Desde su inauguración a mediados de la década de los 50, la Casa Curutchet se volvió un hito de la arquitectura moderna. Ubicada en la ciudad de La Plata, se trata de la única vivienda diseñada por el gran arquitecto modernista suizo, Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier, en toda América Latina.
La obra la encargó el médico cirujano Pedro Domingo Curutchet en 1948, se empezó a construir en el 49 y demoró más de cinco años en ser construida, pero apenas fue habitada por él y su familia durante siete años, cuando decidió mudarse a su antigua casa de Lobería.
Además, despierta devoción entre muchos estudiantes de arquitectura y algunos directores de cine que la eligieron para rodar sus películas, como El hombre de al lado (2009), dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat; y La obra secreta (2018), un documental con algo de ficción dirigido por Graciela Taquini.
Un paseo arquitectónico
Ya en la puerta de entrada, sobre la Calle 53, lo primero que llama la atención es la cantidad de transeúntes que detienen su marcha para sacar fotos o aguardan en la entrada para recorrerla. La Casa Curutchet también puede visitarse por dentro. Aunque no son visitas guiadas convencionales, donde luego de una breve introducción de los guías, los visitantes son invitados a recorrerla libremente y por su cuenta, subir y bajar por sus rampas y escaleras, asomarse a la terraza jardín, inspeccionar el área de servicios, y los distintos ambientes distribuidos magistralmente en cuatro pisos y en dos áreas bien diferenciadas: el lugar de trabajo del Dr. Curutchet y la vivienda familiar. “El juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz”, según definía Le Corbusier la arquitectura.
El ingreso se hace por una puerta sostenida por un pórtico de concreto, que sobresale en la fachada sin muro. En la vivienda moderna la planta baja se convierte en “planta libre” reservada al automóvil, mientras la casa está elevada sobre pilotes de hormigón.
En total, la casa ocupa alrededor 345 metros cuadrados para recorrer en forma vertical y horizontal, donde sorprenden las combinaciones de líneas y claroscuros, construidos sobre un terreno de 180 m². A diferencia del consultorio médico, que es más público, hacia el fondo se ingresa al espacio privado. Se trata del segundo volumen de un conjunto compuesto por dos “cajas” sucesivas, y permite recorrer la obra en forma dinámica.
Una casa con historia
A pesar de haber transcurrido tantos años desde su inauguración, todavía sorprende por su distinguida modernidad, entre pisos de cemento alisado, revestimientos de venecitas o el planteo de una terraza jardín, en pleno 1948.
Algunos de los planos originales todavía pueden apreciarse en la Casa Curutchet, otros se atesoran en Harvard. La mayor parte se conservan en el archivo Williams, sin duda, uno de sus más fervientes admiradores.
Fuente: La Nación.