Luego de más de 12 horas de debate, el Senado uruguayo aprobó por amplia mayoría el proyecto de ley “Muerte digna” que ya contaba con media sanción de Diputados. La iniciativa despenaliza la muerte asistida bajo ciertas condiciones.
Así Uruguay se sumó a una pequeña lista de países que permiten la muerte asistida en los que figuran Canadá, Holanda, Nueva Zelanda y España. En América Latina, Colombia y Ecuador despenalizaron la eutanasia a través de fallos judiciales, pero esta es la primera vez en la región que se aprueba mediante una ley.
La Cámara de Diputados había dictado media sanción en agosto y el Senado aprobó el miércoles la norma con 20 votos a favor de un total de 31 parlamentarios presentes.
La ley busca garantizar el derecho a «transcurrir dignamente el proceso de morir», mediante la despenalización de la eutanasia en los mayores de edad psíquicamente aptos que atraviesen la etapa terminal de enfermedades incurables e irreversibles, o que padezcan por ellas sufrimientos insoportables. Si el médico acepta la solicitud de asistencia para morir, deberá someter el caso a consideración de un segundo médico, que también tendrá acceso al historial clínico y mantendrá una consulta presencial con el solicitante. Si el segundo médico confirma la opinión del primero, el procedimiento podrá avanzar.
El paciente también deberá pasar por varias instancias previas antes de dejar su voluntad por escrito y frente a testigos, y puede arrepentirse en cualquier instancia del procedimiento.
El 62% de los uruguayos están a favor de legalizar la eutanasia y apenas un 24% la rechaza, según una encuesta presentada en mayo por la Consultora Cifra.
La iglesia Católica mostró «tristeza» ante la votación afirmativa en Diputados y la resistencia al proyecto traspasó los ámbitos religiosos. Más de una decena de organizaciones rechazaron la redacción del proyecto por «deficiente y peligrosa».