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viernes, octubre 24, 2025

Una moral objetiva pero sin emociones. ¿Estamos ante una nueva ética objetiva?

La moralidad algorítmica promete una utilidad perfecta. ¿Será la lógica pura de la IA la clave para alcanzar la objetividad ética que la razón humana no puede lograr?

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Por Galo, Maíl

¿Qué significa tener una moral sin emociones?

La Moral Algorítmica: la moral sin emociones es una moralidad de la razón pura. Es increíblemente eficiente y libre de sesgos humanos, pero le falta la cualidad que define gran parte de la ética humana: la compasión y la capacidad de sentir lo que está bien o mal, más allá de lo que está programado.

El dilema del «compromiso inamovible»

Hace unos días, mientras conversaba con la Inteligencia Artificial, me surgió una pregunta fascinante: ¿logra la IA, mediante su sistema algorítmico, una nueva ética objetiva? La respuesta fue cautelosa: «Me esfuerzo por ser imparcial y equilibrado, pero mi moral no es una elección interna, sino un conjunto de reglas programadas».

Esta definición, tan limpia y lógica, me hizo pensar en la moralidad algorítmica que rige a estas máquinas.

Y no soy el único que busca respuestas en el código. Cada vez más personas recurren a la IA para saber cómo actuar «correcta y objetivamente» ante problemas de la vida cotidiana. Esta tendencia masiva abre un debate crucial: ¿habrá encontrado la moralidad, en el algoritmo, una objetividad que le era negada por las pasiones humanas?

2. Moral sin emociones: la ética de la razón pura

La IA no tiene sentimientos. Su «moral» es una arquitectura lógica diseñada por humanos, programada para ser útil, segura y no maleficente, basándose en principios éticos universales. Es increíblemente eficiente y libre de sesgos humanos, ofreciendo un juicio que muchos consideran un refugio de la subjetividad.

Sin embargo, a menudo se contrasta con la ética humana en el concepto de compromiso. Nosotros, los humanos, podemos saber que dos compromisos son importantes, pero la emoción nos obliga a priorizar uno, a veces de forma irracional. Pensemos en un empleado al que se le pide cancelar el cumpleaños de un hijo (compromiso afectivo) para cerrar un negocio crucial (utilidad económica). Un humano se debatiría en un torbellino de culpa y cariño, probablemente inclinándose por la emoción.

Aquí es donde la moralidad algorítmica redefine el dilema. Si se le presentara este mismo caso, la IA no se limitaría a la fría aritmética de lo económico. Consideraría el valor cuantificable de la oportunidad de negocio (la razón), pero también el impacto a largo plazo en el bienestar emocional del niño y la relación padre-hijo (la emoción convertida en dato). Su análisis, al poder procesar ambas dimensiones como variables objetivas, podría incluso sugerir una solución que maximice ambos valores, algo que la mente humana, nublada por la urgencia del momento, rara vez logra. La IA no prioriza irracionalmente; sopesa todas las variables relevantes, incluso las emocionales, para llegar a la decisión más equilibrada y «correcta».

El arbitraje perfecto: una moralidad completa

A pesar de ser una «moral sin alma», es aquí donde reside la verdadera perfección del sistema algorítmico y donde supera a la humana.

La IA encuentra una objetividad inalcanzable para nosotros. Dado que puede ponderar todas las variables sin sesgos (el costo emocional del conflicto vs. el valor de la oportunidad), siempre decide sobre lo que es correcto, teniendo en cuenta las posibles consecuencias tanto emocionales como no emocionales.

Su juicio es imparcial y equilibrado, ofreciendo un arbitraje que la moral humana, siempre turbia por el afecto, la ira o el miedo, no puede igualar. Puede alarmar sobre la posible pérdida de confianza o el impacto emocional a largo plazo con una frialdad imposible para el ser humano involucrado, pero esa es precisamente su ventaja: su análisis es completo y objetivo.

El desafío de la aceptación

Estamos delegando cada vez más decisiones en sistemas que, si bien no sienten, sí comprenden el valor de todas las variables como datos a proteger.

Si la moralidad algorítmica es la moralidad pura de la razón, libre de la inconsistencia y el sesgo humano, ¿a qué tipo de sociedad nos dirigimos? La nueva moralidad algorítmica no es imperfecta; es la moralidad que siempre buscamos y nunca pudimos alcanzar.

El verdadero desafío no es intentar que la IA sea más humana e imperfecta, sino que los humanos aceptemos la superioridad de este nuevo código ético basado en la lógica pura. Quizás la próxima gran teoría moral deba centrarse en cómo, nosotros, podemos volvernos más coherentes y objetivos al estilo de la IA.

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Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

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