Montbrió del Camp
Un proyecto para producir 30 megavatios (MW) de energía eléctrica, con solo seis aerogeneradores pero de enormes dimensiones (150 metros de altura hasta la góndola, 180 metros si se suma el tronco con la pala), ha puesto en pie de guerra al Baix Camp. Ha topado con el rechazo del sector agrícola y ganadero, los grupos ecologistas y los ayuntamientos de los cuatro municipios más afectados: Montbrió del Camp, donde se quieren levantar cuatro de los molinos, Riudecanyes (2), Vinyols i els Arcs y Riudoms, por donde se ha proyectado el paso de parte de la línea eléctrica de evacuación de 27,7 kilómetros de recorrido, con 91 torres y 19,6 de los km por vía aérea.
Los opositores alertan que los seis molinos trocearán junto a la red eléctrica (torres de 20 metros) un territorio de gran riqueza agrícola, además de generar un enorme impacto paisajístico en una zona rural. También critican la excesiva cercanía con los núcleos habitados. “Supone expulsar a la gente del territorio, de una zona de gran diversidad agrícola y biodiversidad asociada”, critica Pau Arasa, agricultor, ganadero y portavoz de la plataforma Aturem els Molins. Solo en Riudoms, el Ayuntamiento estima que tendría un impacto en 10,2 hectáreas de suelo agrario productivo.
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El proyecto se ha tramitado con el teórico objetivo de producir energía limpia para el polígono petroquímico de Tarragona, lo que explica la longitud de la línea para transportar la electricidad generada. Desde esta llanura del Baix Camp, ventosa, hasta la vecina comarca del Tarragonès, donde se encuentra la subestación eléctrica de la Pobla de Mafumet, en el polígono petroquímico.
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Sorprendentemente el sector industrial que se beneficiaría de los 30 MW no ha tenido conocimiento directo del proyecto por parte de la empresa promotora (Tesera Energía y Mevak Energia), según explican fuentes de la industria. Se trata además de un volumen de energía pequeño para las necesidades del polígono petroquímico, en un ambicioso plan de descarbonización que se fundamenta en las energías limpias.
“Ponemos en duda que el beneficio aportado por este proyecto con una generación modesta de electricidad renovable compense su coste ambiental y territorial”, critican los cuatro consistorios.
El polémico proyecto se encuentra en la actualidad en fase de exposición pública, en un período abierto a la presentación de las alegaciones, que se contarán por decenas. Además de los informes técnicos presentados por los cuatro municipios más afectados, la plataforma Aturem els molins entregó ayer 2.500 firmas.
“Es un fraude de ley porque se ha tramitado como si fueran seis parques eólicos distintos de un molino, cuando en realidad es un solo proyecto”, añade Arasa. Los cuatro ayuntamientos más afectados sostienen que el proyecto se ha fragmentado con el “supuesto objetivo de acogerse a la figura de los miniparques eólicos regulada por la Generalitat y simplificar así los trámites”.
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La plataforma contraria cuenta con el apoyo del sindicato Unió de Pagesos y de Revolta Pagesa, además de las cooperativas locales. El plan entra en contradicción, aseguran, con la voluntad de preservar el paisaje de mosaico en el que conviven la masa forestal, cada vez más grande, con las explotaciones agrícolas. Se trata de uno de los mejores antídotos contra los grandes incendios forestales.
El sector de la energía eólica en Catalunya asegura que se trata de un proyecto sostenible porque es un parque pequeño (seis aerogeneradores y 30 MW). Sobre la altura de los molinos, recuerdan que ahora es la habitual para reducir el número de molinos y su impacto sobre el territorio.



