Desde la imagen que muestra al comisario inspector de la Bonaerense José Luis Segovia bajando las escaleras rumbo a los calabozos de Tribunales, la cabeza gacha, para prestar declaración por delitos de corrupción que le endilga la fiscalía general -por los que está preso desde mayo de 2024-, Mar del Plata ha tenido tres jefes de Policía.
No es el retrato de un hombre acorralado por la Justicia: es el reflejo de una institución con problemas que no son nuevos y cuya crisis ha sumido a Mar del Plata en la inseguridad.
Excepto Segovia, que permaneció tres años en el cargo, quienes lo sucedieron no terminaron de calentar la silla cuando tuvieron que irse. El último, el jefe actual, comisario mayor Edgardo Vulcano, asumió el lunes pasado y debutó de la peor manera: sus agentes equivocaron el blanco y mataron a tiros a un inocente, a Matías Paredes, un joven de 26 años que no tenía que ver con nada.
En medio hubo otros dos jefes: un superintendente regional de la Bonaerense, Miguel Ojeda, que estuvo a cargo de una intervención de la Jefatura Departamental que duró menos de 2 meses; y el comisario inspector Luis Senra, que estuvo poco más de siete meses, hasta el lunes pasado, cuando desde el Ministerio de Seguridad resolvieron eyectarlo del cargo.
Fue el mismo día que dos motochorros mataron al kiosquero Cristian Velázquez, que este martes hubiera cumplido 51 años, y fue asesinado de un disparo a la cabeza cuando intentó resistirse al décimo asalto. «No cumplió con las expectativas», confiaron desde el Ministerio de seguridad a medios locales, y Senra fue removido.
![Cristian Velázquez, el kiosquero asesinado en Mar del Plata. Foto Gentileza La Capital](https://www.clarin.com/img/2024/04/17/RfxEmh7Om_720x0__1.jpg)
El crimen del comerciante, filmado por sus propias cámaras de seguridad, fue el corolario de una larga de saga de delitos que «vienen en escalada», según reconocen las autoridades locales.
A Segovia lo acusan de haber liderado una asociación ilícita mixta conformada entre uniformados y delincuentes, una organización que -según el fiscal general adjunto Marcos Pagella- hacía «caja» con diferentes delitos, como el control de los arbolitos y la compra-venta de moneda extranjera, el armado de causas y la exigencia de dinero a delincuentes para asegurarles impunidad. El juez de Garantías Gastón De Marco consideró que había pruebas «suficientes y probables» para dictarle la prisión preventiva.
Pero en medio del escándalo del comisario Segovia, otra investigación judicial avanzaba y pocos días después, a mediados de julio pasado, terminaba por robustecer el desbarajuste existente en la Policía Bonaerense en Mar del Plata: fue preso también el jefe de la Delegación de Drogas Ilícitas, el área que se encarga justamente del narcomenudeo, uno de los problemas que atraviesan a la ciudad.
Ocurría que los jefes y el grupo de sus colaboradores más cercanos les quitaban a los policías parte de las horas Cores, extras que hacen los agentes y paga el ministerio. Además se quedaban con plata y drogas cuando iban a ejecutar órdenes de allanamiento. También les probaron que «plantaban sustancias ilegales» en registros domiciliarios en los que intervenían.
Con los crímenes de Matías Paredes, asesinado por policías de civil el jueves, y del comerciante Velázquez, suman ocho los homicidios en la ciudad desde mediados de diciembre. En ese escenario, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, estuvo aquí ese mismo jueves para anunciar la puesta en marcha de un plan de “acción inmediata en las zonas críticas” e “intervenciones focalizadas en los municipios con mayor incidencia de homicidios”. Enviarán fuerzas federales, en marzo; no se precisó el número.
![Matías Paredes, el joven asesinado en una persecución policial.](https://www.clarin.com/img/2025/02/06/0a0N3fuo2_720x0__1.jpg)
El intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, que acompañó a Bullrich en el anuncio, lleva adelante una fuerte política de orden público que profundizó con la llegada de la temporada de verano, compartiendo desde sus redes sociales videos en los que se muestran diferentes tareas de las fuerzas de seguridad municipales, los que desde hace diez días portan armas no letales; de momento, ningún agente las usó durante los operativos.
La pelea es con trapitos y limpiavidrios, y le ha valido un nivel de exposición inédito, así como cruces con la oposición (los que mantiene con el dirigente social Juan Grabois, casi un clásico) y denuncias penales.
“Antes de la temporada viene gente de otros lugares para generar caos y hacerse dueña de la calle, eso no lo voy a permitir. No solamente es un delito, sino que también está la situación de extorsión permanente en el espacio público. Así como en su momento fue el Marquesado, donde hubo tomas, está claro que hay muchas de estas cuestiones que son organizadas por algunos sectores de la política”, sostiene Montenegro.
Con lo de El Marquesado, un campo camino a Miramar, frente al mar, cedido al MTE de Grabois durante el gobierno de Alberto Fernández, mete a jugar a la política, y de allí la figura que utiliza para decir que a la ciudad «traen gente en camiones» para cometer delitos. Lo cierto es que un buen número de los identificados por los agentes municipales en distintas contravenciones no son de la ciudad y algunos de ellos tenían pedido de captura activos por delitos previos.
Como fuera, Mar del Plata atraviesa una situación «complicada» en materia de seguridad. Aumentaron los homicidios, los robos de autos y motos, hay bandas dedicadas al narcomenudeo consolidadas en los barrios que vuelven a resurgir aun después de cada intervención policial, robos y hurtos en comercios que se pueden ver todo el tiempo a partir de la difusión de videos públicos o privados, y vecinos hastiados.
![Marcha de vecinos en reclamo de seguridad, después del crimen del kiosquero Cristian Velázquez. Foto Diego Izquierdo](https://www.clarin.com/img/2025/02/08/3i_I_jlLD_720x0__1.jpg)
Luego de Segovia, Ojeda y Senra, el jefe de la Jefatura Departamental de Mar del Plata es el comisario mayor Edgardo Vulcano, que además es abogado. Aquí ya fue jefe de la Comisaría Primera, del Departamento de Asuntos Extranjeros, Migraciones y Culto, y de la Policía Comunal de General Alvarado, de donde fue desplazado en diciembre de 2021 para «facilitar la investigación» del asesinato de Luciano Olivera, un adolescente de 16 años baleado en el pecho por un agente de la Policía Bonaerense en Miramar.
Un caso similar marcó el inicio de su gestión como jefe en Mar del Plata, el asesinato a mano de policías (hay cinco detenidos) de Matías Paredes. El desafío que enfrenta es enorme, no solo debe restaurar la credibilidad de una institución corroída por la corrupción, sino también darle a Mar del Plata respuestas, y seguridad.
AS