Estados Unidos ha cumplido los deseos de Israel: entrar en la guerra contra Irán empleando la única arma que, según los analistas militares, es capaz de destruir las principales instalaciones nucleares de la República Islámica: el penetrador de municiones masivo GBU-57, la bomba antibúnker más poderosa del mundo. Un proyectil de casi 14 toneladas de peso y seis metros de altura, diseñado para adentrarse unos 61 metros bajo tierra antes de explotar, y que solo puede ser transportado por un bombardero furtivo B-2. Israel carecía de lo uno y de lo otro: ese arsenal solo estaba en manos de su aliado estadounidense.
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