Era casi un ritual. Escoltado por su hijo Álvaro, el escritor Mario Vargas Llosa dedicó los últimos meses del año pasado y los primeros de este a un singular peregrinaje: a paso lento, recorrió rincones señalados de su ciudad, Lima, en los que ubicó a los personajes de sus novelas inolvidables. Unas pocas fotos publicadas en redes sociales fueron dando cuenta de ese circuito que, hoy, tras la muerte del Premio Nobel de Literatura a los 89 años, cobran el color de una despedida.
Con profundo dolor, hacemos público que nuestro padre, Mario Vargas Llosa, ha fallecido hoy en Lima, rodeado de su familia y en paz. @morganavll pic.twitter.com/mkFEanxEjA
— Álvaro Vargas Llosa (@AlvaroVargasLl) April 14, 2025
Uno de esos puntos limeños fue una calle en la que sucede parte de una de sus novelas más célebres, La ciudad y los perros (1963): el jirón Huatica, renombrado como jirón Renovación, y situado en el distrito de La Victoria.
«Paseo (y sonrisa pícara) por el legendario barrio rojo de Lima, el antiguo Jirón Huatica en La Victoria, donde iban los rijosos cadetes de La ciudad y los perros. Hoy jirón Renovación y, tantas lunas después, ni rastro de aquellas batallas…«, escribió el hijo de Vargas Llosa en enero en referencia a lo ocurrido a los personajes de la obra en esta ubicación.

Una sonrisa
En la foto de ambos se observaba al escritor sonriendo y con un bastón posando en la misma calle en la que imaginó en esa novela a los jóvenes cadetes del Colegio Militar Leoncio Prado viviendo aventuras diversas en sus días de descanso.
En diciembre de 2024, su hijo ya había compartido otra foto de su padre en las puertas del propio Colegio Militar Leoncio Prado, en la provincia del Callao, junto a Lima, y que fue el escenario principal de la misma novela, la primera del autor.
«Paseo deportivo y reminiscente por La Perla», había anotado entonces Álvaro Vargas Llosa en el colegio donde estudió su padre y donde transcurre parte de La ciudad y los perros.
Y días antes, el 28 de noviembre, ambos habían vistado el local limeño en el que estaba instalado el bar La Catedral, que inspiró su célebre novela Conversación en La Catedral, publicada en 1969 y considerada una de las grandes novelas de la historia.

Un local cerrado y con historia
Aquella imagen mostraba al escritor, sosteniéndose en un bastón, frente al antiguo local, en la actualidad cerrado y abandonado.
«55 después, retorno al (ex) bar La Catedral, en busca de los fantasmas de Zavalita y el zambo Ambrosio», escribió el hijo del ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010 en referencia a los dos personajes de la novela.

El mensaje lo acompañó de una segunda foto en blanco y negro, tomada a un joven Vargas Llosa frente a La Catedral, cuando todavía estaba abierta, al lado de un niño que mira y sonríe a la cámara.
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