En un movimiento estratégico que podría cambiar el panorama urbano de América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo ha anunciado una iniciativa sin precedentes. Con un fondo inicial de mil millones de dólares, el programa BID para ciudades y regiones busca financiar directamente a gobiernos locales para acelerar proyectos con impacto social y ambiental duradero.
Una nueva vía de acceso al desarrollo regional

Este programa piloto tendrá una duración de cinco años y permitirá que provincias, municipios y departamentos accedan directamente a financiamiento, algo históricamente limitado por barreras burocráticas y centralismo estatal. El objetivo no es solo modernizar infraestructuras, sino empoderar a los gobiernos subnacionales para que lideren sus propias transformaciones.
Los criterios son claros: los proyectos deben ser de alto impacto, alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, generar sinergias con el sector privado y aceptar el acompañamiento técnico del BID. “Queremos acompañarlos desde la concepción del proyecto hasta la evaluación final, asegurando eficiencia y resultados”, afirma Tatiana Gallego, directora de desarrollo urbano y vivienda del banco.
La selección de los beneficiarios priorizará la diversidad geográfica, con especial interés en países de Centroamérica, los Andes y el Cono Sur. Se espera financiar entre ocho y diez operaciones iniciales, con la intención de escalar la iniciativa si los resultados son positivos.
Cómo funcionará el proceso de financiamiento
El acceso a los fondos estará estructurado en cuatro etapas. Primero, se evaluará la viabilidad legal y financiera de cada gobierno subnacional, incluyendo su gobernanza y capacidad institucional. Luego, las ciudades recibirán asistencia técnica del BID para preparar sus propuestas.
En la tercera fase, se diseñarán los préstamos según el nivel de riesgo. Las condiciones serán flexibles: plazos de hasta 15 años, periodos de gracia de hasta cuatro años, y montos que van de 20 a 100 millones de dólares, en moneda local o en dólares.
Finalmente, tras la aprobación del Directorio Ejecutivo del BID y con el visto bueno del gobierno nacional, se ejecutarán los proyectos. Durante todo el ciclo, el BID realizará un seguimiento exhaustivo. Una evaluación final se llevará a cabo cinco años después para medir el impacto y definir si la iniciativa se ampliará.
Esta apuesta representa mucho más que financiamiento: es un intento de descentralizar el desarrollo, acelerar la inclusión y construir ciudades preparadas para el futuro. Como concluye Ilan Goldfajn, presidente del BID, “estamos entregando las herramientas para un desarrollo transformador desde lo local”.