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miércoles, octubre 22, 2025

“Yo tenía que hacerle lo mismo que a Epstein»: las memorias póstumas de Virginia Giuffre que hunden al príncipe Andrés

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El príncipe Andrés de Gran Bretaña, alguna vez considerado el hijo favorito de la difunta reina Isabel II, enfrenta una nueva ola de escándalo tras la publicación de las memorias póstumas de Virginia Roberts Giuffre, la mujer en el centro del imperio sexual de Jeffrey Epstein. Ella fue clave al denunciar haber sido víctima de tráfico de menores por parte de Epstein y su exnovia, Ghislaine Maxwell, y señalando al royal como uno de sus abusadores.

En Nobody’s Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice (“La chica de nadie: memorias de una superviviente del abuso y la lucha por la justicia”), Giuffre asegura que el duque de York se comportó como si tener relaciones sexuales con ella, entonces menor de 18 años, fuera un “derecho de nacimiento». Según relató, los encuentros ocurrieron en tres ocasiones distintas, incluyendo una noche en la casa londinense de Ghislaine Maxwell, socia y exnovia de Epstein, y una con el magnate y aproximadamente otras ocho jóvenes.

«La búsqueda de justicia no se detiene con Epstein: las élites que traficaron conmigo y con tantos otros están cayendo como un castillo de naipes», aseguraba Giuffre. Por ese entonces nadie imaginaba que continuaría la batalla por la verdad con sus memorias póstumas. En ese libro sostiene en relación al príncipe Andrés: «Yo tenía que hacerle lo mismo que a Epstein». Giuffre falleció en su domicilio de Australia el 25 de abril de 2025 debido a un aparente suicidio.

El relato de Giuffre detalla la manipulación sistemática de Epstein y Maxwell: el príncipe supuestamente adivinó su edad en marzo de 2001, comentó que sus hijas eran un poco más jóvenes, y luego la acompañó al exclusivo club Tramp, donde “era un bailarín torpe y sudaba profusamente”, antes de regresar a la mansión de Maxwell.

“Él era bastante amigable, pero aún así se sentía con derecho, como si creyera que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento”, escribe Giuffre. Al día siguiente, Maxwell la felicitó: “Lo hiciste bien. El príncipe se divirtió”. Por este tipo de encuentros, siempre según su flamante libro, Giuffre recibió 15 mil dólares por parte de Epstein. Fue por “servir al hombre al que los tabloides llamaban Randy Andy” (apodo que tuvo Andrés).

Virginia Giuffre, ciudadana estadounidense y australiana, apareció muerta el 25 de abril en su granja de Australia Occidental. A los 41 años se quitó la vida. «Creí que moriría como una esclava sexual», dijo cuando alzó la voz por primera vez en 2016.

La publicación de estas memorias coincide con el recuerdo de la entrevista televisiva de 2019, donde Andrés, de 65 años, negó conocer a Giuffre y defendió su relación con Epstein, el financiero que se suicidó en Nueva York en 2019 mientras esperaba el juicio por tráfico sexual de menores. El príncipe, que cerró un acuerdo económico con Giuffre en 2022, negó de manera constante haber cometido algún delito.

El legado del escándalo volvió a dejar a Andrés aislado y acorralado, con apariciones públicas cada vez más esporádicas y en una caída de popularidad que marca un mínimo histórico para un príncipe que alguna vez fue un héroe de guerra y figura central de la monarquía británica.

La autora del libro reveló que conoció al presidente norteamericano mientras limpiaba baños de un hotel y que él la contactó con familias de la elite para que pudiera trabajar como niñera. Giuffre también recordó haber visto a Trump y a su esposa Melania en una fiesta de Halloween del año 2000, organizada por Heidi Klum, en el Hotel Hudson de Nueva York, a la que también asistieron el príncipe Andrés y Maxwell.

Andrés hoy no es más que un royal que vive del apellido, sin aportar más que su escándalo. Desde 2020 fue apartado de roles oficiales, y en 2022 perdió sus títulos militares y sus puestos de patrocinio por una avalancha de polémicas, entre ellas su presunta vinculación con Jeffrey Epstein. A pesar de ello, se sigue alojando en el imponente Royal Lodge de Windsor, rodeado de lujo y sin una actividad pública que lo respalde.

Del dolor desgarrador de Giuffre y el miedo de la corona inglesa al tajante anuncio de Andrés

Gran parte del libro es una lectura desgarradora: Giuffre describe con detalle el abuso sádico que sufrió a manos de Epstein. Relata cómo el sexo sadomasoquista al que la sometía le provocaba “tanto dolor que recé para perder el conocimiento”. La víctima cuenta en el libro que conoció a Andrés en marzo de 2001. Según su relato, Maxwell la habría despertado una mañana diciéndole que sería «un día especial» y que, «al igual que Cenicienta», conocería a un «príncipe apuesto».

La drástica decisión que tomó la Casa Windsor para preservar su reputación.

Desde el Palacio de Buckingham, una fuente indicó a la BBC que reconocen que “podrán venir más días de dolor” tras la publicación, mientras el príncipe Andrés (hermano del rey Carlos III) vuelve a quedar bajo un escrutinio aún más intenso.

El viernes, el príncipe Andrés anunció que renuncia voluntariamente a sus títulos, incluido el de duque de York, un honor que le otorgó su madre, la difunta soberana. Además, hizo saber que abandona su posición como miembro de la Orden de la Jarretera, la más antigua y prestigiosa de las órdenes de caballería del Reino Unido.

«Hemos concluido que las continuas acusaciones contra mí distraen el trabajo de Su Majestad y la Familia Real. He decidido, como siempre, priorizar mi deber hacia mi familia y mi país. Mantengo mi decisión de hace cinco años de retirarme de la vida pública. Por ende, dejaré de usar los títulos y honores que se me han conferido. Como lo he dicho anteriormente, de manera tajante niego las acusaciones en mi contra», fue el comunicado oficial sobre la decisión.

La lista secreta de Epstein: chantaje, poder y sospechas de asesinato

En sus memorias póstumas, Virginia Giuffre también detalla cómo Jeffrey Epstein utilizaba cintas de vídeo para ejercer poder sobre amigos y socios influyentes. Según la autora, el financiero tenía cámaras instaladas en dormitorios y baños de sus propiedades, y controlaba todas las grabaciones desde una sala de monitoreo en su mansión de Manhattan.

“Siempre me había sugerido que esas cintas de vídeo que recogía tan meticulosamente en los dormitorios y baños de sus distintas casas le daban poder sobre los demás”, escribió Giuffre. Además, agregó que Epstein hablaba explícitamente de usarla a ella y de lo que la obligaban a hacer con ciertos hombres como una forma de chantaje: “para que estos hombres le debieran favores”.

Así se ve Nobody’s girl (…), las memorias póstumas de Giuffre, en las librerías de Gran Bretaña.

Estos pasajes reavivan las especulaciones sobre la existencia de la famosa “lista de clientes” de Epstein, un registro que supuestamente incluía nombres de ricos, famosos y poderosos involucrados en su red de tráfico sexual. Sin embargo, en julio pasado, un memorando del Departamento de Justicia de la administración Trump declaró que no había pruebas que confirmaran la existencia de esa lista. Por su parte, el Departamento de Justicia aún no se ha pronunciado sobre los nuevos detalles que Giuffre revela en su libro.

Giuffre también cuestiona la versión oficial sobre la muerte de Epstein en su celda en 2019. “Puedo argumentar que se trató de suicidio o de asesinato”, escribe, señalando que la obsesión de Epstein por el poder y su “necesidad ‘biológica’ de sexo” se veía frustrada tras ser encarcelado, privado tanto de las jóvenes que abusaba como de los hombres poderosos con los que quería codearse. La gran cantidad de registro audiovisual, asegura, podría haber sido una razón por la que alguien “que temía ser descubierto por Epstein” podría haber decidido eliminarlo.

Quién era el «depredador sexual» Jeffrey Epstein  

Jeffrey Epstein era un financiero, conocido como “depredador sexual” que fue condenado por tráfico de menores en el mundo de elite y se suicidó el 10 de agosto de 2019, ahorcándose en el Centro Correccional Metropolitano de New York.

Se lo encontró culpable de abusar sexualmente de menores de edad en sus lujosas residencias de New York, Manhattan y Palm Beach y de manejar una red de tráfico llamada “Lolita Express”.

En 2020, Anonymous filtró los nombres involucrados en la red de prostitución infantil por la que cayó el empresario billonario. Los presuntos participantes de las fiestas clandestinas que fueron mencionados en su momento van desde Donald Trump a Mick Jagger, y de Naomi Campbell a Courtney Love. Todos negaron su vinculación con los hechos. No sólo eso: en 2019, cuando se presentaron cargos de tráfico sexual contra Epstein, aunque había evidencia y circulaban fotos juntos, el presidente afirmó no haber hablado con él en quince años.

La fortuna de Epstein, que se estima, sobrepasaba las nueve cifras, la generó gracias a la creación de una firma de gestión financiera en la que sólo eran admitidos como clientes otros multimillonarios…, aunque nadie entendía realmente a qué se dedicaba.

A pesar de haber comprado medios y contactos, Epstein fue condenado por tráfico de menores y se suicidó en la cárcel. Su principal cómplice para la captación de menores, Ghislaine Maxwell, cumple condena en prisión.

Su caída comenzó cuando en 2005 la policía de Palm Beach inició una investigación que le cambiaría la vida. Una mujer había denunciado que su hijastra de 14 años había sido llevada a la mansión de Epstein por otra chica y había recibido una oferta de 300 dólares para desnudarse y darle masajes al magnate.

«Quería rostros nuevos y jóvenes cada día», señalaban las acusaciones presentadas en 2019, antes de que se lo condenara. Por aquel entonces las investigaciones indicaban que el empresario reclutaba a víctimas para que le dieran masajes desnudas o semidesnudas por los que cobraban –siempre según las denuncias– entre 200 y 300 dólares.

«Habitualmente se masturbaba y pedía a las víctimas que lo tocaran mientras lo hacía», publicaban los medios por aquel entonces. Según se consigna en la causa, el magnate pagó a jóvenes para que reclutaran a más menores y así asegurar «un suministro constante de nuevas víctimas a las que explotar». En uno de sus registros en su mansión de Manhattan encontraron entre las evidencias cientos de fotografías de desnudos de niñas menores.

El rol de Ghislaine Maxwell, la cómplice de Jeffrey Epstein y “amiga” de la reina Isabel II

Ghislaine Maxwell (63), quien fuera por años pareja de Epstein, fue catalogada como la “madama” de la red de trata. Actualmente cumple una condena de 20 años de prisión por participar en un esquema de explotación sexual y abuso de menores para su difunto novio, Epstein. La mujer, quien se encargaba de “abastecer” al multimillonario fue condenada en junio de 2022.

En un viejo interrogatorio policial había contado: «Ésa era una parte muy escasa de mi trabajo. Contraté, ocasionalmente, masajistas profesionales para Epstein. Nunca contraté a alguien que yo supiera que era menor de edad”. “Por mi trabajo debía llevar a la gente que él (Jeffrey Epstein) quería para varias cosas, incluyendo masajes. Ella (Virginia) vino como masajista (…) La señora Roberts se presentaba como una masajista y su madre la llevó a la casa”, diría después en una declaración brindada ante la justicia en 2016.

Nacida en París e hija del editor y miembro del Parlamento británico Robert Maxwell, la mujer que estudió en la Universidad de Oxford y es la principal cómplice del delito que llevó a su ex a la cárcel dio su primera entrevista a un medio en 2023.

Maxwell se declaró inocente, pero sigue en prisión por captar menores de edad para que participaran de actos sexuales con el magnate estadounidense.

Por ese entonces, declaró: “Ojalá nunca hubiera conocido a Jeffrey Epstein. Ojalá me hubiera quedado en Inglaterra”. En relación a la muerte de su novio señaló que no es lo que parece y lanzó: “Creo que fue asesinado, y me pregunto cómo ocurrió”.

Maxwell, una madama sin remordimientos y gran defensora del príncipe Andrés

Maxwell nunca se disculpó con las víctimas en ese reportaje: “Deberían tomar su decepción y molestarse con las autoridades que permitieron que eso sucediera. Y como dije espero que tengan algún cierre por el proceso judicial que se llevó a cabo. Deseo que tengan tiempo para sanar y puedan seguir adelante”.

Además, defendió a su amigo, el príncipe Andrés. Recordemos que la denuncia de Giuffre hizo tambalear a la corona británica cuando lo acusó de violación cuando era menor de edad. Maxwell intentó desvincularlo y comentó: “No tengo ningún recuerdo de que se conocieran”.

Ghislaine Maxwell fue una habitué en el Palacio de Buckingham, donde era invitada por el príncipe Andrés. En sus visitas, la mujer también conoció a la reina Isabel II, con quien solía compartir largas charlas sobre una pasión en común: los caballos.

La ex de Epstein también participó de una íntima reunión en Balmoral en 1999, durante un verano en el que se supone que la monarca se encontraba vacacionando en la residencia. En esa oportunidad, Maxwell y Jeffrey Epstein fueron capturados en pleno relax en la cabaña de la royal que reinó durante siete décadas.   

Fotos: Archivo Atlántida, Fotonoticias y gentileza The Independant

Redacción

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