El mercado inmobiliario de la Ciudad de Buenos Aires atraviesa una fase de transformación impulsada por el avance del trabajo híbrido y la reconversión urbana. Mariana Stange, especialista en Real Estate, destaca dos polos principales donde se concentran las oportunidades de inversión: el microcentro porteño y los barrios de Palermo, Belgrano y Núñez.
El microcentro porteño, tradicionalmente caracterizado por su alta densidad de oficinas, se encuentra en pleno proceso de reconversión. Según Stange, este escenario abre nuevas posibilidades en términos de valores y calidad arquitectónica. “Los precios en el microcentro, en muchos casos, resultan más competitivos, y los edificios ofrecen plantas amplias, con detalles constructivos y patrimoniales difíciles de encontrar en otras zonas. La conectividad, un atributo históricamente asociado a esa área, sigue siendo un punto a favor”, resalta la especialista.
Dentro del área céntrica, Stange recomienda observar especialmente los corredores de Avenida Alem, 9 de Julio (desde avenida Corrientes hacia el norte), así como las subzonas de Plaza San Martín y Catalinas, donde existen propiedades con potencial de revalorización. Muchos de estos inmuebles pueden adaptarse con facilidad a las nuevas formas de trabajar y habitar, lo que amplía su atractivo para distintos perfiles de inversores.
Por otra parte, la demanda en Palermo, Belgrano y Núñez se orienta hacia PH, lofts y residencias con terrazas o patios. “Son zonas consolidadas, con vida barrial activa, oferta de servicios, espacios verdes y una demanda estable para productos de calidad”, resume Stange. El interés por ambientes que priorizan el aire libre, la biofilia y los espacios con identidad responde a la búsqueda de bienestar, luz natural y flexibilidad de uso. “Una propiedad con terraza o un PH bien reciclado puede valer tanto como una oficina premium”, agrega.
Stange concluye que la clave de la inversión está en “pensar más allá de la categoría: no comprar una oficina, sino un espacio con potencial”. “Los cambios de hábitos laborales, la consolidación del trabajo híbrido y la valoración del entorno barrial redibujan las reglas del mercado. La localización, más que nunca, se convierte en el punto de partida de toda estrategia inmobiliaria”, afirma la especialista.
Stange es ingeniera civil (UBA), cuenta con postgrado en desarrollos inmobiliarios, y actualmente presenta su libro “Todavía somos humanos”, enfocado en la humanización del real estate corporativo.





