
Barcelona
Vecinos de un bloque de viviendas de la calle Reus, en el barrio de Sant Gervasi, están tratando de convencer al Ayuntamiento de Barcelona de que frene la apertura de un chiringuito muy cerca de sus viviendas, en los jardines del centro cívico de Vil·la Florida, tan próximo a sus pisos que temen que el ruido y los olores propios de estos establecimientos se cuelen por sus ventanas.
“Nosotros no estamos en contra que abran un bar para dar servicio al centro, entendemos que estos establecimientos fomentan la vida de barrio –aseguran los vecinos de este bloque de la calle Reus–. Pero no hace falta que lo abran tan cerca de nuestras ventanas ¿es de veras necesario que pongan un retrete portátil y una plancha a apenas siete metros de algunas de las viviendas de nuestro edificio? el centro cívico ya tuvo un bar, y tenía hasta terraza, pero estaba mucho más alejado”.
“Intentamos explicar al Ayuntamiento que hay otras ubicaciones, pero resultó muy frustrante”
Además, algunos de los vecinos del edificio colindante tampoco están conformes con la puesta en marcha del nuevo servicio. “Aquí mismo, en la zona –continúan–, hay otros emplazamientos disponibles que de ninguna manera generarían tantas molestias. Es una cuestión de voluntad política. Lo que ocurre es que relacionarse con el Ayuntamiento de Barcelona resulta muy farragoso y desalentador”.
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En realidad este asunto culebrea desde hace ya un par de años, cuando pusieron el chiringuito, pero la reciente instalación de una rampa de acceso para minusválidos en el lugar hizo sospechar a los vecinos afectados que todo se está precipitando. Además, prosiguen, uno de ellos ya encontró por internet la documentación de la adjudicación del negocio. De manera que algunos ya colgaron de sus ventanas y balcones las correspondientes pancartas, unas pancartas de imprenta tremendamente resistentes. La calidad de las pancartas de protesta siempre ilustra la verdadera implicación vecinal.
Y también a modo de protesta estos vecinos empapelaron las instalaciones del chiringuito en cuestión con un montón de pegatinas muy reivindicativas, también de imprenta. Pero al parecer vinieron y se las despegaron enseguida. Las pancartas, sin embargo, continuan colgadas, poniendo de manifiesto su malestar. En estos momentos estos vecinos están tratando de idear nuevas formas de protestar. Lamentan que los intentos de abrir un diálogo con el Ayuntamiento fueron siempre muy frustrantes.
“Es que no conseguimos que el distrito de Sarria Sant Gervasi nos haga ningún caso –prosiguen–. Llevamos un montón de tiempo con este asunto. Lo hemos intentado de varias maneras. En su momento hablamos con la anterior gerente del distrito, que no dijo que tomaba nota del asunto, que miraría cómo separar unos metros el chiringuito de la verja que separa Vil·la Florida de la calle Reus, de nuestras viviendas…”.
“Y también nos reunimos con el conseller técnico del distrito, que sí que nos dijo que no había nada que hacer, que no había otro emplazamiento viable. Luego la directora del servicio municipal de licencias nos remitió al Institut Municipal de Parcs i Jardins, pero cuando tratamos de hablar con su gerente no conseguimos ir más allá de su secretaria. También fuimos una vez al consejo de barrio para explicar nuestros motivos, pero la concejal responsable del distrito, Maria Eugenia Gay, tuvo que marcharse antes de que nos llegara el turno de palabra. Así que…”.