Gustavo Alfaro habló en la previa del choque con Brasil, por la fecha 16 de las eliminatorias sudamericanas, de donde Paraguay puede salir con la clasificación al Mundial 2026 en el bolsillo.
Será un partido para definir mucho, pero sin perder la calma.
En este sentido, el entrenador albirrojo avizora el desafío mayúsculo -que representa el combinado pentacampeón del mundo- ante la ansiedad reinante en su plantel y la presión por acabar con los 15 años de sequía mundialista.
«Los jugadores hicieron un gasto muy grande (ante Uruguay), que ojalá no nos pase factura en el partido ante Brasil», arrancó en conferencia este domingo desde el CARDE de Ypané.
Alfaro considera que es «de esa clase de partido donde tenemos todo para ganar y nada para perder», porque «si nosotros ganamos y se llegan a dar los resultados, ¿qué habremos conseguido?, el sueño postergado por 15 años, fijate lo que hay detrás de 90 minutos«.
Al detalle: ¿Cómo puede Paraguay asegurar matemáticamente la clasificación en São Paulo?
«¿Si perdemos, qué pasa? Nada. Volvemos a intentar contra Ecuador cuando vengamos acá», retrucó.
Alfaro explicó que esta premisa es «un punto de partida para quitarte presión» a los albirrojos.
NECESIDAD
Para Alfaro, la cuestión es bien sencilla: hay que saber donde se está pisando, pero a sabiendas de la necesidad del rival. «Distinto es cuando vos tenés que jugar con la necesidad. El partido de Uruguay era un partido de necesidad, el partido de Chile era un partido de necesidad, por eso eran etapas que se jugaban distinto», explicó.
«Chile si ganaba se metía en la discusión de la pelea por la clasificación. Al perder con nosotros le seguían dando los partidos, pero el golpe que recibió Chile, esa noche, fue un golpe muy fuerte del que no se pudo recuperar. Para nosotros fue dar un paso más hacia el objetivo. El partido con Uruguay era lo mismo», agregó.
Alfaro insistió en entender la trascendencia de los puntos, pero considerar también las oportunidades. «Si nosotros nos quedamos con que ya conquistamos todo, que ya con los puntos que tenemos nos alcanza, no se si nos alcanza, que se yo; va a depender de los puntos que haga Venezuela. Ahí es donde nosotros tenemos que saber que es un partido donde tenemos todo que ganar y nada para perder».
«Se puede perder el partido, pero que eso no va a modificar las chances que el equipo tenga de seguir aspirando de llegar a una Copa del Mundo», sentenció.
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Gustavo Alfaro contó la forma en que motivó a los jugadores de la selección paraguaya para el crucial combo de junio.
El entrenador argentino esbozó alguno de sus secretos.
En este sentido, Alfaro plasmó un concepto clave para con sus dirigidos, en busca de arrancar todo el potencial posible. «El otro día la palabra que escribí grande en el pizzarón fue ‘memoria’, porque para el partido ante Uruguay teníamos que tener memoria por todas las batallas disputadas, por todas las cosas que habíamos pasado, por todo lo que habíamos vivido, en todas las fechas FIFA de acá en adelante y cómo fuimos sorteando obstáculos constantemente», arrancó en conferencia de prensa, este domingo desde Ypané.
«Veía que íbamos a Uruguay y nos decían que nos iban a ganar 3-0, que éramos el peor equipo de las Eliminatorias, que criticaban a Uruguay porque haber empatado con Paraguay», recordó.
Alfaro indicó que la cosa se complicó cuando se acercaba la cita con Brasil por «todo lo que significa eso» y «tener que ver esa cantidad de jugadores que tiraban dentro de la cancha». «Yo voy al banco de suplentes y tenía que marcar hasta al banco de suplentes por la jerarquía que tenían», alegó.
Lejos de intimidarse, la Albirroja hizo gala de corazón, por lo que el técnico valoró «esas capacidades increíbles desde el punto de vista individual chocaban con ese muro guaraní», que «se resistía a doblegarse y sacaron adelante un partido muy difícil».
«Cuando tuvimos que jugar con Venezuela y todo lo que significó desde todo lo que vivimos en el medio; o cuando tuvimos que jugar contra el campeón del mundo y a los 15 minutos empezar perdiendo, cuando el campeón del mundo siempre te impone condiciones. Cuando fuimos a Bolivia me acuerdo que yo les había dicho que nos iban a filmar el entrenamiento y filmaron el entrenamiento y decían: ‘miren la sonrisa de esos jugadores como se les va a desdibujar cuando vayan al Alto y les vamos a meter 4 goles’ y nosotros seguimos peleando. Y contra Chile, contra Colombia lo mismo y así sucesivamente. Entonces tener memoria es tener eso», zanjó por ese lado.
Por último, el entrenador hizo un llamado al más mínimo detalle. «¿Vieron cuantas lágrimas hubo de los jugadores al final del partido?, eso es todo lo que transustaba (transmutar) de su pasado, o eso era todo lo que transustaba de sus luchas internas», sentenció.
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Gustavo Alfaro, entrenador de la selección paraguayo, habló del proceso de construcción y cómo buscó convencer cuando había llegado a la Albirroja.
Reconoció que encontró un ambiente devastador, con demasiados hombres heridos y con poca gente creyendo en sí mismo.
«Una selección venía herida, con sinsabores, más cerca de los momentos desagradables. El dolor era el punto de partido, la cicatriz era el punto de partida. De cada fracaso que yo tuve en mi carrera, ese fue el punto de partido hacia éxito», comenzó diciendo.
Habló además de la palabra fracaso, que en su diccionario no existe si uno vuelve a intentar una y otra vez, sin dejarse vencer.
«Uno fracasa cuando traiciona a sus propias convicciones. Encontré en la base del dolor, el punto de partida. No sacarlos yo, ellos debían salir de ese lugar. Ahí está la capacidad de reconversión que uno hace de las derrotas, que uno hace de los sinsabores, porque yo digo fracaso es una palabra muy fuerte para nombrar», recalcó.
Recordó cuando llegó a Paraguay cómo fue su charla con los jugadores más experimentados: «Me decían: ‘Sí, profe, pero otra vez lo mismo», porque venían con lo de la Copa América».
Y la respuesta de Alfaro fue: «Muchachos, si pegamos 99 veces en el marco, vamos a pegarle una vez, de por ahí le pegamos al clavo. Entonces vamos a intentarlo, no vamos a morir en la previa», recordó como frase célebre.
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