Es un juego de letras, no una sopa. Pero el alfabeto se presta para la diferenciación si uno sabe mezclarlas adecuadamente. GIT fue un trío argentino de rock, muy popular en los años ’80, que también se proyectó internacionalmente, sobre todo en Chile, donde su popularidad fue arrasadora. También pegaron en Perú, antes que Soda Stereo.
GyT no es GIT; es otra cosa, que con la modificación de una letra cambia su ADN (más letras). GyT son Guyot y Toth, Pablo y Alfredo: dos verdaderos amigos dentro y fuera de la música y un par de guerreros poderosos en la historia del rock argentino. Dos letras familiares, además: Alfredo está casado con la hermana de Pablo.
El guitarrista Pablo Guyot y el bajista y cantante Alfredo Toth llevan más de 40 años tocando y produciendo discos juntos. Foto Ariel Grinberg “Estamos hasta las manos”, se ríe Toth, que al igual que su cuñado está feliz por el regreso a los escenario, ya sin la I que marcaba la presencia de Willy Iturri, cuyo lugar ha sido ocupado por Bolsa Gonzalez, extraordinario baterista que fue soldado de Pappo, Juanse, y que le dio a Crimen de Gustavo Cerati ese beat que la hace irresistible, entre otras tareas.
GyT, Guyot y Toth, están para subir al ring nuevamente, cosa que harán el 19 y 27 de diciembre en el ND Teatro de Buenos Aires, y antes en Rosario, el 5 de diciembre en el Teatro Broadway. Probablemente agreguen más fechas, pero ahora están concentrados en el ensayo. Invitan a Clarín a escuchar tres temas que tocan con una solvencia apabullante, aunque ellos digan que a esta comida todavía le falta, porque habrá un guitarrista más (Guillermo Cudman) y ajustes varios.
“Además, estamos viendo la lista de temas –explica Pablo Guyot-, porque vamos a tocar todos los hits de GIT, pero también vamos a rescatar canciones no tan conocidas e incluso tenemos ganas de hacer temas de otros músicos con los cuales hemos tocado”.
Alfredo Toth y Pablo Guyot (a la derecha) en la época de la banda de «Piano bar» de Charly García. Foto de prensaEsos “otros músicos” son también palabras mayores: Raúl Porchetto, Charly García, Miguel Mateos, Gustavo Santaolalla, Litto Nebbia, y siguen las firmas. Si bien Guyot y Toth comenzaron a tocar juntos hace exactamente 45 años, cuando Porchetto armó su banda para el recordado disco Metegol, ellos se conocían de antes.
“Pero de lejos –precisa Toth-; sabía que Pablo estaba en Banana y yo con Nito Mestre y Los Desconocidos de Siempre. Después en la banda de Porchetto ya quisimos armar una banda juntos, pero Willy se fue a tocar con Charly García y a Pablo lo llamó Miguel Mateos para el disco Huevos. Nos volvimos a reunir los tres en la banda de Charly para presentar Clics Modernos”.
La experiencia con Charly García
Charly García no solo no los quería soltar, sino que además fue el productor del primer disco de GIT, aquel que traía La calle es su lugar, Viento loco y Sombras negras. “Nosotros ya teníamos el disco armado cuando nos llamó Charly para tocar en su banda –cuenta Toth- y después nos fuimos a grabar a Ibiza ese disco que él nos produjo y fue genial».
La tapa del primer disco de GIT, de 1984, cuando eran tres: Pablo Guyot, Willy Iturri y Alfredo Toth.Y agrega: «La verdad es que fue una experiencia muy sana, Charly estaba en su mejor momento, y no nos modificó las canciones. Salvo una, La calle es su lugar, donde nos cambió toda la ecualización y puso más fuerte la batería. En el resto, nos ponía frutillitas, a lo mejor algún tecladito, pero nada más. Todo muy sobrio. ¡Y eso que tuvimos que mezclar el disco en un día, y yo cantar todo en un día porque se había roto algo en el estudio! Pero cada cosa que Charly te decía, siempre te mejoraba el tema”.
“Con nosotros, Charly se portó de diez –coincide Guyot-, siempre nos hizo la gamba. Me acuerdo que tocamos en Badía y Compañía y él nos dio un espacio para que tocáramos uno de nuestros temas”. Pablo también recuerda el final de esa banda de acompañamiento de Charly que además de incluir a los GIT, tenía como tecladista adicional a Fito Páez.
“Eso fue en el Festival Rock & Pop de 1985, donde todo fue medio desastroso. Hubo una lluvia infernal, quedó el campo lleno de barro, había olor a establo y tuvimos que esperar seis horas para poder tocar”. Esa espera gatilló la ansiedad de García que salió al escenario hecho una feria y embistió a un camarógrafo y además arrojó el flamante micrófono inalámbrico a la multitud.
A aquel GIT se le complicaba el destete, porque además de tocar con Charly, se pusieron a grabar el segundo disco con un productor completamente diferente: Gustavo Santaolalla. “Fue una grabación en continuado –se ríe Guyot-; Gustavo venía de grabar De Ushuaia a La Quiaca con León Gieco y se puso a trabajar con nosotros. Comenzábamos grabando en Music Hall, y a las siete de la mañana nos quedábamos sin horas, entonces nos íbamos caminando con las cintas y seguíamos grabando en ION que estaba a pocas cuadras. Fue como un gran experimento no del todo bien resuelto por esto de grabar en dos estudios, pero por otro lado ese segundo disco tuvo un sonido tan original y extraño para la época que terminó siendo nuestro disco más vendido. Al día de hoy vienen pibes que me dicen que les gusta más GIT 2 que el primero”.
También productores top
En el historial quedan dos discos más que caracterizan a la formación original, cuyo período vital va desde 1983 a 1994. Luego hubo algunos regresos intermitentes que no pudieron hacerse continuos, entre otras cosas, porque tanto Alfredo como Pablo comenzaron a trabajar como productores para otros músicos. Cada uno por su cuenta y no pocas veces juntos, estuvieron detrás de la consola dirigiendo grabaciones de Los Piojos, Los Auténticos Decadentes, Massacre, Ciro Fogliatta y Guasones, entre otros. Lógicamente, aprendieron algunas cosas de aquellos que los produjeron a ellos mismos.
Pablo Guyot y Alfredo Toth vuelve con las canciones de GIT, ahora rebautizados GyT. Foto Ariel GrinbergDice Pablo: “Aprendí un montón con los dos, pero Charly es como Maradona: la genialidad no se enseña. En cambio, Gustavo tenía como un método; era más extremo en algunas cosas, se arriesgaba mucho. Eran dos idiomas distintos y estaba bueno poder aprender algo de los dos. Si hoy grabáramos un nuevo disco, lo haríamos con un productor externo”.
“Es verdad –coincide Alfredo-, la producción es como una cosa que te consume. Siempre es bueno tener a alguien que te vea de afuera cuando vos sos el artista”.
GyT no descarta la idea de hacer un disco nuevo, pero Pablo se toma con calma esa idea. “No podríamos hacerlo pensando en lo que fue GIT –dice-, sobre todo por las letras, que además las tiene que cantar Alfredo. Ahora somos otras personas, ya no tenemos 30 años sino 70. No podemos cantar ‘Estoy loco nena, vení’, porque ya no somos esos. En su momento trabajamos letras con Osvaldo Marzullo, pero él también creció. Tendríamos que cantar desde el ahora y convengamos que no es tan divertido como antes. Pero si se presenta la oportunidad, le buscaremos la vuelta”.
Siempre que una banda histórica se reúne, hay un fantasma que los recorre: ¿quién los va a ver? ¿El público original sigue yendo a conciertos? ¿No ha pasado ya mucho tiempo? “Por supuesto que lo pensé –dice con sinceridad Alfredo-, ¿quién carajo nos va a venir a ver? El caso es que tocábamos y nos encontrábamos con pibes de 15 años que venían con el primer disco bajo el brazo para que se lo firmemos. Y no era que los mandaban los padres. Fue una cosa muy sorprendente, y no sabés como nos puso: con más ganas de tocar todavía. Estamos tocando para una generación que no nos conocía, pero que nos está conociendo ahora, y eso es bárbaro”.
“Pilas siempre tuvimos y seguiremos teniendo –cierra Guyot-, mientras nos dé el cuero, vamos a seguir haciéndolo porque tocar es lo que más nos gusta”.





