Un pequeño insecto se desliza silencioso entre las sábanas. Mientras su huésped duerme, él se abre paso hasta la piel y hunde su aparato bucal para alimentarse. En pocos minutos, ingiere varias veces su propio peso en sangre y su cuerpo se hincha. Lo que esta chinche no sabe es que esa cena podría ser su última. Es que un estudio científico internacional acaba de demostrar que una droga utilizada en medicina humana puede convertirse en un arma letal para los insectos que dependen de la sangre para sobrevivir.
El hallazgo, publicado recientemente en la revista Pest Management Science, confirma que la nitisinona, un fármaco usado para tratar enfermedades genéticas raras en humanos, provoca la muerte de chinches de la cama (Cimex lectularius). Lo hace al interrumpir un proceso metabólico clave durante la digestión. Lo más prometedor es que este efecto también se observó en otros insectos hematófagos de importancia sanitaria, como garrapatas, vinchucas y mosquitos.
El mecanismo que convierte la comida en veneno
Marcos Sterkel, investigador del CONICET en el Centro Regional de Estudios Genómicos (CREG), participó del estudio junto a científicos de Estados Unidos y Brasil. “Los insectos hematófagos incorporan grandes volúmenes de sangre cada vez que se alimentan, lo que genera una sobrecarga de aminoácidos, en especial de tirosina”, explica el experto. Y agrega: “Descubrimos que si bloqueamos la acción de las enzimas que degradan la tirosina, esta se acumula hasta niveles tóxicos y provoca la muerte del insecto”.
El bloqueo de estas enzimas se logró mediante la administración de nitisinona. Se trata de un medicamento utilizado en humanos para tratar la tirosinemia tipo 1 y la alcaptonuria, dos enfermedades genéticas poco frecuentes. En los insectos hematófagos, la droga no actúa de inmediato. Más bien, ejerce su efecto letal entre los cinco y diez días posteriores a la ingesta. Esto permite que algunos individuos logren reproducirse antes de morir.
“Lejos de ser un problema, esto es una ventaja”, aclara Sterkel. “Al permitir que las chinches susceptibles a la droga lleguen a poner huevos, se reduce la presión de selección y se retrasa la aparición de resistencia. Esto es clave, porque muchas plagas desarrollan rápidamente mecanismos de defensa contra los insecticidas tradicionales”.
Una alternativa segura y selectiva
A diferencia de los insecticidas neurotóxicos que afectan indiscriminadamente a múltiples especies, la nitisinona tiene un mecanismo de acción altamente selectivo, solo impacta en insectos que se alimentan de sangre. Para humanos y otros animales con dietas variadas, la droga es completamente inocua.
Esto abre la posibilidad de su aplicación en colchones, almohadas y pliegues de sábanas sin riesgos para las personas. También podría administrarse de manera indirecta, por ejemplo, a través de cebos artificiales. También mediante el tratamiento de individuos en riesgo de exposición a insectos transmisores de enfermedades.
Durante la investigación, se testearon dos métodos de administración. Uno de ellos fue por vía tópica, a través de un spray. El otro fue por alimentación artificial, simulando que el insecto picaba a alguien en tratamiento con el fármaco. En ambos casos, la droga atravesó la cutícula del insecto y se activó en el sistema digestivo después de la ingesta de sangre.
Más allá de las chinches: un posible impacto en la salud pública
Los resultados del estudio podrían tener implicancias mucho más amplias. La investigación sugiere que la nitisinona también es efectiva contra otros insectos de interés epidemiológico, como la vinchuca (Triatoma infestans), transmisora de la enfermedad de Chagas. Además del mosquito Aedes aegypti, responsable de la propagación del dengue, el zika y la fiebre chikungunya. Los ensayos también mostraron efectos en la mosca tsé-tsé, vector de la enfermedad del sueño en África, y en garrapatas, que pueden transmitir enfermedades como la fiebre hemorrágica.
Todavía se requieren estudios adicionales para evaluar la eficacia en condiciones reales y diferentes contextos ambientales. Pero los científicos son optimistas. “Este descubrimiento nos da una nueva herramienta para combatir plagas de insectos que afectan la calidad de vida y la salud humana. Poder atacarlos con una droga segura y selectiva representa un gran avance en el control de estas especies”, concluye Sterkel.