El internacional belga Kevin De Bruyne, después de diez temporadas en Manchester City, se unió oficialmente este jueves al Napoli, vigente campeón de Italia, donde se reencontrará con su compatriota Romelu Lukaku.
«Bienvenido Kevin», publicó el presidente del club, Aurelio de Laurentiis, en su cuenta de X, acompañando el mensaje con una fotografía en la que da la mano al centrocampista de 33 años.
Según la prensa italiana, De Bruyne firmó un contrato de dos años acompañado de una opción para un tercero con el club que se llevó el último ‘Scudetto’, que se refuerza así de cara a su regreso a la Liga de Campeones, con uno de los volantes ofensivos más talentosos de la última década.
‘KDB’ jugó en el pasado en Genk, Werder Bremen, Chelsea y Wolfsburgo, antes de recalar en un Manchester City donde ha disputado 421 partidos, entre todas las competiciones, y ha firmado 108 tantos desde su llegada en 2015.
A las órdenes de Pep Guardiola vivió años de esplendor, en los que ganó sobre todo seis ediciones de la Premier League inglesa y una de la Liga de Campeones europea, la de 2023.
En las últimas temporadas, De Bruyne había pasado a un segundo plano, frenado por distintas lesiones.
La pasada temporada solo jugó 15 partidos ligueros como titular y City sorprendió anunciando que no iba a renovar el contrato del jugador, que no esperaba ese desenlace.
En Napoli, De Bruyne (111 veces internacional con su país y autor allí de 31 goles) compartirá vestuario con Romelu Lukaku, otra figura belga. Su asociación promete ser una de las más atractivas de la próxima temporada de la Serie A.
Con Antonio Conte en el banquillo, Nápoles ha tenido una temporada exitosa, coronada con el cuarto título de campeón de Italia de su historia, con un punto de ventaja sobre Inter de Milán, que perdió así la corona conseguida un año antes.
Conte llegó a amagar con irse de Nápoles para firmar por Juventus, club en el que desarrolló la mayor parte de su carrera y donde fue también entrenador, pero dio marcha atrás, convencido por el discurso ambicioso del propietario-presidente del club, Aurelio De Laurentiis.
Su llegada se suma a otra ya confirmada, la del joven defensa italiano Luca Marianucci, de 20 años y procedente de Empoli.
Napoli espera también cerrar en breve el fichaje del internacional estadounidense dl AC Milan Yunus Musah.
Roma, Italia. AFP.
Como era de esperarse, en el Congreso Ordinario de la Conmebol en la ciudad de Luque, fue reelecto como presidente de la Confederación, Alejandro Domínguez.
Las 10 Asociaciones miembro, por unanimidad de votos, eligieron al paraguayo que tendrá así su cuarto mandato (desde el 2027).
De esta manera, su nuevo mandato recién comenzará en el 2027 y se extenderá hasta el año 2031, luego del Mundial 2030 que tendrá a Paraguay en el ojo del mundo.
El titular de la Conmebol se mostró muy emocionado por seguir en el cargo más importante del fútbol sudamericano y se acordó de su club, el Olimpia.
«Gracias a ustedes, dirigentes del fútbol paraguayo, por su confianza, gracias a mi club, el Club Olimpia, donde inicié mi carrera deportiva. Este año cumplo 29 años de dirigencia ininterrumpida» expresó.
Domínguez asumió la Confederación en el 2016 y completará un total de 14 años en el 2031.
🗣️ El Presidente @agdws tras su reelección por unanimidad en el Congreso 81° de la CONMEBOL.
🗣️ O Presidente Alejandro Domínguez após sua reeleição por unanimidade no 81º Congresso da CONMEBOL.#CongresoCONMEBOL | #CreeEnGrande | #AcrediteSempre pic.twitter.com/FOAgfbv3nd
— CONMEBOL.com (@CONMEBOL) June 12, 2025
En un fútbol global dominado por clubes europeos multimillonarios, los equipos sudamericanos parecen destinados a un papel secundario en el Mundial de Clubes. ¿Será esta renovada competencia de la FIFA una oportunidad para que Sudamérica demuestre que puede competir al más alto nivel?
Durante décadas, la Copa Intercontinental de Clubes fue el escenario donde los grandes equipos de Sudamérica exhibían su talento ante sus pares de Europa y luchaban por el reconocimiento mundial.
Entre 1960 y 2004, clubes como Boca Juniors, Independiente, Peñarol, y Sao Paulo, entre otros, lograron imponerse ante gigantes europeos, dejando gestas imborrables.
Aquel torneo simbolizaba la capacidad sudamericana para competir al máximo nivel pese a las limitaciones económicas históricas del continente. Pero con la creación del Mundial de Clubes por parte de la FIFA en el 2000, y su formato ampliado a todas las confederaciones, la hegemonía europea no tardó en consolidarse.
Aún así, Sao Paulo (2005), Internacional de Porto Alegre (2006) y Corinthians (2012), último vencedor no europeo del otrora Mundialito, lograron títulos que mantuvieron viva la ilusión continental, aunque con una brecha económica cada vez más profunda.
Incluso desde Europa se reconoce esta disparidad. En declaraciones recientes a la FIFA, Luis Enrique, técnico del PSG, flamante campeón de la Champions, admitió que los cuadros europeos parten como principales candidatos para ganar el Mundial de Clubes.
«No tengo ninguna duda que si los jugadores sudamericanos estuvieran en Brasil, en Argentina, en Uruguay, tendrían más posibilidades los equipos americanos, sudamericanos, centroamericanos, incluso los africanos también», apuntó.
«Pero es evidente que los equipos europeos jugamos con ventaja en ese sentido, porque tenemos lo mejor de Europa, pero también lo mejor de África, de América, de Asia».
Sus palabras confirman una realidad innegable: la concentración del talento mundial en Europa desequilibra la competencia desde el arranque.
– Chequeras jugosas versus talento y pasión –
El fútbol mundial está dominado hoy por clubes europeos con planteles valorados en miles de millones de euros.
El Real Madrid, por ejemplo, lidera la lista de los más valiosos, con una plantilla estimada en 1.500 millones de dólares, según Transfermarkt. En contraste, Palmeiras, el club más caro de Sudamérica, no supera los 290 millones.
Flamengo y River Plate rondan los 255 y 240 millones respectivamente, mientras que Boca Juniors se sitúa en torno a los 100.
Esta brecha financiera impacta directamente en infraestructura, capacidad de contratación y poder comercial. Mientras Europa invierte en fichajes millonarios y salarios astronómicos, Sudamérica depende del talento local y de gestiones inteligentes.
Sin embargo, la pasión, la tradición y la calidad futbolística siguen siendo activos que mantienen viva la llama del fútbol sudamericano.
– Una vitrina para mostrarse –
El Mundial de Clubes de 2025 presentará un formato inédito, con 32 equipos y una fase de grupos que garantizan mayor exposición y oportunidades para todos los participantes.
Para los clubes sudamericanos, esto significa una plataforma ideal para mostrarse a nivel internacional y atraer nuevas audiencias, patrocinadores e inversores.
Además, el torneo se disputará en Estados Unidos, un mercado estratégico y coorganizador del Mundial de 2026, lo que potencia su visibilidad global.
El exfutbolista argentino Juan Pablo Sorín, ahora comentarista de televisión en su país y en Brasil, destacó justamente ese carácter especial.
«El Mundial de Clubes es una posibilidad preciosa para los sudamericanos, pero también para equipos de continentes que quizás no tendrían nunca la chance de jugar contra campeones de los continentes más potentes, no solo a nivel económico, sino a nivel futbolístico, deportivo».
Más allá de los resultados, lo que está en juego es también la identidad del fútbol sudamericano.
En un pasado reciente, equipos como Vélez Sarsfield, Sao Paulo, Boca Juniors o River Plate supieron plantarse ante los gigantes europeos. Esa mística hoy parece amenazada por la brecha económica, pero no ha desaparecido.
Marcelo Gallardo, el técnico más exitoso en la historia de River con 14 títulos —incluidas dos Copas Libertadores—, lo resume así: «Formar parte de un torneo de semejante jerarquía en su nacimiento, con equipos de todo el mundo compitiendo en un mismo lugar, me genera una gran expectativa», dijo el Muñeco a la FIFA.
«No solamente por lo que significa, sino también trasladado al sentimiento de un pueblo futbolero como el nuestro, que podamos tener la posibilidad de medirnos con los grandes clubes del mundo, tiene un condimento muy muy especial para todos nosotros», aseguró.