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jueves, junio 26, 2025

“Yo, Aleix… autorizo que un sicario mate a mi hijo si no cumplo con mis promesas”

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“Lo que van a escuchar y ver en esta sala es terrorífico. La acusada actuó con una crueldad y una maldad que, les aseguro, no tiene precedentes…” Con estas durísimas palabras quiso este miércoles el fiscal Manuel Sancho de Salas advertir a los miembros del jurado popular que la mujer cabizbaja que se sentaba en el banco de los acusados de la Audiencia de Barcelona es una “asesina perversa” que actúa “por pura maldad”. La mujer, Montserrat Nin, a la que se ha rebautizado como la ‘aspirante a mosso” se enfrenta a una petición de 34 años de prisión por asesinar, pero previamente maltratar, torturar y vejar a Aleix Álvarez Prieto, en abril del 2023. La víctima y la acusada mantuvieron una relación sentimental de tres meses en el 2021 que terminó tras el primer incidente físico. Dos años después, ella reapareció en la vida del hombre y se coló en su casa hasta, en palabras del fiscal, “deshumanizarlo por completo y acabar con él, física, mental, psicológica y socialmente”.

Los miembros del jurado ni pestañeaban. Ni siquiera tomaron notas, mientras de reojo trataban de buscar la mirada de la mujer, morena de piel, con una trenza bien hecha, y ataviada con una camisa de verano que le dejaba los brazos al aire y que delataba una evidente musculatura ejercitada en prisión, donde está desde que fue detenida, tres meses después del crimen.

Apenas dos meses antes del crimen, Montserrat se trasladó a vivir con Aleix a su piso de Ripollet, con la excusa de que su anterior pareja le había echado de casa por su culpa. En ese momento, la víctima trataba de retomar su relación sentimental con la madre de su hijo, que entonces tenía solo nueve años. Ese piso fue el escenario del crimen. El fiscal relató como esa tarde, Aleix bajó a buscar tabaco y que la mujer le apuñaló en el corazón con un cuchillo de cocina que trató de limpiar en la pica. Un crimen que trató de reconvertir en suicidio, tras asegurar a los primeros policías que se personaron en el domicilio que ella se estaba duchando cuando encontró a su amigo muerto. 

Cuando Monserrat “asesinó a Aleix, previamente ya había acabado con él”, insistió el fiscal. El hombre, trabajador de toda la vida de la empresa Seat, acabó completamente anulado hasta el punto de perder casi 20 kilos que le convirtieron en un esqueleto andante, sin capacidad física ni psicológica para poder trabajar. Durante esos dos meses, relató el fiscal, la víctima acudió a varios hospitales para ser atendido de las lesiones que le provocaba la mujer. Pero ni una sola vez la acusó.  ¿Por qué? Por terror.

Un miedo que paralizó al hombre, advirtió el abogado de la acusación particular, el letrado Luis Carlos Medina. Hasta el punto de grabar un audio  en el que, tras identificarse con su DNI y su dirección, decía que «con plenas facultades mentales y físicas, si no cumplo mis promesas», hacia la acusada, «pido que maten a mi hijo» .

La principal amenaza que paralizaba a Aleix era la que tenía que ver con su hijo. Cruel y sádica, en palabras de la acusación, la mujer grababa absolutamente todo lo que hacía, en videos y audios que los mossos d’esquadra han recuperado y que el jurado deberá ver y escuchar en la vista. En uno de ellos, la mujer decía: ”Soy capaz de llamar a un puto sicario y que mate a tu hijo hoy mismo”.

En esta primera sesión, tanto el fiscal como el abogado de la acusación han advertido que Montserrat ya había ejercido similar violencia con otras víctimas, tanto con su exmarido como con hasta tres relaciones más, y que nadie nunca la denunció por miedo. Y no lo hacían porque a todos y a todas les hizo creer que tenía numerosos e importantes contactos en los Mossos y en otras policías; y que eso paralizaría cualquier acusación contra ella.

A todos les hizo creer, también a Aleix, que estaba opositando para entrar en los Mossos. Pero ni opositó nunca, ni se matriculó en ninguna academia para preparar las oposiciones. Eso sí, utilizó varios perfiles falsos para entrar en grupos de Telegram de opositores, aspirantes o policías con los que intercambiaba mensajes e incluso, en alguna ocasión, quedó y mantuvo relaciones sexuales durante las que mostraba un interés todo lo que tenía que ver con el mundo policial.

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Las amenazas reiteradas provocaron en la víctima además de miedo, una situación de “dependencia y sometimiento” hacia su agresora quien, según ha indicado la acusación particular, tenía una “conducta parasitaria”.

Un patrón de conducta, sostiene el letrado de la familia de Aleix, que Montserrat reprodujo con todas sus exparejas, incluyendo “su obsesión de causar[les] lesiones en los pabellones auriculares” a base de manotazos y puñetazos. El resto de víctimas no se enteraron de que no eran las únicas hasta que los Mossos se lo comunicaron, cuando la acusada ingresó en prisión provisional, en julio de 2023. Él tampoco contó nunca a nadie lo que sufría, “por miedo insuperable”. Pese a haber sido atendido por los golpes que recibía en el centro de salud de Ripollet, en el de Cerdanyola, en el Hospital Parc Taulí y en el Vall d’Hebron. También lo amedrentó con la posibilidad de denunciarlo por violencia machista y agresión sexual si se lo ocurría dar la voz de alarma. Unas amenazas que, según las acusaciones, se intensificaron dos meses antes del crimen, cuando la víctima ya salía totalmente tapada de casa para ocultar las lesiones que le causaba la acusada, en cabeza y brazos.

La Fiscalía pide 34 años de prisión, además de por el asesinato, por lesiones y amenazas. La familia de la víctima solicita prisión permanente revisable. Durante su intervención, el fiscal ha detallado que este es un caso “excepcional”  por “el grado de crueldad desplegado por parte de la acusada”.

“Les garantizo que las pruebas demostrarán que actuó con una crueldad y una maldad que nunca hemos visto. Mató a Aleix, pero antes había acabado con él, a nivel mental, psicológico, emocional y familiar. Tenemos pruebas de esta crueldad inhumana y extraordinaria ejercida por esta señora”, ha apuntando Sancho, tras detallar el nivel de “deshumanización” al que llevó a la víctima, sobre la que “ejercía un control absoluto” y por eso él “llegó a autorizar que un sicario matase a su hijo de 9 años si no obedecía las órdenes absurdas de esta señora”.

La acusada siempre ha negado los hechos y mantendrá este jueves su negativa, en el momento de prestar declaración. Este miércoles, su abogada, Obdulia de la Rocha, advirtió al jurado que su clienta “no es una santa, pero tampoco la asesina que están pintando”. Y pidió comprensión para juzgar los hechos. “Quiero que estén muy atentos a la relación de sometimiento voluntario que Aleix tenía con mi clienta. No pido que la justifiquen, solo que lo comprendan”.

Redacción

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