
Ante la actividad eruptiva del volcán de Fuego y los Colosos de Pacaya y Santiaguito, el Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene observación continua para informar a la población sobre cualquier modificación en las medidas de protección ante una posible emergencia.
Este viernes 14 el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha dado a conocer el más reciente boletín vulcanológico en el que comunica la situación de estos tres importantes volcanes de Guatemala.

Actividad: El observatorio del volcán de Fuego reporta actividad volcánica la cual consisteprincipalmente de exhalaciones de características muy débiles manteniendo una pequeña columna de desgasificación de color blanco (vapor de agua y otros gases magmáticos) la cual se desplaza hacia el oeste y suroeste. No se han registrado retumbos ni algún otro sonido asociado a esta actividad volcánica. Por la noche se observaron pocos bloques incandescentes remanentes de la erupción del 09 de marzo, los cuales descienden por gravedad como avalanchasdébiles. Este material depositado puede ser removido en forma de lahares que incluso podrían bajar calientes si se presentan lluvias, por lo cual se recomienda no permanecer dentro ni en las cercanías de las barrancas del volcán.
Actividad: El Observatorio del Volcán de Pacaya reporta condiciones atmosféricas favorables para observar la actividad en el cráter del cono Mackenney. Las estaciones de INSIVUMEH registran desgasificación débil de vapor de agua y otros gases magmáticos, los cuales el viento desplaza haciael sur y suroeste. No se ha observado incandescencia, ni se han escuchado explosiones ni retumbos.
Actividad: El observatorio reporta actividad en el domo Caliente, con columnas de desgasificación moderada y abundante de forma continua que se dispersa en dirección sur, oeste y suroeste por la variabilidad del viento. Se contabilizan de 2 a 7 explosiones débiles a moderadas por hora, acompañadas de avalanchas de bloques moderadas en direcciones sur y suroeste, también acumulamiento de material caliente principalmente hacia el flanco suroeste en la parte alta del flujo de lava. Por la noche es posible observar incandescencia intermitente durante las avalanchas moderadas y una incandescencia sostenida en el inicio del flujo de lava. Las explosiones moderadas y fuertes elevan columnas de gas y ceniza a alturas de hasta 3700 msnm (12,140 pies) y provocan el descenso de flujos piroclásticos de corto alcance que se extienden por todos los flancos y avalanchas débiles y/o fuertes que pueden ser audibles a varios kilómetros del volcán. Dada la dirección del viento es posible caída de ceniza en Finca Santo Domingo, Montebello, La Tranquilidad, Rosario y San Marcos Palajunoj entre otros. No se descarta la ocurrencia de flujos de bloques y ceniza de características moderadas a fuertes, como también posibles flujos piroclásticos de largo alcance en diferentes direcciones, por lo tanto seguir las recomendaciones del boletín especial BESAN-002-2025.

Debido a su localización en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren gran parte de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las regiones con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
No obstante en Guatemala se han identificado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) valida únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son denominados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las discrepancias, en la actualidad son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de supervisión de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de Centroamérica y uno de los que tiene mayor trascendencia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos arruinaron parte de la vegetación de los alrededores y enterró parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 desaparecidas y 600 lesionados; así como dos millones de ciudadanos perjudicados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción dejando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en asentamientos de 45 kilómetros a la redonda.