La justicia argentina liberó el viernes a más de un centenar de chilenos detenidos tras los violentos enfrentamientos con hinchas argentinos durante un partido de fútbol de la Copa Sudamericana el pasado miércoles.
Hinchas de Independiente y Universidad de Chile se atacaron con cuchillos, palos, y granadas de estruendo dentro del estadio, en una batalla campal que dejó 19 heridos, dos de los cuales siguen en estado grave.
De acuerdo al escrito judicial al que tuvo acceso AFP, la orden de liberación fue emitida a la medianoche del jueves y comprende a los 104 chilenos arrestados.
Estos podrán regresar de inmediato a su país, según indicó una fuente del consulado chileno en Buenos Aires.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, que envió a su ministro de Interior a Buenos Aires para supervisar el caso, también confirmó la liberación de los chilenos a través de X.
«Seguiremos trabajando por erradicar la violencia en los estadios y a la vez defendiendo los derechos de nuestros compatriotas», agregó.
El feroz enfrentamiento se produjo durante el partido de octavos de final de la Sudamericana entre el local Independiente y la Universidad de Chile, que se celebraba en Avellaneda, sur de Buenos Aires, y fue cancelado al minuto 48.
La Conmebol dijo que elevará los informes a la Comisión Disciplinaria para eventuales sanciones.
El ministro de Interior chileno, Álvaro Elizalde, visitó el viernes a los heridos que aún siguen internados en el Hospital Fiorito de Avellaneda.
Uno de ellos, cuyo cuadro es el más comprometido, es un chileno que sufrió un grave traumatismo de cráneo tras arrojarse al vacío desde la tribuna cuando se vio acorralado por hinchas de Independiente.
Un techo amortiguó su caída y lo salvó de morir, según una autoridad chilena.
Los policías «nos dejaron abandonados, de hecho ellos mismos abrieron las puertas para que la barra de Independiente se metiera al túnel, para que llegara a golpearnos», dijo Tomás González, un aficionado chileno, al regresar a Santiago.
El estadio de Independiente fue cerrado para toda actividad hasta que se concluyan las pericias que ordenó la justicia.
«El fiscal pidió la clausura (del estadio) porque hay manchas hepáticas (sangre) en las tribunas y faltan hacerse pericias», informó este viernes el ministro de Seguridad de Buenos Aires, Javier Alonso, a Radio10.
Las tribunas donde ocurrieron los hechos muestran restos de proyectiles, piedras, butacas arrancadas, hierros, restos de mampostería que fueron arrancados de los baños donde incluso se quitaron inodoros para arrojarlos, muestras de la ferocidad de la pelea.
«Ayer (jueves) hubo un trabajo muy importante de identificación. Hay unas veinte causas judiciales», dijo el funcionario sin brindar mayores detalles.
«Hay gente que tiene que rendir cuentas porque hay una empresa de seguridad que tenía que estar y no estuvo. Al coordinador de la Conmebol se le avisó tres veces que había que suspender el partido y no quiso», acusó el ministro.
El presidente Boric denunció el «inaceptable linchamiento de chilenos» y escribió en X: «Vamos a proteger los derechos de nuestros ciudadanos sin perjuicio de las responsabilidades que pueda establecer la justicia».
– «Sanciones ejemplificadoras» –
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, exigió «sanciones ejemplificadoras» para castigar los hechos de violencia que ensombrecen al fútbol sudamericano.
El caos inició cuando seguidores del equipo chileno arrojaron palos, botellas, butacas y hasta inodoros desde la tribuna popular superior, donde estaban instalados, a la parte inferior, en la que se encontraban hinchas de Independiente, constató un periodista de la AFP.
«Sacaban los artefactos del baño y los arrojaban a la tribuna, una violencia inusitada», acusó Néstor Grindetti, presidente del club argentino.
El ministro de Seguridad de Buenos Aires apuntó la responsabilidad hacia la organización del partido, denunció que se «incumplieron protocolos» y que la seguridad privada no actuó de inmediato ante los primeros incidentes.
El club Independiente se desmarcó de las acusaciones sobre fallas organizativas, a las que también aludió Boric, y afirmó que dispuso «un operativo que cumplía en todo con la norma vigente».
Los incidentes ocurrieron cuando el partido iba 1-1.
En la ida los chilenos habían ganado 1-0.
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Argentina y Chile evaluaban responsabilidades el jueves tras los violentos enfrentamientos entre hinchas que se atacaron con cuchillos, palos y granadas de estruendo en un partido de fútbol en Buenos Aires, que dejaron un centenar de detenidos y 19 heridos, tres de ellos de gravedad.
Los fanáticos chilenos lanzaron al menos una bomba de estruendo a un palco y los aficionados de Independiente, en la grada lateral, respondieron devolviendo proyectiles y acorralando a sus adversarios en medio de una explosión de violencia.
Los embates en este partido de octavos de final de la Copa Sudamericana entre el local Independiente y la Universidad de Chile, que se celebraba la noche del miércoles en Avellaneda, sur de Buenos Aires, y fue cancelado al minuto 48, trascendieron el mundo de la pelota.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, denunció el «inaceptable linchamiento de chilenos» y escribió en X: «Vamos a proteger los derechos de nuestros ciudadanos sin perjuicio de las responsabilidades que pueda establecer la justicia».
El ministro del Interior chileno, Álvaro Elizalde, arribó a Buenos Aires por orden de su mandatario para acompañar a los heridos -algunos de arma blanca, según testigos- y supervisar el trato a los detenidos.
– «Parecían perros salvajes» –
Unos 19 chilenos fueron hospitalizados, tres de ellos de gravedad, y 98 permanecían detenidos la noche del jueves, dijo a periodistas la cónsul general de Chile en Buenos Aires, Andrea Concha Herrera, que detalló que comenzarán a dar declaraciones el viernes.
Sobre los lesionados, precisó que «están mejorando» pero que «después se definirá si pasan en calidad de detenidos o son liberados».
Uno de los heridos con traumatismo de cráneo se arrojó al vacío desde la tribuna cuando fue acorralado por hinchas locales.
«No hay muertos de milagro», aseguró Michael Clark, presidente de la U. de Chile, tras visitar a los hospitalizados.
Facundo Manent, un hincha de Independiente de 29 años, dijo a la AFP que lo sucedido fue «muy lamentable».
«Desde que comenzó el partido la parcialidad chilena estuvo tirando todo lo que te imagines, piedras, butacas, orina, caca… No hubo vallado», añadió, al lamentar que la policía demoró casi una hora en actuar en el Estadio Libertadores de América.
A su regreso el jueves a Santiago, Ignacio Leighton, hincha chileno de 35 años, consideró que la policía fue en parte responsable de lo ocurrido, pero remarcó la violencia de los fanáticos argentinos.
«Parecían perros salvajes de verdad», señaló.
– Sanciones severas –
A las puertas de una de las comisarías en la que está alojada la mayoría de los chilenos arrestados, familiares y amigos esperaban novedades.
«No saben organizar un partido de esta convocatoria, se sabe que se lanzan cosas de lado a lado», dijo el chileno Víctor Cepeda a la AFP, mientras aguardaba frente a la sede policial por dos amigos detenidos con los que viajó desde Santiago para asistir al partido.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, exigió «sanciones ejemplificadoras» y la Conmebol prometió que actuará «con la mayor firmeza».
Pero primero deberá «recopilar la información de los hechos ocurridos dentro y fuera del estadio», dijo a la AFP una fuente del organismo del fútbol sudamericano bajo reserva.
El caos inició cuando seguidores del equipo chileno arrojaron palos, botellas, butacas y hasta inodoros desde la tribuna popular superior, donde estaban instalados, a la parte inferior, en la que se encontraban hinchas de Independiente, constató un periodista de la AFP.
«Sacaban los artefactos del baño y los arrojaban a la tribuna, una violencia inusitada», acusó Néstor Grindetti, presidente del club argentino.
– «Inacción policial» –
Independiente se desmarcó de las acusaciones sobre fallas en la organización, lanzadas por varias voces, incluso Boric, al asegurar que había implementado «un operativo que cumplía en todo con la normativa vigente».
«Sin embargo, no alcanzó para contener la desmedida violencia desplegada anoche por quienes, lejos de los valores que deben primar en el deporte, eligieron la agresión», sostuvo en un comunicado.
El viceministro de Interior argentino,Lisandro Catalán, escribió en X tras recibir al ministro chileno que el gobierno nacional dispuso la «identificación de los responsables, los pedidos de expulsión y la aplicación del derecho de admisión de por vida en los estadios de Argentina».
Pero delegó responsabilidades en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, la cual a su vez acusó a la Conmebol de dilatar la suspensión del partido.
«Tampoco puede volver a suceder que haya inacción policial», dijo de su lado Patricia Bullrich, ministra de Seguridad Nacional.
Los incidentes ocurrieron cuando el partido iba 1-1. El árbitro suspendió el juego, cancelado posteriormente, en el arranque de la segunda parte. En la ida los chilenos habían ganado 1-0.
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«Nos dejaron abandonados, a la deriva». Aún impactados por la noche de terror que vivieron en Buenos Aires, los hinchas chilenos de la U culpan a la policía argentina de haber atizado el caos que comenzó en las gradas del Estadio Libertadores de América.
El partido del miércoles entre Independiente de Avellaneda y Universidad de Chile por octavos de final de la Copa Sudamérica se transformó en un duelo a muerte entre barras.
Todo comenzó cuando un grupo de chilenos arrojó palos, botellas y butacas, desde las tribunas, a la parte inferior donde había seguidores de Independiente, según un periodista de la AFP en el lugar.
Se desató entonces una feroz pelea en las tribunas. Semidesnudos, hinchas corrían despavoridos por las gradas. Puños y palos, a diestra y siniestra.
Las imágenes virales de un rostro ensangrentado o de un aficionado lanzándose al vacío para evitar que lo lincharan dejaron constancia de la barbarie. Un techo amortiguó su caída y lo salvó de morir, según una autoridad chilena.
Tomás González no solo culpa a las barras. Los policías «nos dejaron abandonados, de hecho ellos mismos abrieron las puertas para que la barra de Independiente se metiera al túnel, para que llegara a golpearnos».
A su regreso a Santiago el jueves, el hombre de unos 30 años aseguró que después de lograr escapar del estadio, convertido en un campo de batalla, la fuerza pública empezó a golpearlos: «La gente que ya iba ensangrentada, (…) la policía los pescaba y los tomaba detenidos».
«Fue algo desesperante y terrible», remarcó.
Es el saldo de uno de los choques entre aficionados más violentos de los últimos tiempos: 19 heridos, tres de gravedad, y más de 100 detenidos, según autoridades.
– «A la deriva» –
Ignacio Leighton, un aficionado de 35 años quien regresó en el mismo vuelo que Tomás, con una bufanda de la U anudada al cuello, cree que la policía fue en parte responsable de lo ocurrido.
«La policía en Argentina simplemente no existe. No actúa ante situaciones evidentes de maltrato», afirmó en el aeropuerto de Santiago.
Según él, por suerte se salvó de que las barras de Independiente rompieran la reja y se les «abalanzaran» dentro del estadio.
«El ingreso, la verdad fue un caos también. La policía echaban los caballos, te pegaban palos», aseguró Leighton.
Aficionados fueron presas de los argentinos cuando quisieron regresar a recuperar lienzos de la U y tambores.
«Fue un verdadero linchamiento lo que ocurrió allá. Muchos muchachos volvieron a buscar lienzos; volvieron a buscar bombos. Y ahí es donde quedó el caos. Ahí es donde lamentablemente estos parecían perros salvajes de verdad, los hinchas de Independiente», sostuvo.
También Rodrigo León critica la inacción de la policía argentina.
«Lo peor de todo es que lo que se muestra es lo que pasó adentro (…) Lo terrible pasó afuera, donde la policía hizo la vista gorda, donde la policía dejó pasar todo. (…) Ayer nos dejaron a la deriva», resumió.
Santiago, Chile. AFP.