Cristina Kirchner entró esta semana en modo “desesperación” ante el tremendo cuadro judicial que afronta y ya lanzó un nuevo ataque contra la Justicia para tratar de suplicar la estrategia judicial de defensa que nunca puso en marcha. Y no es por la respuesta del presidente Javier Milei a sus críticas al plan económico cuando dijo: “Pasa que Cristina está nerviosa porque Casación le revocó el recurso y sabe que va a ir presa, y eso la tiene como loca. Está quemando las naves, ella y los delincuentes de sus socios. Es una presidiaria«.
Primero, tres fuentes judiciales coincidieron ante Clarín en afirmar que “es muy difícil” que la Corte anule la condena a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos más una multa millonaria.
Por lo pronto, la defensa de la ex presidenta abrió este sábado un expediente electrónico para presentar su recurso de queja. Tiene que llenarlo antes del martes a las 9.30 para no ir presa.

La apertura de ese expediente ante la secretaria Penal de la Corte también fue iniciada por el empresario K y socio de la ex presidenta, Lázaro Báez, por el ex secretario de Obras Públicas, José López, por el ex titular de Vialidad Nelson Perotti y otros dos condenados. Ahora deben llenar el expediente de 10 páginas donde puede escribir 26 renglones en cada una, explicaron fuentes judiciales.
Luego los cuatro ministros de la Corte, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Ricardo Lorenzetti, y Manuel García-Mansilla debe decidir si aceptan el recurso y recién entonces comenzar un debate interno sobre si confirman la condena que terminará seguramente después de las elecciones del 26 de octubre. En paralelo, otro argumento es que toda la cúpula del ex ministerio de Planificación federal, de la que dependía Vialidad Nacional, está condenada en otras causas.

Un veterano juez estimó que “es muy difícil” que la Corte voltee una condena que paso por todas las instancias y fue confirmada por 15 jueces durante 9 años de sustanciación. Un fiscal y un abogado que conoce Comodoro Py coincidieron en ese pronóstico. Más aún, la Corte ya la rechazó siete recursos extraordinarios a la ex presidenta.
La “desesperación” de Cristina que -a diferencia del ex presidente Carlos Menem nunca puso en marcha una estrategia judicial sino una política- se puede observar en las declaraciones de esta semana de su hijo y sus principales operadores judiciales, más allá de los esfuerzos de su abogado Carlos Beraldi en ensayar una defensa penal.
El titular del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, afirmó que el programa económico del presidente Javier Milei “va a fracasar” y que “lo único que se le ocurre” a la Casa Rosada “es más de lo mismo: Cristina presa. Presa. Presa”. “Es el grito constante con el que quieren tapar el sonido del endeudamiento y el saqueo”, publicó el diputado en sus redes sociales.
El ex presidente de la Comisión de Inteligencia del Congreso y diputado ultra K Leopoldo Moreau, en sincronización con Máximo, dijo que “Milei le mendiga desesperadamente dólares al FMI. Milei extorsiona a jueces de la Corte flojos de papeles para que metan presa a Cristina”.
Milei y el ministro de Economía Luis Caputo “entraron en pánico. Si hacía falta algo más para confirmarlo es la desesperación para que la Corte la meta presa a Cristina porque creen que silenciando su voz van a esconder el desastre al que están llevando al país”, agregó el ex lobista de Ciccone en su desopilante análisis.
Moreau y el ex director de Contrainteligencia de la SIDE y diputado ultra K Rodolfo Tailhade fueron los dos principales impulsores del juicio político a la Corte que hicieron desfilar a unos 50 empleados del máximo tribunal por la comisión de Juicio Político para armar un show que terminó en el fracaso.

Tailhade, más brutal que Moreau, escribió: “Che Milei, es cierto que no te da la nafta. Ni para gobernar ni para enfrentar a Cristina. Por eso pusiste al sinvergüenza de García Mansilla en la Corte: para que junto a los dos inmorales que Macri puso por decreto, saquen de la cancha a la mujer que te va a picar el boleto”.
Pero la ex presidenta no tiene el mismo poder para “picar el boleto” que el que tenía hasta diciembre de 2023. De los 34 senadores peronistas solo controla 20 o 21 y el bloque de diputados de Unión por la Patria está disgregado. Además, se pelea con su principal delfín, el gobernador bonaerense Axel Kicillof por el desdoblamiento de las elecciones en la provincia.
Un diputado macrista que hizo esa descripción citó la letra del tango de Carlos Gardel “Cuesta Abajo” que habla “del dolor de ya no ser” para describir la situación de Cristina.
Pero no solo es el recurso de queja contra la Corte a la que le había iniciado el juicio político, sino el juicio oral por la causa de los Cuadernos de las Coimas que comenzará el 26 de noviembre, un mes después de las elecciones. Y aún falta poner fecha a los juicios orales por el Pacto con Irán y la causa Hotesur y Los Sauces.
Cuando empezaron los problemas judiciales para Cristina en el 2016 denunció que era una víctima del lawfare (una inexistente conspiración entre el poder judicial, los medios de comunicación y la embajada de EE.UU.) y luego habló de proscripción política pero fue electa senadora en 2017 por la minoría. Y ante el Tribunal Oral Federal 2 en 2019, furiosa, citó el famoso discurso de Fidel Castro en el juicio por la toma del cuartel de la Moncada y dijo «la historia ya me juzgó». Y ahora esgrime que la jugada de Milei es “Cristina, presa, presa y presa”.

Para colmo, la decisión de esta semana de la Corte de Justicia de Brasil de incluir al ex presidente Jair Bolsonaro en el juicio por el intento de golpe de estado contra Lula Da Silva golpea su argumento de que éste último había sido víctima, también, del “lawfare”: fueron juzgados un ex presidente de izquierda y otro de derecha.
A diferencia de Menem que hizo una defensa jurídica en las causas por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia y sobresueldos, Cristina atacó a la Justicia con una serie de maniobras. Primero, lanzó la ley de “democratización” que la Corte volteó por inconstitucional, luego intentó iniciarle 15 juicios políticos al Procurador General de la Nación, Eduardo Casal, y avaló el Operativo Puf para intentar sin éxito echar al fiscal Carlos Stornelli que la investigó en Cuadernos.

Durante el gobierno de Alberto Fernández, le mandó tres cartas públicas en las que despotricaba contra cada uno de los jueces de la Corte, incluyendo a la ex jueza Elena Highton. Luego avaló la llamada “comisión Beraldi” que busca aumentar el número de los miembros de la Corte o crear un tribunal intermedio, entre otras medidas. Y desde sectores del kirchnerismo se impulsó el espionaje a los teléfonos de decenas de jueces y fiscales que la investigaron y sus declaraciones juradas de bienes, amén de haberse metido con la familia de los magistrados.
En Comodoro Py se espera, entonces, una nueva andanada de ataques y operaciones de inteligencia para los próximos meses. Cree que Cristina, en modo “desesperación” es “una bomba de tiempo” dispuesta a hacer cualquier cosa para no ir presa.
Desde el kircherismo se adelantó que si la Corte confirma su condena, la ex presidenta recurrirá a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Pero un juez que conoce el derecho internacional afirmó que esa medida no la salvará de la prisión domiciliaria, derecho que posee por tener más de 70 años.
El mecanismo es así. La Corte, si rechaza el recurso de queja, se lo comunica al Tribunal Oral Federal 2 (TOF) tiene que ejecutar la que integran los jueces Andrés Basso, Jorge Gorini y Rodrigo Giménez Uriburu, dos que fueron víctimas de espionaje en sus teléfonos. Y el TOF 2 debe ejecutar la condena en forma inmediata. En septiembre pasado, la Corte confirmó la condena al ex secretario de Seguridad Enrique Mathov a 3 años y 8 meses de prisión por los incidentes en Plaza de Mayo en diciembre de 2021. Y 24 horas después el tribunal oral ordenó detenerlo.
En cuanto al recurso ante la CIDH es otra posibilidad. Pero el ex gobernador de Corrientes Tato Romeros Feris estuvo 6 años esperando una respuesta contra su condena y el trámite no suspendió la ejecución de su pena.
Entonces, si Cristina Kirchner no quiere ir presa solo le queda presentarse como candidata a diputada nacional por la provincia y así tener inmunidad de arresto, como hizo Menem en los últimos años de su vida, y rogar que nunca se junten los dos tercios de los votos de la cámara baja para desaforarla, como ella permitió hacer con Julio De Vido para que vaya preso por la Tragedia de Once.