El pivot francés Victor Wembanyama ha recibido autorización médica para regresar a los San Antonio Spurs tras su baja en febrero pasado por una trombosis venosa profunda en el hombro derecho, informaron diversos medios de prensa.
‘Wemby’, de 21 años, declaró a L’Equipe: «Tengo autorización oficial para volver» en un artículo publicado el lunes, al tiempo que ESPN y MySA.com confirmaron que los Spurs han dado luz verde al regreso del centro para la próxima temporada.
Wembanyama fue nombrado Novato del Año en la NBA en 2024 y elegido para participar del Juego de las Estrellas en febrero, pero su temporada se acabó el 20 de febrero cuando el equipo lo descartó tras el diagnóstico de la lesión en el hombro.
El pívot de 2,21 m de estatura, promedió 24,3 puntos, 11 rebotes, 3,7 asistencias, 3,8 tapones y 1,1 robos por partido en 46 encuentros con los Spurs la temporada pasada.
La NBA esperaba su regreso para el inicio de la pretemporada de los Spurs a finales de septiembre, pero su recuperación se produjo mucho antes de lo previsto.
Wembanyama estuvo en Las Vegas los últimos días viendo a las nuevas promesas de los Spurs jugar en la Liga de Verano de la NBA.
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El italiano Jannik Sinner, que ganó el domingo su primer título de Wimbledon y su cuarto Grand Slam, es definido y alabado por sus rivales como un tenista humilde y disciplinado.
«Sé que el talento no es suficiente. La disciplina y la constancia son lo que realmente marcan la diferencia», afirmó una vez Sinner, que cumplirá 24 años en agosto y que ya ha ganado dos veces el Abierto de Australia y una el US Open y Wimbledon.
El pasado mes de junio se le escapó por poco el título parisino de Roland Garros, al perder una final épica en cinco sets contra el español Carlos Alcaraz, de quien se tomó la revancha el domingo en la final de Wimbledon.
«Es impresionante cómo mantiene la humildad y la serenidad, a pesar de la presión y las expectativas que hay sobre él», afirmó sobre Sinner el serbio Novak Djokovic, a quien el italiano derrotó en semifinales de la presente edición de Wimbledon.
– Esquiador en su niñez –
Y es que, este hijo de un cocinero y una camarera, originario de la región de habla alemana del Alto Adigio (noreste de Italia), repite en sus entrevistas que su vida es la misma tras convertirse en estrella del tenis.
«El éxito no me ha cambiado, soy un tipo normal», afirma.
Sus padres trabajaban en un resort de esquí, por lo que sigue fiel a su afición al deporte de la nieve, que cultivó desde niño.
Entre los 8 y 12 años, fue uno de los mejores esquiadores juveniles de Italia, pero poco después, aconsejado por su padre, tomó la decisión de centrarse en el tenis.
A los trece años se mudó solo a Bordighera, en la costa mediterránea, para entrenar en el Centro Piatti Tennis Team, dirigido por Riccardo Piatti.
«Era muy flaco, muy tímido, pero se le notaba una mentalidad diferente. Escuchaba, observaba y quería mejorar cada día», dijo una vez Piatti sobre Sinner.
Al principio no destacaba técnicamente, pero su ética de trabajo, frialdad y capacidad para aprender marcaron la diferencia.
«No me considero especial. Solo sé lo que quiero y trabajo para conseguirlo», ha dicho Sinner.
Su carrera y su reputación sufrieron un tropiezo inesperado, tras un control positivo antidopaje por una sustancia prohibida llamada clostebol, un esteroide anabólico, en marzo de 2024.
Sinner y su equipo proclamaron la inocencia del tenista, señalando que el clostebol ingresó en su organismo debido a que su fisioterapeuta, Giacomo Naldi, se aplicó un spray de venta libre llamado Trofodermin, que contiene clostebol, para tratarse un corte en su dedo.
Según la explicación del entorno del tenista, Naldi realizó después masajes a Sinner sin usar guantes, lo que provocó la transferencia de la sustancia a la piel del jugador.
El caso generó controversia y Sinner terminó meses después un pacto con las autoridades antidopaje de tres meses de suspensión, lo que le tuvo fuera del circuito ATP este año desde su título en Australia hasta su reaparición a principios de mayo en Roma.
– Ser como Federer –
El incidente no ha cambiado por lo general la impresión positiva que tienen de él sus compañeros de profesión.
«Siempre es un rival duro en la cancha y un ejemplo de profesionalismo fuera de ella. Admiro cómo maneja la presión y su constancia para mejorar cada día», lo elogió una vez Carlos Alcaraz.
Otro español, el ya extenista Rafa Nadal, tampoco ha dudado en alabarlo.
«Tiene una madurez sorprendente para su edad. Lo importante es que sigue trabajando duro y aprendiendo. Eso es lo que marcará la diferencia a largo plazo», señaló una vez.
Sinner conserva sus pasiones de juventud, practicando esquí en su tiempo libre, y es un hincha declarado del Milan en fútbol.
«Voy a la pista preguntándome qué puedo hacer para mejorar. Gimnasio, mente, dormir, comer bien, son pequeños detalles que marcan», afirma.
Pero su humildad no le impide tener ambiciones.
«Mi sueño es convertirme en el número 1 del mundo. Me gustaría ser un jugador más completo, como Roger Federer», ha dicho.
Aunque su meta es clara. «Mi mayor objetivo es mejorar como jugador y como persona. Quiero dar el 100 % cada día», repite.
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El tenista español Carlos Alcaraz, que perdió la final de Wimbledon, en Londres ante el italiano Jannik Sinner, en cuatro sets, reconoció que ante el buen juego de su rival «hubo momentos en que no sabía qué hacer».
Alcaraz, que no pudo lograr su tercer título consecutivo en Wimbledon, cayó ayer en poco más de tres horas, por 4-6, 6-4, 6-4 y 6-4, ante el número uno mundial, que se hizo con su primer título en Londres.
«Perder una final de un Grand Slam siempre es jodido, siempre es complicado de aceptar, pero estamos en una posición y hemos aprendido a aceptar las cosas tal y como vienen y siempre sacar lo positivo», afirmó el español, que llevaba 24 partidos sin perder, conquistando durante esa racha los títulos de Roma, Roland Garros y Queen’s.
«Obviamente llevamos un temporadón, una cosa no quita la otra», añadió Alcaraz.
Sinner, que cumplirá 24 años en agosto, se tomó la revancha ante Alcaraz, de 22, tras el triunfo del español en junio en cinco sets en la final de Roland Garros.
«En el partido de hoy ha habido diferentes momentos. Unos buenos, en los que me sentía perfecto, y otros los que no sabía qué hacer», dijo el español.
En la parte final del partido, Alcaraz gritó con frustración que Sinner era mejor.
«Quería decir que él estaba siendo mejor, no me refería a que era mejor que yo en general, pero que en ese momento estaba jugando un tenis mucho más completo y mejor. Entonces ha habido ese momento de frustración que nos hemos bloqueado mentalmente porque teníamos enfrente a un jugador que prácticamente no tenía huecos», reconoció.
«Estamos forjando (Sinner y Alcaraz) una rivalidad muy bonita para el tenis y para mí también. Y esa es una de las grandes razones que me hacen mejorar», concluyó el español.