Uruguay quedó entre los tres países de América Latina con mayor grado de avances en la adopción de Inteligencia Artificial (IA) por tercer año consecutivo, y se consolida como pionero en la región.
El Centro Nacional de Inteligencia Artificial (Cenia) de Chile, junto con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), publicaron la tercera edición del Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA), un instrumento que mide de manera sistemática el nivel de preparación, adopción y gobernanza de la IA en 19 países de la región; y propone un panorama sobre aspectos fundamentales para que esta tecnología en auge se desarrolle al servicio de las personas.
En la publicación —que evalúa el desempeño de los países respecto de los distintos estadios de madurez para los ecosistemas locales de inteligencia artificial a partir de un puntaje entre 1 y 100, y una clasificación entre «pioneros», «adoptantes» y «exploradores»—, Uruguay quedó en tercer lugar, con 62,32 puntos. Por delante quedaron Chile, con 70,56 puntos y un indiscutido primer lugar; y Brasil, con 67,39 puntos.
De esta manera, los tres fueron los únicos en ser clasificados como «pioneros», la categoría que comienza a partir de los 60 puntos y refleja la posición de liderazgo de los países, en tanto supone un alto desempeño en todas las dimensiones del índice —Factores Habilitantes, Investigación, Desarrollo y Adopción, y Gobernanza—, así como un desarrollo importante en infraestructura, capacidad de cómputo, talento humano, investigación, innovación y gobernanza de IA, entre otros. En paralelo, destacan los esfuerzo en áreas clave tales como infraestructura tecnológica, desarrollo de talento especializado, productividad científica y capacidad de innovación.
El panorama regional en inteligencia artificial
A nivel regional, el informe da cuenta de un escenario heterogéneo: «mientras algunos países consolidan posiciones de liderazgo, otros avanzan de forma intermedia o permanecen en estadios iniciales», señaló.
«Esta diversidad revela el potencial de la IA como motor de desarrollo, pero también el riesgo de una fragmentación digital que reproduzca desigualdades históricas», advirtió el documento, un diagnóstico que fue también enfatizado por el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, quien añadió que, para que esta tecnología pueda cumplir su rol impulsor, «es indispensable articular las políticas de digitalización con las políticas de desarrollo productivo, incluyendo la digitalización productiva de sectores prioritarios».
En cuanto a los puntajes, mientras que Chile, Brasil y Uruguay se consolidan como pioneros, ocho países adoptantes —entre ellos Colombia, Argentina, Ecuador, Costa Rica y República Dominicana— se ubican en un nivel intermedio y reducen distancias con los líderes, gracias a mejoras en conectividad, talento y estrategias nacionales.
Más de un tercio de los Estados estudiados, por otra parte, se mantienen en la categoría de exploradores, con ecosistemas aún incipientes y capacidades limitadas. Lo que da cuenta de las brechas estructurales en talento —profundizada por la fuga acelerada de especialistas y la formación avanzada insuficiente en ciertos países—, inversión —América Latina y el Caribe recibe apenas el 1,12% de la inversión global en IA cuando representa el 6,6% del PIB mundial— y gobernanza —ante la falta de financiamiento, mecanismos de implementación y sistemas de evaluación de impacto, lo que reduce la efectividad de las políticas públicas en la materia.
Entre sus conclusiones principales, el ILIA destaca «importantes avances de la IA en la región, generando oportunidades para productividad, inclusión y sostenibilidad», y favorecidos por una independencia de matrices productivas sofisticadas que abre el juego a que países de distinto tamaño y estructura económica puedan beneficiarse.
«El desafío es articular políticas de digitalización con políticas de desarrollo productivo, de modo que la IA se traduzca en productividad, innovación y encadenamientos regionales, pero también en mayor inclusión social, sostenibilidad ambiental y fortalecimiento institucional. Cerrar las brechas de infraestructura, talento y gobernanza, considerando criterios de sostenibilidad y de equidad de género, así como potenciar la cooperación regional, serán claves para que la IA se convierta en un motor de transformación estructural», cerró el estudio.