
Barcelona
Tras muchos años de deterioro e incluso algunas de sus partes con riesgo de derrumbe, el palacio del Marqués de Alfarràs del parque del Laberint d’Horta recobra su esplendor perdido. Este histórico edificio ha culminado una necesaria y larga rehabilitación iniciada a finales del 2022. Además de restaurarse las fachadas exteriores, se ha reforzado la estructura, se ha arreglado la cubierta y se ha dotado al edificio de instalaciones básicas, como electricidad o desagües.

Una de las estancias del palacio con restos de pinturas originales del siglo XIX en algunas paredes
Gorka Urresola / Propias
El Ayuntamiento, propietario del inmueble, ha destinado 4,7 millones de euros para la reforma. Para la última intervención en profundidad hay que remontarse a los años 80, cuando se acondicionó el ala derecha del edificio para destinarlo como centro de formación del Institut Municipal de Parcs i Jardins para cursos y talleres de jardinería y horticultura. “Se ha realizado un estudio histórico bastante detallado del palacio y a partir de él se ha hecho toda la reestructuración del edificio y su recomposición de como era”, destaca Izaskun Martí, directora técnica de Parcs i Jardins.
El Consistorio analiza qué uso se le podría dar en un futuro a este edificio de 3.000 metros cuadros de superficie, pero a día día hoy se desconoce cuál. No le han faltado candidatos a lo largo de los años, como la propuesta de hace más de una década de instalar la sede de la casa de Marruecos o, más reciente, de dedicarlo como centro de interpretación del parque de Collserola o una escuela de jardinería. Hasta que se decida un uso definitivo, el Ayuntamiento abrirá al público hasta finales de año esta joya patrimonial de Horta a través de una serie de visitas guiadas impulsadas por Parcs i Jardins. La primera visita se hace este domingo y se realizarán de forma gratuita con inscripción previa todos los domingos y los miércoles por la mañana.

La escalera imperial que conduce al jardín de los Boixos
Gorka Urresola / Propias
En el interior del edificio se puede ver en las paredes los restos de algunas pinturas originales del siglo XIX. La visita continúa hasta la planta noble, con dos salas, donde en una de ellas se rodó escenas de la película El perfume. Cada estancia conduce a una respectiva terraza de grandes dimensiones. Una con vistas al jardín y también de Barcelona mientras que por la otra terraza se accede al jardín de los Boixos bajando por una escalera imperial. Además, durante el recorrido se enseña la planta inferior donde había un lagar.

La planta baja del edificio donde había un lagar
Gorka Urresola / Propias
Este inmueble protegido también es conocido como palacio Desvalls por la familia que residió aquí hasta 1967, año en el que la finca pasó a manos municipales. Los orígenes del edificio se remontan al siglo XI, cuando solo había una torre de vigilancia de piedra maciza, catalogada como bien cultural de interés nacional. Todavía sigue en pie aunque las almenas de la parte superior son del siglo XIX, las originales están un poco más abajo. Con el paso de los años se añadieron estructuras y se llegó a construir una masía fortificada en la que se produjo vino, pero quedó muy dañada durante la guerra de Sucesión.

Uno de los jardines del palacio
Gorka Urresola / Propias
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La época más esplendorosa llegó con Joan Antoni Desvalls i d’Ardena, marqués de Llupià, de Poal y de Alfarràs, quien encargó a finales del siglo XVIII la construcción de los jardines y su laberinto al arquitecto italiano Domenico Bagutti, al jardinero francés Joseph Delvalet y a los maestros de obras Jaume y Andreu Valls.