Volvo se ha consolidado en la Patagonia como una referencia en el transporte de cargas pesadas, con una propuesta centrada en la confiabilidad, el respaldo técnico y la atención postventa. Desde su base en Allen, Decker Camiones representa a la marca en un territorio extenso y exigente, donde los vehículos recorren miles de kilómetros bajo condiciones extremas y necesitan respuestas inmediatas.
Manuel Lorente, gerente del concesionario oficial de Volvo y Remolques Randon en Allen, compartió con Diario Río Negro el día a día de la operación y explicó: “A medida que te alejás de Buenos Aires, los problemas logísticos y de abastecimiento se incrementan. En nuestro rubro, las necesidades son urgentes: por ejemplo, la logística para pedir un repuesto a Volvo requiere un proceso mínimo de tres días hábiles. Por eso, es fundamental mantener un stock robusto y bien gestionado para responder a tiempo”.

En la región, el 90% de la demanda proviene del sector petrolero, lo que genera un ritmo de trabajo constante y acelerado. “Esto aplica tanto a la venta como a la posventa. El trabajo en ruta también requiere inmediatez, pero es más organizado y previsible que el de los yacimientos. En esos entornos, todo es más dinámico y exigente”, afirma.
Con la reapertura de las importaciones, la marca logró recuperar competitividad. “Hoy tenemos el producto ideal para cada actividad y el stock necesario para responder a la demanda. La actividad petrolera lidera el consumo. Ahí se requieren potencias que van desde los 280 hasta los 540 caballos de fuerza, en configuraciones 4×2, 6×2, 6×4 y 8×4. Para el transporte de cargas peligrosas, contamos con un modelo original que cumple con las especificaciones del rubro, y para largas distancias, se priorizan versiones entre 370 y 540 CV”, detalla.
El concesionario trabaja con cinco agencias y ofrece atención técnica a campo, con dos camionetas equipadas para intervenir directamente en ruta. “Estas unidades están pensadas para asistir a camiones inmovilizados. Si el vehículo está en garantía o tiene contrato de mantenimiento, el cliente informa a Volvo y ellos nos derivan el caso con un prediagnóstico y la ubicación. En los demás casos, el cliente nos contacta directamente. Estas asistencias pueden durar hasta tres días, dependiendo de la distancia, y nos afectan la capacidad operativa en taller. Aun así, son clave para mantener la flota de los clientes en movimiento”, indica Lorente.

El servicio posventa se convirtió en un elemento central para la decisión de compra. “Sabemos que el transportista valora ser atendido sin demoras. Hacemos un gran esfuerzo para trabajar prácticamente sin turnos programados cuando se trata de resolver fallas menores. Al mismo tiempo, cumplimos con los compromisos ya asumidos y con los auxilios en ruta que van surgiendo. Esto no sería posible sin un equipo de trabajo estable, con baja rotación y mucha antigüedad”, destaca.
Sin embargo, conseguir y mantener personal técnico capacitado no es fácil. “Competimos con los sueldos de la industria petrolera, que son muy superiores. Eso hace que encontrar mecánicos y sostenerlos sea uno de los principales desafíos. En nuestra industria nunca lograron implementarse los contratos de mantenimiento como en otros países. Los grandes clientes tienen estructuras propias y prefieren gestionar su flota internamente”, reconoce.
En cuanto al consumo y las nuevas tecnologías, Lorente es categórico: “El gasoil sigue siendo, y será por muchos años, la mejor opción para nuestra zona. El usuario prefiere pagar un litro más, pero tener la seguridad de que el camión no se va a detener por un problema de software o por alguna tecnología que no está desarrollada para estas condiciones. Acá lo simple es lo más eficiente. Las experiencias con GNC no dieron buenos resultados, y ni siquiera la implementación de la urea se consolidó sin dificultades, a pesar de que pasaron casi diez años”.

Aunque se habla del futuro eléctrico, Lorente considera que el camino aún es largo. “Tal vez, con el tiempo y con una infraestructura más desarrollada a nivel nacional, puedan incorporarse tecnologías más limpias, sobre todo para los camiones de larga distancia. Pero en esta región, con destinos exigentes como los yacimientos, no hay estructura ni confiabilidad suficiente”, resume.
A nivel nacional, la coyuntura actual es vista con optimismo desde el concesionario. “Venimos de años muy malos: el cierre de importaciones y la brecha entre el dólar oficial y el MEP complicaron todo. No había camiones, ni repuestos, y los costos se dispararon. Hoy, con una mayor estabilidad y sin esas brechas, podemos traer unidades con configuraciones específicas para cada rubro. Eso hizo que los clientes volvieran a hacer negocios, ya sea para renovar o ampliar flotas. Somos optimistas con lo que viene”, afirma.
Finalmente, destaca el rol de la marca Volvo en el segmento de mayor exigencia del transporte argentino. “Representamos a una marca número uno. El cliente que compra Volvo tiene altas expectativas y debemos estar a la altura. En los últimos diez años hicimos un gran trabajo en la región para consolidar esa confianza. Ahora tenemos que mantener ese estándar y ampliar nuestra red de posventa, que es clave para seguir creciendo”, concluye.