A mediados de noviembre de 2024, este diario dejó de hacer publicaciones en X. La Vanguardia explicó entonces que la red social que Elon Musk compró en 2022 se había convertido en una “caja de resonancia de las teorías de la conspiración y la desinformación”. Más o menos por esas fechas también dejaron X instituciones como el festival de cine de Berlín, la Universidad de Barcelona, y el club de fútbol alemán St. Pauli. Y, un par de meses más tarde, en enero, siguieron en tromba todo tipo de entidades y usuarios. De ellos, un porcentaje importante aterrizó en Bluesky, que se consolidó durante esos meses, los que fueron de la segunda victoria de Donald Trump a su toma de posesión, como la alternativa más clara a X, por encima de Mastodon, la otra plataforma que durante un tiempo se perfiló como la alternativa menos políticamente contaminada al antiguo Twitter.
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