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viernes, junio 6, 2025

Unos 34.000 menores de edad fueron detenidos en Latinoamérica en 2024, según Unicef

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Fotografía de archivo de la policía recapturando a dos reclusos que intentaron fugarse en Ciudad de Guatemala (Guatemala). EFE/Esteban Biba

Ciudad de Panamá (EFE).- Alrededor de 34.000 menores de edad fueron detenidos en 2024 en América Latina y el Caribe, una de las regiones más golpeadas pero donde a su vez se ha reducido la cifra de niños y niñas privados de libertad desde 2018, según un informe de UNICEF compartido con EFE este miércoles.

«La mayoría de los niños, niñas y adolescentes son detenidos por delitos menores, como robar objetos de poco valor. Muchos de ellos son detenidos en la espera de juicio», dijo a EFE la asesora de Protección Infantil de UNICEF para América Latina y el Caribe, Kendra Gregson.

Gregson detalló que ese último grupo representa a la mayoría, y que «existen alternativas mucho más efectivas», ya que, si bien algunos son detenidos por delitos más graves, estos constituyen la minoría de los casos.

El informe de UNICEF «Niños privados de libertad en la administración de justicia» indica que 259.000 niños y niñas en todo el mundo estuvieron detenidos en 2024, de los cuales alrededor de 34.000 (13 %) se encuentran en América Latina y el Caribe.

Fotografía de archivo de menores privados de la libertad en el piso mientras autoridades controlan un incendio en el Centro de Adolescentes Infractores «Virgilio Guerrero», en Quito (Ecuador). EFE/José Jácome

Alternativas a la detención infantil

Latinoamérica es, además, la segunda región con mayor número de menores de edad, entre 5 y 17 años, detenidos, solo después de Norteamérica, según el informe.

El tiempo de detención «varía según el país», explica Gregson, ya que, por ejemplo, «en el caso de la prisión preventiva, también depende de la rapidez con la que se pueda avanzar en el proceso judicial».

«Lo importante es que la detención de un niño, niña o adolescente sea el último recurso, y por el menor tiempo posible, como lo sostiene la Convención sobre los Derechos del Niño (art. 37 ). Sabemos que la detención no funciona bien», recalca Gregson.

Por ello, «las alternativas a la detención y la justicia restaurativa, que sí castigan, desempeñan un papel importante en la enseñanza de mejores prácticas», señala la experta que apunta, además, que esas «alternativas a la detención, también reducen la reincidencia y conducen a lo que buscamos, ciudadanos que realmente contribuyan positivamente a la sociedad».

Gregson detalla que la detención de menores de edad es «sumamente perjudicial para su salud mental y física», según han demostrado varios estudios, pues «existe un alto riesgo de violencia en todas las situaciones de privación de libertad».

Cita un estudio de Naciones Unidas que revela que entre «las afecciones de salud complejas, y a menudo coexistentes, se incluyen trastornos mentales, depresión, disfunción cognitiva y dificultades de aprendizaje, infecciones virales de transmisión sexual y sanguínea, autolesiones y conductas suicidas».

Fotografía de archivo de agentes de policía deteniendo a un recluso que intentó huir de un centro correccional de menores en Ciudad de Guatemala (Guatemala). EFE/Esteban Biba

La cantidad de menores detenidos se reduce poco a poco

Pese a ello, las estimaciones de Unicef también apuntan que la cifra de menores detenidos ha bajado en los últimos años, pues ha pasado de 46.000 en 2018 a 34.000 en 2024 en América Latina y el Caribe, siendo una de las regiones que reporta mayor caída.

«Es excelente que, tanto en esta región como a nivel mundial, la detención esté disminuyendo. Sin embargo, nuestras tasas regionales pueden variar con el cambio en tan solo un par de países», señala la experta que resalta la importancia de «analizar la situación en cada país».

Gregson apunta que en ciertos países de la región se observa «una tendencia a reducir la edad mínima de responsabilidad penal y a aumentar la duración de la detención», si bien señala, «esto se percibe como una forma de reducir la delincuencia, no vemos una correlación entre ‘la mano dura’ y los delitos cometidos por niños, niñas o adolescentes».

Así aplaude que dicha «disminución puede ser leída también como buenas prácticas en la región que podemos compartir» y apunta que «curiosamente, durante la covid-19, muchos menores fueron liberados de la detención y se encontraban bajo un régimen de libertad condicional».

Detalla, inclusive, que «en algunos países se están introduciendo alternativas a la detención, donde el niño, niña o adolescente puede tener que realizar servicio comunitario durante un tiempo o alguna otra acción mientras reside en su hogar».

Redacción

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