Conforme pasan los años, se vuelve cada vez más importante realizar actividad física que proteja las articulaciones y prevenga la artritis, entre otras afecciones.

Foto: Freepik.
El ejercicio físico no solo mejora la fuerza sino que también reduce el dolor articular y la fatiga, factores comunes en personas con artritis. Cuando las articulaciones están rígidas o doloridas, incluso caminar puede parecer un desafío, pero el ejercicio moderado puede aliviar el dolor y ayudar a mantener un peso saludable.
Además, la actividad física fortalece los músculos que rodean las articulaciones, mantiene la densidad ósea y mejora el equilibrio y la calidad del sueño. A continuación, cuáles son los mejores ejercicios después de los 50 años.
- Ejercicios de bajo impacto. Actividades como caminar, andar en bicicleta, nadar y hacer ejercicios acuáticos son altamente recomendadas.
- Ejercicios de rango de movimiento. Ayudan a reducir la rigidez y mantener la movilidad articular. Incluyen estiramientos suaves y movimientos circulares de hombros, brazos y piernas.
- Ejercicios de fuerza adaptados. Lejos de estar contraindicados, los ejercicios de fuerza son fundamentales para proteger las articulaciones. Se recomienda el uso de bandas elásticas, mancuernas livianas o máquinas con supervisión.
- Actividades cuerpo-mente. Yoga, pilates y tai chi contribuyen al equilibrio, la postura y la coordinación. Además, reducen el estrés y promueven la conciencia corporal, elementos clave para evitar caídas.

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Algunas precauciones y consejos prácticos para aprovechar al máximo cada rutina de entrenamiento son:
- Calentar antes y estirar después para previene lesiones y mejorar la flexibilidad.
- Usar calor previo y frío posterior para aliviar el dolor y reducir la inflamación.
- Comenzar de forma gradual, sin forzar el cuerpo, y detenerse ante el dolor intenso.
- Consultar con un médico o fisioterapeuta antes de iniciar una rutina, sobre todo si se tiene artritis u otras condiciones médicas.
En definitiva, moverse con regularidad, con ejercicios apropiados y supervisados, es la mejor forma de mantener las articulaciones funcionales después de los 50 años.
Sofía Arias Martínez, El Tiempo/GDA
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