Agencias
Un millar de personas han salido este sábado a la calle para defender una Vallcarca per viure y protestar contra la especulación en el barrio. Los manifestantes han exigido a la teniente de alcaldía de Vivienda, Laia Bonet, que los escuche, después de que en marzo anunciara el inicio del procedimiento administrativo para desalojar el asentamiento de Vallcarca y el expediente de expropiación de cuatro fincas para llevar adelante la transformación urbanística de la zona. A la protesta, convocada por la asociación Som Barri de Vallcarca, se han adherido más de 100 entidades que coinciden en considerar que el plan urbanístico del PSC es un “urbanicidio”. El miembro de la entidad convocante José González ha asegurado que seguirán luchando hasta acabar con la gentrificación en el barrio.
“Laia Bonet escucha” y “La rambla verde es de color gris” han sido algunos de los cánticos que han guiado la manifestación Vallcarca per viure, no per a especular, que ha comenzado hacia las doce y media del mediodía en la plaza Joan Liébana y ha avanzado por la avenida Vallcarca. La protesta ha terminado en el mismo punto de inicio, desde donde se ha desplegado una gran pancarta en el puente de Vallcarca, acompañada del encendido de algunas bengalas.
En declaraciones a los medios, el miembro de la entidad vecinal Som Barri de Vallcarca, José González, ha lamentado que Bonet se haya negado “en todo momento” a negociar con los vecinos, y ha explicado que su esperanza es presionar al ejecutivo municipal para que se siente a dialogar y haga políticas “verdaderamente” de izquierdas.
Asimismo, ha advertido que seguirán luchando hasta acabar con la gentrificación y conseguir que Vallcarca sea un barrio para vivir. Desde la asociación no se oponen a una reconstrucción del barrio, pero sí rechazan que este plan urbanístico “caducado” encarezca la vivienda en la zona y expulse a gran parte del tejido social.
Acusaciones contra Bonet
Bonet presentó en marzo el inicio del expediente de expropiación de cuatro fincas del barrio para impulsar la transformación de la zona, que prevé una gran rambla verde de 2.800 metros cuadrados y un parque central, así como unos 500 nuevos pisos, de los cuales más de 200 serán de protección oficial. El proyecto planteado por el Ayuntamiento busca desbloquear esta rambla verde, paralizada desde hace más de 15 años.
En declaraciones a ACN, la miembro de la misma entidad vecinal, Aran Llivina, ha denunciado un ”sesgo racista“ del gobierno municipal y se ha referido al derribo de los bloques situados en la avenida Vallcarca 83 y 85 y en la calle Farigola 3, donde viven familias gitano-rumanas. También ha acusado a Bonet de ”acosar” a esta comunidad desde el primer momento, cuando existen otros edificios ocupados.