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jueves, marzo 6, 2025

Un titán perdido en el tiempo: el asombroso hallazgo de un nuevo dinosaurio titanosaurio en la Patagonia

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Hace 75 millones de años, la Patagonia era un mundo irreconocible para nuestros ojos modernos. En lugar de la árida estepa que hoy caracteriza la región, un vasto sistema de ríos serpenteaba entre lagunas y dunas, un oasis de vida donde criaturas de apariencia exótica se movían entre aguas dulces y densas selvas tropicales. 

Allí, en los confines del Cretácico Tardío, habitaban moluscos primitivos, peces de formas insólitas, tortugas colosales y, por supuesto, los gigantes de la Tierra: los dinosaurios.

Hoy, ese pasado olvidado ha vuelto a la luz. Un equipo multidisciplinario de paleontólogos del CONICET, en colaboración con la Universidad de la República de Uruguay, ha desenterrado los vestigios de una fauna totalmente desconocida en la provincia de Río Negro, Argentina. A unos 30 kilómetros al suroeste de General Roca, entre sedimentos que han custodiado estos secretos por millones de años, los científicos han descubierto fósiles que reescriben la historia de la región. 

Este hallazgo, financiado por la National Geographic Society y publicado en la Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales, revela una biodiversidad que asombra por su riqueza y peculiaridad.

Un titán de dimensiones modestas

Entre los restos rescatados, uno destaca sobre todos los demás: un nuevo dinosaurio herbívoro de cuello largo, al que los investigadores han bautizado Chadititan calvoi. Este saurópodo titanosaurio no alcanza el tamaño de sus imponentes primos como el Argentinosaurus, pero con sus 10 metros de longitud en la adultez y apenas 3 metros en sus formas juveniles, ofrece una valiosa ventana a la diversidad de los titanes prehistóricos de la región.

Chadititan pertenece a un linaje peculiar dentro de los titanosaurios: los rinconsaurios, un grupo de saurópodos relativamente pequeños que incluye a Rinconsaurus y Pitekunsaurus. Su fisonomía era distintiva: un cuello grueso que se expandía en un pecho robusto, caderas anchas y patas esbeltas que sostenían su cuerpo con gracilidad. Pero quizá lo más llamativo era su cola, cuya base estaba fuertemente curvada hacia abajo, una rareza en el mundo de los dinosaurios.

Los rinconsaurios, incluido Chadititan, prosperaron en un lapso de tiempo que abarcó entre los 80 y 70 millones de años antes del presente. Curiosamente, se extinguieron varios millones de años antes de la catastrófica caída del meteorito que marcó el fin de la era de los dinosaurios, un destino que aún envuelve en misterio a estos antiguos habitantes de la Patagonia.

Comparación del tamaño de Chadititan con el de una persona
CONICET / Gabriel Diaz Yanten

Sin embargo, Chadititan no estaba solo en su mundo cretácico. En el mismo yacimiento, los paleontólogos han encontrado restos de su contraparte depredadora: un abelisaurio, el temible carnívoro tope de este ecosistema. Con una longitud de aproximadamente 6 metros y un cráneo macizo provisto de afilados dientes en forma de cuchilla, este dinosaurio era un cazador formidable. Los abelisaurios, grupo al que pertenece el célebre Carnotaurus, fueron los depredadores dominantes en Sudamérica hasta el final del Cretácico.

Un ecosistema de tortugas, peces y reptiles voladores

Pero el hallazgo no se limita a dinosaurios. Más del 90% de los fósiles recuperados corresponden a tortugas de agua dulce, cuyos caparazones han resistido el paso del tiempo con sorprendente integridad. Entre ellas destaca una especie de gran tamaño, Yaminuechelys, cuyo caparazón podía alcanzar los 80 centímetros de largo.

También emergieron de las capas fósiles numerosos peces, incluyendo especies inesperadas como pejelagartos (Lepisosteidae) y peces pulmonados del género Metaceratodus, criaturas más típicas de hábitats tropicales que de la Patagonia actual.

Reconstrucción de la fauna
CONICET / Gabriel Diaz Yanten

La presencia de fragmentos de cocodrilos y reptiles voladores confirma que estos depredadores compartían el mismo hábitat, aunque los fósiles recuperados son demasiado fragmentarios como para identificar sus especies con certeza.

Moluscos de un pasado olvidado

Uno de los descubrimientos más intrigantes de la expedición es el de seis especies de moluscos, un grupo que rara vez deja huella en el registro fósil debido a la fragilidad de sus conchas. Entre ellas se encuentra una especie completamente nueva, aún sin nombre, cuyo pariente más cercano es Aperostoma inca, una criatura que hoy habita a más de 2.000 kilómetros de distancia, en las selvas nubladas del norte argentino.

Algunos de los moluscos encontrados
CONICET / Gabriel Diaz Yanten

Estos hallazgos refuerzan la idea de que la Patagonia cretácica albergaba una fauna única en el mundo, distinta a la de cualquier otro lugar en la misma época. Pero el tiempo no perdona: las lagunas se evaporaron, los bosques dieron paso a la aridez y los titanes del pasado se desvanecieron en la arena de los siglos.

Redacción

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