La pandemia de Covid-19 fue un mazazo generalizado para la actividad económica, pero se ensañó especialmente con ciertos sectores. El aerocomercial fue uno de ellos, paralizado durante meses en el mundo, y más aún en la Argentina.
En el aeropuerto Córdoba, el tercero del país por cantidad de vuelos y pasajeros luego de Aeroparque y Ezeiza, el golpe se sintió con brutal fuerza. Desde fines de 2020 y a medida que el virus se fue retirando, la actividad recobró ritmo gradual en el mundo y en el país; marcada aquí por estímulos (como el programa Pre-Viaje) y por avatares negativos derivados de la inestabilidad económica.
Con Javier Milei llegaron dos novedades: un giro de 180° en la política cambiaria, que con dólar barato comenzó a invertir el sentido del turismo de receptivo a emisivo y una desregulación de la actividad bautizada como “política de cielos abiertos”.
Un nuevo mundo que, si bien permitió a Córdoba recuperar año a año pasajeros, vuelos y rutas, no le restituyó aún el vigor de la pre pandemia. Las flamantes estadísticas de la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac) de enero confirman que el Taravella es el único aeropuerto, entre los 10 primeros del país, que aún gestiona menos pasajeros que en 2019; un año que sí se superó en el resto de esas estaciones aéreas y también a nivel general de la actividad.
Hablamos, además de Ezeiza y Aeroparque, de los aeropuertos de Bariloche, Mendoza, Salta, Iguazú, Ushuaia, Neuquén y El Calafate. En algunos de ellos, incluso, el salto respecto de hace siete años es notable.
¿Qué explica ese desempeño inferior de Córdoba? Las causas parecen ser varias. Una de ellas se asocia a que, en el hub local, el cabotaje no recuperó plenamente el desarrollo de la prepandemia, un momento en el que el aeropuerto tenía fuerte centralidad como punto de contacto entre destinos del norte y sur del país.
En 2019, Córdoba participaba de nueve de las 13 principales rutas domésticas del interior del país (sin pasar por Buenos Aires) por cantidad de vuelos, y de siete de las 13 que más pasajeros transportaban. Este año, esas participaciones llegaron a cinco y seis, respectivamente; en este segundo caso, con menor volumen de pasajeros en varias de ellas a pesar de que el tráfico doméstico fue el que más creció en la comparación 2019/2025: casi 15%.
El fuerte protagonismo que el turismo de argentinos hacia el exterior tuvo este verano para impulsar la conectividad tampoco parece favorecer la centralidad de la Docta. Si bien hizo crecer la oferta de vuelos al exterior aquí y en todo el país, el mapa de aeropuertos no bendice especialmente al cordobés sobre otros.
Este flujo es, a la vez, menor al doméstico en términos de volumen. La ruta que más gente transporta desde Córdoba al exterior –Córdoba-Panamá, operada por Copa– marcó 19.354 pasajeros en enero; la segunda mayor del interior pero bastante detrás de Mendoza-Santiago (39.668 pasajeros).
Si se compara esa conexión con la más fuerte de cabotaje desde el Taravella, Córdoba-Aeroparque, la diferencia ilustra la magnitud de uno y otro tráfico: movió 104 mil personas. De todas maneras, esta también quedó relegada al segundo lugar a nivel nacional luego de Aeroparque-Bariloche, con 134 mil pasajeros.
Menos pasajeros corporativos
El tráfico corporativo, golpeado y reconfigurado luego de la pandemia bajo el avance del teletrabajo y los mecanismos virtuales de comunicación, tampoco parece haber recuperado el brío previo al Covid en Córdoba; una plaza donde tenía mayor peso que en otros aeropuertos del país.
La agencia Córdoba Turismo viene trabajando en esto junto al sector privado, y en esta línea, una de las últimas buenas noticias fue el anuncio de Gol de que desde el 2 de abril volverá a operar la ruta Córdoba-San Pablo, un destino clave de negocios con el que la provincia quedó desconectada desde la irrupción del Covid.
Ese esfuerzo sigue ahora en la conexión con Bogotá (Colombia), operada por Avianca. Otro paso importante para reforzar el despegue del hub cordobés.
