El paracetamol es uno de los analgésicos más utilizados a nivel global debido a su eficacia y adquisición sin receta médica para aliviar la fiebre y los malestares corporales. No obstante, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, arremetió contra el fármaco y aseguró que, entre diversos riesgos, el uso del paracetamol durante el embarazo podría aumentar el autismo en los bebés.
Los dichos del primer mandatario fueron rápidamente desmentidos por comunidades científicas de Estados Unidos y de todo el mundo, incluida la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) que, mediante un documento, aclaró que no existen pruebas científicas sólidas que relacionen el analgésico con esa condición del neurodesarrollo.
En diálogo con Radio Universidad, Alejandro Andersson, médico especialista en neurología y director del Instituto de Neurología de Buenos Aires, consideró “polémicos” los dichos del presidente Trump. “Por un lado tenemos a la Secretaría de Salud de los Estados Unidos y las estadísticas de la Universidad de Harvard. Y por el otro, a la Organización Mundial de la Salud (OMS). En tanto, los pacientes y los médicos quedan en el medio, y nosotros somos quienes tenemos que dar las indicaciones”, explicó.


Paracetamol y autismo: qué dicen los estudios
Según Andersson, el paracetamol es el analgésico, antiinflamatorio y antipirético más consumido en el embarazo, principalmente porque el ibuprofeno se puede utilizar solo durante los primeros dos trimestres de la gestación. “Ocurre que existen estudios estadísticos que demostraron que mujeres embarazadas utilizaron el paracetamol porque, por ejemplo, tuvieron cuadros febriles. Y siempre en estos estudios hay un grupo en donde se incrementó el TEA”, indicó.
Sin embargo, aclaró que también están en juego “varias definiciones por debajo que involucran a toda una serie de patologías en donde se comprometen la capacidad de comunicación. “Pero en medio de eso, también puede haber problemas, no solo del lenguaje, sino problemas de coeficiente intelectual, motores, entre otros”, agregó.
De todas maneras, informó que “entre el 60 y el 80 por ciento de los casos el autismo se da por patología genética”, y que el porcentaje restante “es ambiental”. “Dentro de ese factor ambiental podemos tener un bebé que nazca con muy bajo peso y un montón de opciones más. Pero acá simplemente estamos pensando si el paracetamol puede ser un elemento más”, expresó.
En este sentido, señaló que hay muchos intereses en juego a la hora de determinar el causante de un diagnostico de TEA. “Yo en esto no puedo afirmar ni negar nada. Hay cuadros de autismos que son muy intensos con un déficit cognitivo muy importante que, quizás, nunca desarrollen el lenguaje oral ni el escrito. Y hay un grupo de esos pacientes que tienen problemas genéticos de los transportadores de ácido fólico. Esto no puede tener una definición sencilla. Es un tema complejo y en el medio de eso tenemos una guerra entre las autoridades de salud de los EEUU y la OMS”, cerró.