La sinergia entre tecnología de vanguardia y experiencia médica está a la orden del día: se siguen optimizando las herramientas con soluciones de inteligencia artificial (IA) en medicina reproductiva. En esta dinámica, Clarín contaba –dos años y medio atrás– cómo se estaban mejorando los criterios de selección embrionaria para incrementar la probabilidad de implantación y de gestación evolutiva con ayuda de la IA.
¿De qué hablamos? De un sistema de predicción de viabilidad de óvulos para fecundación in vitro (FIV) y congelamiento que permite clasificar visualmente los óvulos para medir objetivamente su calidad y predecir el potencial que tienen para formar un embrión en estadio de blastocisto (embrión de quinto día, el último estadio que puede estar fuera del útero antes de ser transferido). Así, mediante la obtención de una imagen de cada uno de los óvulos, la IA permite analizarlos morfológicamente y clasificarlos según su calidad. Para esto, se utilizan distintos algoritmos.
“Fotografiamos los óvulos al momento de extraerlos y mediante un software que usa IA se determina qué posibilidades tienen de llegar a convertirse en un blastocisto y en un recién nacido en casa. No presenta efectos adversos ni resulta invasivo”, explica Silvia Ciarmatori, jefa de la sección Planificación Familiar y Anticoncepción del Hospital Italiano de San Justo.
In Vitro Buenos Aires, Halitus y Cegyr fueron algunos de los primeros centros en adoptarlo para brindar una atención más personalizada y basada en datos. Ahora, ya es utilizada por el 40% de las clínicas existentes en el país, aproximadamente unas 20 instituciones.
Una de las tantas es Procrearte donde se está comenzando a utilizar Violet y Magneta (los primeros métodos de IA para evaluar la calidad ovocitaria que han sido validados clínicamente y que fueron creados por la empresa canadiense Future Fertility) en tratamientos de FIV y congelación de óvulos.
“Son informes diagnósticos y de selección que permiten seleccionar y evaluar la calidad ovocitaria y, en consecuencia y la posibilidad que tienen los ovocitos de llegar a constituir un embrión evolutivo (blastocisto) e implantarse”, comparte con Clarín Gastón Rey Valzacchi, Director Médico de Procrearte.
Tecnología de precisión
Otra novedad es que, desde finales del 2022 hasta el presente, la mayoría de las clínicas advierte una mejora del 28% en la precisión con respecto a la evaluación manual por parte de los embriólogos al predecir el potencial de un óvulo para formar un embrión en estadio de blastocisto. Así lo advierte, en base a los datos compilados en diferentes centros médicos, Rafael Gonzalez, director global de Ventas y Estrategia Comercial de Future Fertility.
“Los sistemas se van actualizando y cada vez tienen mayor valor predictivo. Esto nos permite asesorar mejor a las pacientes con datos más concretos. Casi el 80% de los ovocitos clasificados como de buena calidad por IA llegan al estadio de blastocisto”, confirma Mariano Lavolpe, coordinador del laboratorio de VITRO.
De hecho, un estudio reciente publicado en Reproductive BioMedicine Online, evaluó el uso de la IA para predecir la capacidad de los ovocitos maduros de desarrollarse hasta el estadio de blastocisto. En la comparativa, el sistema logró generar una predicción del desarrollo embrionario comparable al puntaje de los embriólogos (ojo humano).
Sin embargo, los resultados deben interpretarse con cautela porque, para optimizar su performance, el sistema requiere contar con variables como la edad de la mujer y características clínicas de cada paciente.

«El modelo no predice tasas de implantación ni de nacidos vivos todavía. Pero este avance marca un paso importante hacia una evaluación más objetiva y estandarizada de los ovocitos y, a futuro, podría utilizarse como herramienta complementaria en vitrificación, donación o preservación de fertilidad”, subraya Romina Pesce, jefa de Medicina Reproductiva en el Hospital Italiano de Buenos Aires.
La clave de seleccionar óvulos de calidad
Además de aportar cromosomas, el óvulo regula el desarrollo embrionario temprano mediante componentes claves como mitocondrias y ribosomas. Por eso, su calidad es la variable más determinante del proceso reproductivo y el factor que más contribuye al éxito del tratamiento.
“La selección espermática contribuye en un 10% a los resultados de técnicas de reproducción asistida (salvo que haya una patología espermática concreta). Aproximadamente, la receptividad del embrión al momento de la transferencia representa otro 10% y el 80% restante corresponde a la selección del óvulo”, le explica a Clarín Sergio Papier, director médico de Cegyr.
Agustín Pasqualini es director médico de Halitus y presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR). En diálogo con Clarín, explica que estas técnicas no aumentan la calidad biológica sino que optimizan la selección.
“En el caso del semen, algunas plataformas han mostrado mejores resultados frente a la selección manual, pero aún requieren validación. En cuanto a los ovocitos, la evaluación es más informativa que predictiva. Entonces, incorporar la morfología del ovocito puede mejorar la precisión de los algoritmos de predicción de resultados, ya que existen ciertas características morfológicas asociadas al mal pronóstico”, describe.
¿Cuál es la utilidad? Esta evaluación puede ser especialmente útil en ciclos de donación de óvulos, en procesos de congelación para preservación de la fertilidad —donde puede ayudar a decidir si conviene realizar una nueva estimulación en función de la calidad de los ovocitos ya vitrificados— y como herramienta objetiva para explicar resultados en casos de tratamientos con muy baja respuesta o fallos repetidos. Así lo analizan las fuentes consultadas.
Y Papier menciona que en la calidad también influyen las emociones, los hábitos, aspectos del medio ambiente, patologías agregadas, la estimulación ovárica, entre otros factores. “Usamos la IA en toda la hoja de ruta del paciente. El desafío es desarrollar conectores para que todas las variables se puedan relacionar entre sí y así tomar decisiones reproductivas más precisas y personalizadas”, evalúa.
Otro dato interesante es que estas tecnologías están empezando a democratizarse. Por ejemplo, la evaluación espermática mediante IA podría permitir que el espermograma se realice en el domicilio del paciente, en cuestión de minutos, de manera accesible y automatizada.
La receptividad embrionaria
La tercera novedad es que se empezó a abordar la otra mitad de la ecuación: se está trabajando en el desarrollo y validación de una herramienta para la predicción de la receptividad endometrial utilizando la IA y el análisis de imágenes de ecografías (ultrasonidos).
“Tenemos un prototipo de producto que está siendo validado y utilizado clínicamente en algunas clínicas que hemos seleccionado alrededor del mundo. Esperamos lanzarlo al mercado a finales del 2025 o principios del 2026. Es una herramienta muy prometedora”, adelanta Gonzalez.
Y Pasqualini amplía: “Gracias al análisis de imágenes del endometrio obtenidas mediante ecografía transvaginal en momentos específicos del ciclo, contamos con herramientas no invasivas que nos permiten evaluar si el endometrio está receptivo en ese mismo ciclo. Esto nos ayuda a decidir si conviene realizar la transferencia embrionaria en ese momento o diferirla”.
¿En cuánto se redujo el fracaso de embarazos por FIV o congelamiento con IA? “Actualmente contamos con muchos centros colaboradores en los que las tasas de éxito tanto en tratamientos de FIV como de congelación de óvulos han aumentado alrededor de un 15%. Sin embargo, la evaluación de la calidad ovocitaria y la información derivada de la misma, es solo una parte del proceso ya que en los tratamientos de reproducción entran en juego muchos factores que contribuyen a un resultado exitoso”, responde González ante la consulta de este medio.
Y para Ciarmatori, pensar que la imagen de un ovocito pueda correlacionarse con la posibilidad de implantación de embarazo evolutivo o de nacido vivo “todavía es demasiado ambicioso para esta herramienta porque hay muchas variables que influyen en su desarrollo”.
MG