El amistoso en Chester terminó descontrolado en tiempo añadido, con Gustavo Gómez como protagonista y una imagen que dio la vuelta al mundo.
Estados Unidos derrotó 2-1 a Paraguay en el Subaru Park de Chester, aunque el resultado quedó completamente opacado por el escándalo que estalló en tiempo de descuento. Lo que comenzó como una jugada sin riesgo terminó en una pelea generalizada con Gustavo Gómez como protagonista, Alex Freeman con la boca ensangrentada y futbolistas de ambos seleccionados —además de integrantes de los cuerpos técnicos— lanzando golpes en pleno campo de juego.
El conflicto se desató en el minuto 91, cuando una pelota que había salido por la banda derivó en un cruce innecesario entre Gómez y Freeman. El defensor paraguayo forcejeó con el lateral estadounidense para quedarse con el saque, lo que obligó a intervenir al cuarto árbitro. En medio del tironeo, Gómez apoyó su brazo derecho sobre la nuca del jugador local, un gesto que encendió la chispa definitiva.
La reacción llegó enseguida. Sebastian Berhalter, compañero de Freeman, saltó a defenderlo y en cuestión de segundos se desató una batalla campal. Las imágenes mostraron empujones, golpes y corridas de un lado a otro, con futbolistas de ambas selecciones involucrados y miembros de los cuerpos técnicos intentando separar, aunque algunos también intercambiaron manotazos.
Freeman terminó con la boca rota y sangre visible, una imagen que rápidamente se viralizó y generó fuerte repercusión en redes sociales. A pesar del caos, el árbitro decidió no expulsar a ningún jugador y reanudó el encuentro con los 22 futbolistas en el campo, decisión que también quedó en el centro de las críticas posteriores.





