
Las intensas lluvias ya han dejado al menos dos muertos en la región de Río Grande do Sul, en el sur de Brasil, según informó este miércoles la agencia de defensa civil del estado, poco más de un año después de que la región fuera azotada por inundaciones récord.
Una mujer de 54 años del municipio de Candelaria fue identificada como una de las víctimas fatales, mientras que su esposo, de 65 años, está desaparecido. En base a la información provista por la agencia de defensa civil, se cree que la pareja intentó cruzar una zona inundada en su vehículo y fue arrastrada por la corriente.
En tanto, el segundo difunto confirmado esta jornada es un joven de 22 años.
Asimismo, más de 2.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y desplazarse a refugios montados por el Gobierno o a viviendas de familiares y amigos, y se espera que la cifra siga en aumento, dado que varios municipios de la zona permanecen bajo alerta, ante la rápida subida del caudal de los ríos.
El nivel del Taquarí, uno de los principales cursos de agua de la región, registró un importante aumento durante la madrugada y se prevé su cuota de inundación podría sobrepasarse en las próximas horas. De hecho, en algunas zonas, se registraron acumulados de 140 milímetros en solo una jornada.
En Canoas, una populosa ciudad situada en la periferia de Porto Alegre, la capital regional, las autoridades cancelaron las clases después de que las precipitaciones fueran cuatro veces mayores de lo esperado y continúan con los esfuerzos de evacuación.
“Hemos pasado la noche trabajando, sin dormir (…). Es una situación bien difícil”, afirmó el alcalde, Airton Souza, en redes sociales.

Las precipitaciones -de más de 350 milímetros desde el fin de semana– han provocado apagones, deslizamientos de tierra, tramos de carreteras destruidos y puentes desplomados en al menos 50 municipios de todo el estado, y según el servicio meteorológico, esta situación se extenderá hasta -por lo menos- el viernes, lo que derivaría en un alza mayor de ciertos ríos.
Muchas de las áreas afectadas ya sufrieron daños durante las inundaciones de mayo del año pasado, en las que más de 100 personas perdieron la vida. Entonces, se registraron volúmenes de lluvia que llegaron a superar los 300 milímetros en tan solo un día en algunos lugares, y que provocaron la muerte de más 180 personas y el desplazamiento de casi 700.000.
El impacto económico del desastre fue estimado en 89.000 millones de reales (unos 16.000 millones de dólares), según informó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Tras aquel trágico episodio, las autoridades de Brasil prometieron trabajar para evitar que se repitieran imágenes similares.
“El estado está mejor preparado”, aseguró en las últimas horas el gobernador Eduardo Leite, antes de destacar el fortalecimiento de los equipos de respuesta y las inversiones en el dragado de ríos para reducir el riesgo de inundaciones.
Según los expertos, este tipo de fenómenos climáticos extremos se están presentando cada vez con más frecuencia y responden al cambio climático causado por el ser humano.
(Con información de AP y EFE)