Muchas son las razones que han contribuido a convertir a Barcelona en una de las ciudades más deseadas para vivir. Su clima benigno; el carácter abierto y a la vez discreto y respetuoso de sus habitantes; una arquitectura única y muy especial, en la que encontramos edificios centenarios con sus características originales preservadas que evocan un pasado histórico singular; una oferta gastronómica reconocida en todo el mundo, que va de la cocina popular a las creaciones de los chefs laureados; o un sinfín de propuestas culturales y de ocio. Y por encima de todas ellas, una combinación única de encanto histórico y modernidad que condensa la esencia de un modo de vivir genuinamente mediterráneo.
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