Que si fue una estrella fugaz, que si caía basura espacial o un meteorito que entraba a la atmósfera eran las posibilidades más comentadas este sábado por la noche en varias localidades de La Pampa, sur de la provincia de Buenos Aires y sudeste de Río Negro entre las personas que pudieron ver la brillante estela de luz perderse en el cielo del atardecer de este fin de invierno.
La sorpresa y el misterio se apoderaron de decenas de vecinos que lograron observar el fenómeno en las localidades de Winifreda, Jacinto Arauz y Alpachiri en La Pampa, en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, en la rionegrina de Viedma, entre otras poblaciones de la región.

Lo cierto es que esa brillante bola de fuego que dejó una estela luminosa entre los arreboles del cielo sureño era un bólido, un meteoro de varias toneladas que se va desgastando por el roce con la atmósfera en su tremenda entrada al espacio terrestre.
En general, según explican astrónomos y meteorólogos, explota antes de llegar al suelo y puede generar un gran ruido.

Y, lo que más sorprendió a los habitantes del sur argentino que pudieron verlo fue el surco luminoso que dejó a su paso por la atmósfera, dado que tras la veloz entrada del bólido su estela permaneció varios segundos en el aire.
Por supuesto, que fueron muchos los que lograron filmar el fenómeno y subieron videos y capturas de fotos en las redes sociales acompañadas por sus experiencias personales.
Alguno de ellos, por ejemplo, comentaron que fueron sorprendidos por el meteoro mientras seguían de cerca una maratón. Al menos así lo contó un hombre que compartió sus fotos con el diario La Arena.

«Estábamos en la avenida Luro viendo una ultramaratón. En un momento vimos como un destello de bengala y quedó eso después», explicó el testigo.
Incluso, en algunas localidades fuentes policiales dijeron que algunas seccionales recibieron llamados telefónicos que querían reportar el extraño suceso.

«Alto miedo», comentaba una joven en una de sus filmaciones en las redes sociales. Otro hombre no hacía a tiempo entre su sorpresa, la grabación del video y las ganas de llamar a su hijo y empezó a los gritos para que el nene no se perdiera la experiencia.
Y las discusiones, sumadas a los comentarios analíticos sobre el suceso, derivaron en si los fogonazos de luz eran verdes, amarillos, si era fuego o si acaso era un mensaje aún a descifrar.