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viernes, abril 18, 2025

Un nuevo estudio sugiere que el Jardín del Edén habría estado en Egipto

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Si bien la ubicación del Jardín del Edén es desconocida, muchos estudiosos de la Biblia habían llegado al consenso de que la tierra sobre la cual alguna vez caminaron Adán y Eva se encontraba en la Mesopotamia, debido a la mención ríos Tigris y Éufrates.

Ese territorio hoy lo conforma parte de Irak, Siria, Kuwait y Turquía. Sin embargo, un nuevo estudio trasladaría la ubicación del paraíso bíblico a Egipto, en las cercanías del Río Nilo y junto a la Gran Pirámide de Giza.

«Del Edén salía un río que regaba el jardín y se dividía en cuatro brazos. El primero se llama Pisón, y corría rodeando toda la tierra de Evila donde había oro y oro muy fino».

Esta cita del libro del Génesis, capítulo 2 (versículos 10 a 14) fue la clave de múltiples interpretaciones para descifrar la ubicación exacta donde Dios creó a Adán y Eva.

Para el arqueólogo inglés David Rohl la locación exacta es un valle cercano a la actual Tebriz, al norte de Irán. Es la misma región donde se encuentra el monte Ararat, donde se presume posó el Arca de Noé durante el Gran Diluvio.

Un nuevo estudio trasladaría la ubicación del paraíso bíblico a Egipto. Foto: Pexels.
Un nuevo estudio trasladaría la ubicación del paraíso bíblico a Egipto. Foto: Pexels.

Sin embargo, algunos piensan que el Edén estaba en Tierra Santa, la tierra de Israel, y que el río Jordán era el que desembocaba en el paraíso terrenal.

Ambas ideas se basan en la referencia bíblica a los ríos Pishon, Gihon, Chidekel (el Tigris) y Phirat (el Éufrates). El doctor e ingiero informático Konstantin Borisov también interpretó este dato, pero en su caso para ubicar el Jardín en Egipto, ya que para él los ríos podrían corresponder al Nilo.

«Al examinar un mapa de alrededor del año 500 a.C., resulta evidente que los únicos cuatro ríos que emergen del Océano circundante son el Nilo, el Tigris, el Éufrates y el Indo», escribió Borisov en un estudio publicado en la revista Archaeological Discovery.

Para reforzar su teoría, Borisov recurrió a textos antiguos y mapas medievales, como el Mappa Mundi de Hereford, del siglo XIII, que muestra una Tierra circular rodeada por un río mítico llamado Oceanus. En la parte superior del mapa aparece el «Paraíso», situado junto a la orilla del río.

El Mappa Mundi de Hereford, del siglo XIII, ubica al Edén en la cima. Foto: Konstantin Borisov.El Mappa Mundi de Hereford, del siglo XIII, ubica al Edén en la cima. Foto: Konstantin Borisov.

Además, el argumento de Borisov es respaldado por el historiador Tito Flavio Josefo, quien en Antigüedades de los Judíos (Libro 1, Capítulo 1), escribió que «el Jardín estaba regado por un solo río, que corría alrededor de toda la tierra, y se dividía en cuatro partes».

De acuerdo con Josego, el «Éufrates, al igual que el Tigris, desemboca en el Mar Rojo», mientras que «el Geón atraviesa Egipto», y señaló que este último (Gihón) es el antiguo nombre griego del Nilo.

Para Borisov, «todos los ríos de la Biblia están identificados», por lo que es necesario «seguir el curso del río Oceanus alrededor del globo para señalar la ubicación del Edén», aunque admitió que hace falta «determinar el curso preciso de Oceanus».

De ser así, la Gran Pirámide de Egipto, además de ser una maravilla del mundo antiguo, es también el último monumento sobreviviente del paraíso bíblico.

El Árbol de la Vida y su conexión con la Gran Pirámide de Giza

Pero la teoría de Borisov no se queda ahí. Para el investigador, el Árbol de la Vida, aquel cuyo fruto otorgaría la inmortalidad, estuvo cerca de la Gran Pirámide.

Más aún, la pirámide imitaría la forma de dicho árbol, ya que las simulaciones de 2012 que modelaban la Cámara del Rey de la pirámide mostraban partículas cargadas agrupadas en la cúspide del monumento, las cuales producían un fenómeno luminoso similar a un árbol resplandeciente.

«No puede pasarse por alto que las partículas de carga en esta simulación están dispuestas de forma que crean varias ramas paralelas que se extienden hacia fuera desde la línea central, creando una representación similar a un árbol», escribió.

«Mientras se emiten desde la pirámide, las partículas de carga chocan con átomos neutros de nitrógeno y oxígeno, lo que provoca su ionización y, como resultado, la liberación de fotones, predominantemente en tonos morados y verdes», aseguró.

Redacción

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