Un dictamen de la ONU ha marcado un punto de inflexión para Brasil: el reconocimiento de 360.000 kilómetros cuadrados adicionales como parte de su plataforma continental. Esta nueva extensión no solo representa una victoria técnica y diplomática, sino también una oportunidad estratégica de acceso a recursos valiosos en el Atlántico norte.
Un reconocimiento que cambia el mapa marítimo de Brasil
La Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC), un organismo dependiente de las Naciones Unidas, ha aprobado oficialmente la solicitud de Brasil para extender su plataforma continental más allá de las 200 millas náuticas reconocidas internacionalmente. La nueva franja marítima se extiende desde el estado de Amapá hasta Río Grande do Norte, en la conocida Margen Ecuatorial.
Con esta decisión, Brasil gana derecho exclusivo para investigar y explotar los recursos naturales del subsuelo marino en una zona que abarca aproximadamente 360.000 kilómetros cuadrados, equivalente al tamaño de Alemania. Para el gobierno brasileño, se trata de una conquista geopolítica significativa que refuerza su presencia y soberanía en el Atlántico sur.
Este logro es el resultado de un proceso técnico que se extendió durante siete años, enmarcado en el Plan de Levantamiento de la Plataforma Continental Brasileña (Leplac), liderado por la Marina brasileña con el apoyo de Petrobras, la ANP y otras instituciones clave en la política energética y científica del país.
Recursos, petróleo y desafíos por delante
Aunque esta expansión no implica inmediatamente nuevas zonas de perforación petrolera para Petrobras, sí abre un abanico de posibilidades a largo plazo. La estatal petrolera ya opera en la Margen Ecuatorial, pero dentro del límite de las 200 millas náuticas previamente reconocidas. Su interés actual se centra en la cuenca Foz del Amazonas, concretamente en el bloque FZ-M-59, donde prepara el primer pozo exploratorio.
En paralelo, Petrobras ha trabajado para cumplir con los requerimientos medioambientales exigidos por el Ibama, como la instalación de una unidad de estabilización de fauna en Oiapoque (estado de Amapá), paso necesario para obtener el permiso de perforación.
Pese a que la nueva franja reconocida por la ONU no coincide con esta área específica, el valor del reconocimiento radica en el potencial futuro de explotación de recursos, incluyendo hidrocarburos y minerales marinos, en una región aún en gran parte inexplorada.
Implicaciones estratégicas y científicas para el país
Más allá del valor económico, esta expansión marítima fortalece la posición de Brasil en el escenario internacional. Consolida su papel como potencia regional con capacidad para negociar y proteger sus intereses marítimos frente a otros actores globales. Además, el reconocimiento de la ONU respalda los datos científicos aportados por el país, reafirmando la credibilidad de sus instituciones en procesos multilaterales.
Brasil ahora podrá ejercer plenamente su jurisdicción sobre esta zona del lecho marino, con implicancias tanto en términos de exploración como de conservación y seguridad. En un contexto donde el acceso a recursos naturales es cada vez más competitivo, esta victoria no solo redefine su geografía, sino también su proyección estratégica a futuro.
