Villa Lola rejuveneció entre libros y actividades culturales. Con 153 años de existencia, la casona de Adrogué emerge remozada junto a la estación ferroviaria y frente a una plaza verde. El responsable de este milagro es Alfredo Caputo, quien fue editor de Paidós y lleva toda su vida vinculado con la industria editorial.
Villa Lola reabre en Adrogué como una megalibrería con 60 mil libros y un renovado centro cultural. Foto: gentileza.“En la medida en que el país no ha tenido la capacidad de crecer, y ni siquiera de sostener un comportamiento estable a nivel socioeconómico, educativo y cultural, no se puede esperar que el contexto sea más propicio que el que es. Por eso nos sumergimos en el desafío de la vida misma”, dice Caputo con lirismo ante la pregunta de Clarín: ¿Cómo se financió este proyecto en el escenario incierto de nuestro país?
Villa Lola será desde su inauguración, el próximo 26 de noviembre, una megalibrería y centro cultural de 786 metros cuadrados, repartidos en 258 metros cuadrados cubiertos y 528 de superficie descubierta. Está ubicada frente a la plaza San Martín, sobre la calle Intendente González 921, en el corazón residencial de Adrogué.
Rodeada de edificios de calidad y muchos espacios verdes, fue construida, según los planos catastrales, en enero de 1872. Formó parte de las primeras quintas de Adrogué, apenas fundado el pueblo en 1870, y fue contemporánea de otro exponente histórico, el Hotel Las Delicias. Adquirida por el matrimonio de inmigrantes genoveses Domingo Rimassa y Rosa Sant´Ambrosio, a su muerte quedó en manos de sus tres hijos, a quienes sobrevivió la anticuaria Teresa Rimassa hasta 2001.
Emblema del espíritu cultural
Esta casona es bastante más que una construcción con historia, es un emblema del espíritu creativo y cultural que define el pasado de Adrogué. Sobre un costado de la propiedad hay un estacionamiento para comodidad de los visitantes. La entrada a la casa solo se ve interrumpida por un aljibe de la época, preservado como reliquia. Y los verdaderos protagonistas de la casona, que son los 60 mil libros, han sido iluminados para resaltarlos en los anaqueles.
Villa Lola reabre en Adrogué como una megalibrería con 60 mil libros y un renovado centro cultural. Foto: gentileza.Adrogué ha visto deambular por sus calles a figuras reconocidas de nuestro patrimonio intelectual y cultural: el maestro Ricardo Piglia, el historiador José Luis Romero, el argentino universal Jorge Luis Borges, el arquitecto Mario Buschiazzo, el músico Alejandro Barletta, la poeta española Cecilia Borja, el escritor Leopoldo Marechal, los actores Alfredo Alcón, Elsa Daniel y Lautaro Murúa, y el cineasta Leopoldo Torre Nilsson, entre otros vecinos destacados.
Insistimos con nuestra pregunta: ¿cómo y por qué una familia acomete una inversión tan riesgosa? A los 74 años, la energía y la fe de Alfredo Caputo en el crecimiento de Villa Lola resultan sorprendentes: los ahorros invertidos en la remodelación son de la familia y los amigos, y los colaboradores que han confiado en su experiencia y se animaron todos juntos a “este rol indispensable en la patriada. Confían en nosotros y, por lo mismo, agigantan nuestra conciencia de responsabilidad”, comenta.
Conversador y afable, Alfredo Caputo cuenta que su hija y su familia dejaron su vida en Sudáfrica para sumarse al reto de Villa Lola.
A su entorno próximo se sumó la comunidad de Adrogué, ávida de libros y de cultura, “inquieta, despierta, activa, asombrosamente rica en ingeniárselas para enriquecer sus espacios”, y así comenzó el trabajo de restauración para crear un espacio donde la gente pueda amigarse con los libros, no achicarse ante el farrago de volúmenes que ya pueblan los estantes y se atreva a conocer las historias contenidas en tantos libros.
Por supuesto que Villa Lola no se agotará en una librería. Su aspiración, acorde con sus dimensiones y elegancia de otra época, es sumar otros intereses culturales, como la música, los debates, los encuentros con profesionales de diversas áreas o simplemente un buen café, que también fue previsto en el proyecto de remozamiento. “No puedo dejar de mencionar el apoyo que las empresas editoriales y distribuidoras más relevantes nos han brindado con su mano para esta puesta en pie” de Villa Lola, comenta Caputo.
Villa Lola reabre en Adrogué como una megalibrería con 60 mil libros y un renovado centro cultural. Foto: gentileza.
El sueño del pibe
Dicen que los proyectos que uno concreta en la vida adulta, de una u otra forma, se moldearon en nuestra niñez. Al materializarlos se recupera un retazo de una época en la que los recuerdos se fijan de manera imborrable.
Quizá algo de ello haya en esta iniciativa de restaurar Villa Lola. “Durante mi infancia y hasta el comienzo de mi adolescencia, con mi padre ciego, dábamos un paseo los domingos; nos deteníamos a ver la locomotora a vapor en la estación, casi pegada a la casona, o simplemente nos demorábamos en la conversación. De regreso, pasábamos por Villa Lola. Era una vivienda familiar, de una familia muy amiga que nos ha acogido generosamente para permitirnos arrancar este enorme desafío. No quiero olvidarme de Teresa Rimassa y del querido amigo José Ignacio López”, subraya el librero.
La restauración de la casa comenzó respetando un principio casi religioso: la historia de la casa, con sus 153 años de vida, es patrimonio histórico de Adrogué. “Y no solo quisimos preservarlo como patrimonio material, sino también por todo lo que en ella ha transcurrido y que integra la memoria de la casa y la comunidad. En su interior se han filmado clásicos de nuestro cine como ‘La casa del ángel’, en 1957, o ‘Boquitas pintadas’, en 1974. Eso marcó la premisa de no tirar una pared, no romper un piso, no tirar una ventana ni violentar una puerta. Todo fue tratado con sumo cariño. Y lo logramos”, dice Caputo con orgullo y emoción.
Villa Lola reabre en Adrogué como una megalibrería con 60 mil libros y un renovado centro cultural. Foto: gentileza.Tanto así que reconvirtieron materiales muy antiguos, que hoy forman parte de la construcción; por ejemplo, viejos postigones que hoy adornan un paredón, o ventanas ciegas convertidas en un portón corredizo. El patio interior de la casona seguirá funcionando como tal, cubierto y ambientado tanto para verano como para invierno.
El patio trasero, al aire libre, quedó convertido en un espacio de paredes y estructuras coloridas de estilo colonial, y al frente hay un gazebo preparado con mesas, sillas y un café.
Suena la alarma
Como en toda reconstrucción del patrimonio histórico, las alarmas suenan apenas se comienza a trabajar. “Nada fue romántico ni sencillo, y así, en un momento, llegó la alarma y la complicación. A poco de comenzar caímos en la cuenta de que los más de 200 metros de subsuelo de casi 1,5 metros de profundidad, con cámara de aire antigua, propia de esas propiedades, no eran aptos para alojar el peso de los más de 60 mil libros que hoy tenemos”, cuenta el librero.
Esto los obligó a una obra de apuntalamiento que afrontaron con madera del norte argentino y otros materiales para robustecer el espacio.
“Adrogué se debía una librería y un centro cultural como Villa Lola. Y se lo debía porque grandes intelectuales, como Ricardo Piglia o Borges, escogieron Adrogué como un lugar de su predilección. Cómo no pensar en Adrogué y estar a la altura de esos legados”, dice Caputo.
Tanto el intendente de Adrogué como la directora de Patrimonio Cultural, Sandra Agis, han estado presentes en el proyecto de la familia Caputo. “Nos han escuchado y respetado, nos han atendido y entendido”, subraya el librero.
“¿Qué sueña para Villa Lola de cara al futuro?”, le preguntó Clarín al librero Alfredo Caputo.
“¡El futuro, mamma mía! No puedo ser tan pretencioso. En todo caso puedo decir, desde la lógica racional, que dependerá del presente. Si es próspero, nos proponemos con mis hijos consolidar una organización con base humana al servicio de la comunidad. Tenemos un lema interno, y es que quienes nos acompañen deben ser, antes que nada, personas con valores, amables”, enfatiza Caputo.
Villa Lola reabre en Adrogué como una megalibrería con 60 mil libros y un renovado centro cultural. Foto: gentileza.Y cuenta una anécdota digna de Villa Lola. Hace muchos años, recorriendo a caballo una sierra en Ecuador, Caputo le preguntó a un baqueano indígena qué estaban haciendo. “Estamos haciendo cultura”, le respondió el hombre. Todavía lo recuerda el librero y se conmueve.
De eso se trata la apertura de Villa Lola en Adrogué. De hacer cultura, de cultivar, integrar conocimientos, costumbres, valores, sentimientos “como el polen germinativo de persona a persona. Como bien dice el mensaje de James Russell Lowell, en nuestro mural del frente de Villa Lola: ‘Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra’”.
Si, como escribió Borges, hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros o sin agua, somos muchos los incapaces de imaginar un mundo sin libros.

