Esta nota analiza algunos de los principales resultados del Latinobarómetro 2024, que desde 1995 mide tendencias políticas, económicas y sociales en la región. Basado en encuestas personales y domiciliarias en 17 países entre agosto y octubre de 2024, el informe explora las actitudes ciudadanas sobre democracia, gobernanza, economía y desafíos sociales.
Las encuestas previas reflejaban un deterioro constante de la democracia entre 2010 y 2023, pero en 2024 la tendencia se detiene y muestra una leve mejora, acompañada de mayores expectativas económicas personales, más apoyo a la economía de mercado y una percepción de progreso.
Haciendo foco en el sistema político encontramos que este año el apoyo a la democracia creció cuatro puntos, alcanzando el 52% en la región frente al 48% en 2023. Interesa destacar que la Argentina es el país con reacción más positiva hacia la democracia, creciendo el apoyo de 62% a 75% en un año, seguido por Uruguay con un 70% y luego Costa Rica y Chile. Los países donde el apoyo es menor son Guatemala, Honduras, Ecuador y Paraguay.
Sin embargo, este apoyo a la democracia no se traduce en un alto grado de satisfacción con el desempeño de la misma. Y persisten minorías significativas en la región que apoyan modelos de gobierno híbridos o alejados de la democracia representativa.
Así, el 42% cree que la democracia puede funcionar sin partidos, el 39% sin Congreso Nacional y el 37% sin oposición. Argentina y Uruguay son los menos proclives a apoyar este tipo de alternativas, mientras que en Ecuador, Paraguay y Colombia la aceptación ronda la mayoría de la población.
Un indicador muy importante tiene que ver con la satisfacción con la democracia, ya que mide su desempeño, y si bien creció cinco puntos, la satisfacción pasó del 28% a nivel regional a 33% en 2024, sigue siendo una calificación muy baja. La democracia no está respondiendo como sistema político a las necesidades de la gente, aun cuando se detecte esta leve mejoría. Uruguay (63%), El Salvador (62%) y México (50%) son quienes están más satisfechos con el funcionamiento del sistema democrático en su país.
En el caso de la Argentina, esta cifra ha mejorado con relación al año anterior y es del 45% versus 37% del 2023, pero sigue siendo minoritaria. Vemos entonces que el mejoramiento de la aceptación y del apoyo al sistema detecta un crecimiento importante en países donde ha habido elecciones, como México y Argentina y en las tendencias hay correlación con el apoyo a los gobiernos. A mejor evaluación del gobierno las respuestas positivas a la democracia tienden a subir.
Sin embargo, las críticas y las falencias del sistema siguen siendo altas. Hay una idea muy generalizada en toda la región que alcanza a siete de cada diez latinoamericanos de que se gobierna para grupos poderosos en su propio beneficio, más que para el bien de toda la gente.
A su vez hay una opinión muy expandida acerca de lo injusta que es la distribución de la riqueza. Un 76% así lo sostienen en Latinoamérica versus casi nueve de cada diez que lo señalan en Argentina y Chile, que son los países más críticos de la desigualdad en sus países.
Importa destacar también que se mantiene baja la credibilidad en las instituciones, con la excepción de la Iglesia, las Fuerzas Armadas y la Policía. Hay una percepción negativa hacia los Parlamentos, el Sistema Judicial y los Partidos olíticos. La opinión que tienen sobre su funcionamiento es mala y su confianza por eso es muy baja.
Se detectan contradicciones en relación con la democracia: se desea su funcionamiento, pero se aceptan otros mecanismos si resuelven los problemas. En el mismo estudio vemos que el 53% de los latinoamericanos aceptaría un gobierno no democrático si resuelve los problemas. En Paraguay alcanza el 70%, en Guatemala el 67% y en El Salvador el 62%. En cambio, en Uruguay y Argentina este porcentaje es más bajo, rondando el 35% y 37%, respectivamente. Sin embargo, un dato alentador es que el 62% cree que el voto puede generar cambios en el futuro.
En síntesis, vemos que en la región la mayoría quiere a la democracia y la prefiere a cualquier otra forma de gobierno. Pero si bien hay mejoría, continúa alta la insatisfacción con su funcionamiento y hay grupos significativos que sostienen que en algunas circunstancias es preferible un gobierno autoritario.
En el contexto de la región, Argentina y Uruguay, aparecen con mejores resultados en apoyo al sistema democrático y expectativas hacia el futuro, pero mientras en Uruguay la mayoría está satisfecha con el funcionamiento del sistema en Argentina esa cifra es menor. También Argentina junto con Chile son los países más críticos de la desigualdad social en sus países.
Es fundamental que nuestras democracias respondan a las demandas de nuestras sociedades para fortalecer el sistema que no está funcionando bien. Debemos encontrar la forma de agilizar la toma de decisiones, sin sacrificar los pesos y contrapesos necesarios, en un mundo marcado por rápidos avances tecnológicos y cambios en las formas de comunicación. Las soluciones más efectivas probablemente provendrán de la misma tecnología, puesta al servicio del sistema y del bien común.
Los ciudadanos quieren cambios que resuelvan los problemas siendo prioritarios, la economía, la seguridad, la política y el combate de la corrupción.