Goebbels