Las inversiones en defensa aérea han tomado fuerza en América Latina, donde algunos países buscan reforzar su presencia estratégica. Sin embargo, uno en particular ha logrado destacarse por encima del resto, no solo a nivel regional, sino también en el escenario militar global. Su flota, su presupuesto y su posición en rankings internacionales confirman su nuevo estatus.
Brasil domina el poder aéreo en América Latina

El último informe de Global Firepower 2025 sitúa a Brasil como el país con la fuerza aérea más poderosa de América Latina. La Força Aérea Brasileira (FAB) cuenta con una flota total de 513 aviones y 191 helicópteros, superando por amplio margen a sus vecinos. Esta capacidad no solo respalda tareas militares, sino que también permite intervenciones humanitarias y operaciones estratégicas a gran escala.
La distribución de su flota incluye:
- 43 aviones de combate
- 25 aeronaves de misiones especiales
- 133 de entrenamiento
- 191 helicópteros para distintas funciones
Este poderío convierte a Brasil en una referencia regional con capacidad de respuesta inmediata y proyección internacional.
Gasto militar: Brasil también lidera en inversión

El dominio aéreo brasileño se complementa con una inversión constante. En 2025, Brasil destinó más de 26.157 millones de dólares al gasto militar, posicionándose como el país latinoamericano con el mayor presupuesto en defensa. Le siguen Paraguay, Colombia y México con cifras notablemente menores.
Este esfuerzo económico ha elevado a Brasil al puesto 11 del mundo en el índice de poder militar. Su puntuación lo ubica por encima de países como Alemania, Irán o España, y a la par de potencias consolidadas como Italia.
Un rol clave en el nuevo orden estratégico
La combinación de flota, presupuesto y posicionamiento internacional hace de Brasil un actor clave en la nueva geopolítica militar latinoamericana. Su evolución no solo responde a necesidades de defensa, sino también a su interés por desempeñar un papel protagónico en escenarios globales, donde su fuerza aérea se presenta como símbolo de ambición, soberanía y alcance estratégico.