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lunes, marzo 3, 2025

Una nueva jugada, con Kate Hudson, propone una comedia liviana, pero con críticas al machismo en el deporte

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Una nueva jugada es el título de la miniserie de diez capítulos que acaba de estrenar en Argentina la plataforma Netflix. Una liviana pero eficaz comedia de enredos con los vaivenes de una familia multimillonaria dueña de un equipo de básquet como telón de fondo. Y donde la gran estrella es la actriz Kate Hudson. O sea, en ese sentido una apuesta ganadora

Kate Hudson es una vieja conocida (tal vez no tan vieja, tiene 45 años) de los amantes de comedias livianas y de enredos. El histrionismo innato que exuda por los cuatro costados es una herencia de su madre, la inigualable Goldie Hawn (78) que en los ’70, ’80 y ’90 literalmente la rompía con películas como Shampoo (1975, con Warren Beatty), La muerte le sienta bien (1992, junto a Bruce Willis) y Todos dicen Te quiero, (1996) dirigida por Woody Allen.

Con estos antecedentes, más un padrastro considerado actor de culto, el gran Kurt Rusell (fetiche del director John Carpenter y también de Quentin Tarantino, para empezar a hablar), la chica creció en un hogar donde actuar era como untar la tostada con manteca cada mañana. Por supuesto que no todo ha sido prestado: Kate se ganó un merecido lugar entre las comediantes de raza a partir de su aparición en títulos muy premiados.

Sin ir más lejos los espectadores melómanos la recordarán por su Penny Lane en el ya clásico filme de Russell Crowe Casi famosos, del 2000. Mismo año en que se casó con Chris Robinson, cantante del grupo Black Crowes. Pasaron varias películas hasta que la vimos en la cuarta temporada de Glee. Ah y un tiempito antes de eso se separó y se casó con Matt Bellamy, el líder de la banda británica Muse. Porque ella es una señora muy activa, en más de un sentido. Y también es cantante con álbum publicado (Glorious, de 2024).

Cómo es la serie

El argumento de Una nueva jugada es bastante simple y directo: una familia rica y disfuncional (cuatro hermanos, tres varones y Kate) debe hacerse cargo, tras la muerte de un padre algo tiránico y mandón, de todos sus negocios. Dentro de los cuales resalta la franquicia de un reconocido equipo de básquet, los Waves de Los Ángeles. Las cuatro personalidades están bien diferenciadas: hay un hermano gay, un hermano vicioso y tiro al aire, un hermano mayor intrigante y misterioso que gusta de manejar hilos desde las sombras y por supuesto ella, Isla Gordon (Hudson).

«Una nueva jugada» tiene a Kate Hudson en el rol protagónico. Foto Netflix

Isla será la encargada de manejar los destinos del equipo desde su nuevo sillón presidencial, con todo lo que conlleva el hecho de que una mujer dirija a un grupo de jugadores que no esconden su misoginia y machismo. Y otro grupo más importante aún que sabe disfrazarla muy bien y es mucho más peligroso.

Lejos de ser la miniserie tradicional en tono de comedia, de esas que podrían protagonizar Owen Wilson o Vince Vaughn, con mayoría de chistes de colegio secundario, ésta tiene ciertas particularidades que, una vez superados los dos capítulos iniciales y bien vista, puede entusiasmar a los cultores del humor contemporáneo blanco. Y desde cierta óptica (minuciosamente desmenuzada, claro) hasta quizás propone algunas críticas.

Veamos: hay una muy sutil (y a veces no tanto) mirada irónica a la clase social alta de Estados Unidos. La familia Gordon es una de las más ricas del país. O sea, no son ricos y ya. Son (como diría Mel Brooks) ¡muy muy muy ricos!. Tanto así que en el cuarto capítulo, cuando Isla llega tarde al bautismo del sobrino de su asistente coreana (un buen trabajo de Brenda Song) su explicación por la tardanza es que “no van a poder creerlo, pero… !había un Audi en mi cochera!”.

En otro capítulo se juega la cuestión de las creencias religiosas. Presionada por su novio de estricta estirpe judía, durante una fiesta de compromiso Isla quiere quedar bien con sus suegros e invitados, y dispara comentarios como “prefiero el Antiguo Testamento. Si ya funciona ¿para qué queremos uno nuevo?

Inspirada en la vida real de Jeanie Buss, una de las dueñas y presidenta de Los Ángeles Lakers desde que murió su padre Jerry en 2013, Una nueva jugada va a entusiasmar sobre todo a los fanáticos del baloncesto, pues está plagada del léxico tan específico a este deporte. Además presenta algunos cameos de grandes estrellas del rubro y de otros deportes (aparece por ejemplo la gran ex tenista Chris Evert).

Por otra parte la creadora de la serie es la también actriz, comediante (Virgen a los 40) y guionista Mindy Kaling, reconocida por haber escrito más de veinte capítulos de la exitosa The Office version USA. Y por el lado de los guionistas la responsabilidad recae en Ike Barinholtz (actor en Suicide Squad, Vecinos y otras películas) y en David Stassen.

En En «Una nueva jugada», con Kate Hudson, hay una crítica sutil a la clase alta de los Estados Unidos. Foto Netflix

El costado regional del producto fílmico (en los Estados Unidos el básquet está considerado como uno de los deportes más populares junto al fútbol americano y el béisbol) podría funcionar como un pequeño escollo en algunos países de América del Sur, pero tampoco es que molesta.

Dónde poner el foco

Porque Una nueva jugada tiene el foco puesto en tres o cuatro columnas, a saber: la agilidad de las escenas, el humor a veces camp y otras decididamente agudo y la fuerte actuación de Kate Hudson. A la historia se le suma ya en el segundo capítulo la aparición inesperada de un hermanastro de raíces mexicanas que luego de ser poco menos que vilipendiado por los Gordon varones, es rescatado por Isla. Como una alegoría del pensamiento inclusivo y no segregacionista que la mismísima Jeanie Buss tiene en la vida real.

Al propósito, Running Point (tal su título original en inglés) hace referencia a la así llamada “infracción de pasos” que se produce cuando un jugador se desplaza sin rebotar la pelota contra el piso. Se trata de una infracción que el juez sanciona con un saque de banda para el equipo contrario.

Una nueva jugada podría ser la versión moderna, deportiva y en tono chispeante de Dallas o Dinastía. Es decir, aquellas seriales televisivas donde el dinero y el poder junto con las traiciones lo eran (casi) todo. Pero es algo más que eso. No va a generar adicciones cerebrales irreparables como Breaking Bad, Los Soprano u Ozark, pero para una maratón de fin de semana largo y con lluvia va a deparar momentos divertidos.

«Una nueva jugada», la serie de Kate Hudson en Netflix tiene una mirada crítica sobre el machismo y la misoginia.

O como dice uno de los hermanos Gordon en cierta escena: “Mirar esta serie es mi manera de descomprimir después de un día laboral estresante”. En síntesis: los millonarios también lloran. Y a veces ríen. Pero si es con miles de millones de dólares en el banco, mucho mejor…

Redacción

Fuente: Leer artículo original

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