Las nuevas tecnologías impulsan el financiamiento a mipymes en América Latina y el Caribe
Fecha artículo: 22 de mayo de 2025
Juan Carlos Elorza
Director de Análisis Técnico y Sectorial, CAF- banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-
Como es ampliamente conocido, en América Latina y el Caribe, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) representan más del 99% del total de empresas y generan alrededor del 60% del empleo formal. Sin embargo, su contribución al Producto Interno Bruto (PIB) es significativamente menor (alrededor del 25%) por la persistente baja productividad estructural y un precario acceso a mercados y financiamiento, entre otros factores.
A pesar de ser el corazón económico de la región, las mipymes enfrentan tasas alarmantes de informalidad (que en algunos países supera el 70%) y se concentran en sectores con baja innovación, como el comercio y los servicios. Uno de los mayores cuellos de botella que limita su desarrollo es, sin duda, el acceso al financiamiento.
Tecnología vs. asimetría de información
Las mipymes no solo tienen que lidiar con obstáculos operativos o de mercado; también dependen de un sistema financiero que no fue diseñado para ellas. Las reglas del juego, con tasas, garantías, trámites, perfiles de riesgo, etc., favorecen a empresas con capacidad de generar información estructurada, trazable y confiable. Esto deja fuera a millones de negocios que operan con contabilidad básica, informalidad parcial y sin historial crediticio.
Lo que los bancos no conocen, no lo pueden financiar. Esa es la esencia del problema de la asimetría de información en el sistema financiero, ese muro invisible que separa a los bancos y demás entidades financieras de millones de empresas productivas y con mucho potencial de crecimiento. Donde no hay información, no hay confianza. Y sin confianza, no hay crédito. De acuerdo con datos de la CEPAL, menos del 20% de las mipymes acceden a crédito formal.
Frente a esta barrera estructural, la tecnología emerge como una herramienta poderosa para devolver simetría a la información financiera. Desde datos alternativos hasta inteligencia artificial, pasando por plataformas de open finance, el nuevo ecosistema digital está transformando cómo se construye la confianza entre oferentes y demandantes de financiamiento.
Algunos avances clave incluyen:
- Scoring alternativos como métodos de evaluación de riesgo crediticio utilizando información no financiera (comportamiento digital, historial de pagos de servicios, trazabilidad de facturas electrónicas) para construir perfiles financieros. El Laboratorio CAF de Inclusión Financiera de CAF ha identificado múltiples ejemplos de esto en sus 6 ediciones anteriores.
- Open Finance: En Brasil, las más de 40 millones de conexiones activas entre bancos y fintechs permiten que los usuarios autoricen el uso de su información financiera para acceder a mejores ofertas de productos personalizados.
- Tecnología geoespacial y rural: herramientas basadas en geolocalización, imágenes satelitales o sensores agrícolas permiten evaluar la productividad y estabilidad de negocios rurales antes imposibles de mapear. La geolocalización se ha convertido, literalmente, en la nueva oficina bancaria del agro.
- Inteligencia artificial y big data: el uso de modelos predictivos ajustables permite segmentar clientes, anticipar riesgos y automatizar decisiones, reduciendo costos y tiempos de aprobación. Claro está que la IA todavía no reemplaza al banquero: lo convierte en un evaluador de riesgo más rápido y preciso.
Una de las principales lecciones de esta transformación en proceso es que no existe una sola realidad Mipyme. Bajo ese acrónimo conviven realidades muy diversas, desde microempresas informales hasta medianas empresas formalizadas, tecnificadas e incluso exportadoras. Sus desafíos, necesidades y capacidades varían significativamente, por lo que atenderlas con soluciones financieras uniformes resulta ineficaz.
De ahí, que es altamente recomendado la aplicación de enfoques diferenciados en el diseño de productos financieros, pero también de políticas públicas y soluciones tecnológicas. Un modelo de scoring que funcione de manera óptima para emprendedores urbanos digitales, puede ser inútil para una empresa familiar de confecciones en provincia rural. La segmentación inteligente es clave para una inclusión efectiva de las mipymes.
No todo lo que brilla es algoritmo: desafíos a enfrentar
Aunque las oportunidades son enormes, también lo son los desafíos. La transformación digital del financiamiento a mipymes debe ser acompañada por una transformación institucional, ética y humana.
Entre los retos más urgentes destacan[1]:
- Protección de datos: garantizar que el uso de información financiera o alternativa respete la privacidad y los derechos del usuario.
- Prevención de sesgos algorítmicos: evitar que modelos de IA reproduzcan patrones históricos de exclusión, afectando desproporcionadamente a mujeres, jóvenes o comunidades rurales.
- Actualización regulatoria: los marcos legales deben adaptarse a los nuevos modelos de datos, plataformas y decisiones automatizadas, sin frenar la innovación ni poner en riesgo la estabilidad.
- Brecha digital: la expansión del acceso tecnológico debe ir acompañada de infraestructura, alfabetización digital y conectividad, especialmente en zonas rurales.
- Formación de talento: bancos, fintechs y reguladores necesitan profesionales capaces de entender el cruce entre tecnología, finanzas y desarrollo.
Una tendencia alentadora en la región es el crecimiento de alianzas estratégicas entre bancos tradicionales y startups tecnológicas. Según datos de Finnovista, más de 1.200 alianzas de este tipo se han registrado en América Latina en los últimos cinco años. Estas colaboraciones permiten combinar escala, confianza institucional y agilidad tecnológica para atender mejor a las mipymes.
Confianza construida con datos
Reducir la asimetría de información no es solo un reto técnico, es una oportunidad de justicia económica. Ampliar el financiamiento a las mipymes no se logra con más créditos genéricos, sino con información relevante, adaptada y accesible.
La inclusión financiera del futuro se construirá con datos, pero también con decisiones éticas, regulaciones inteligentes y alianzas que apuesten por el desarrollo productivo de la región.
Porque al final, no se trata solo de dar crédito, sino de construir confianza.
[1] Para una visión amplia, véase la reciente nota de Rebeca Vidal en Visiones “En la búsqueda de la innovación y protección en el sector financiero”.
Juan Carlos Elorza
Director de Análisis Técnico y Sectorial, CAF- banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-
Economista de la Universidad de los Andes, con una larga trayectoria en materia de política comercial, integración económica y negociación de acuerdos comerciales internacionales, tanto en el sector público como privado. Experiencia en el diseño de políticas con énfasis en comercio exterior y competitividad. Trabajó como Gerente de Política Agrícola, Ambiental y de Tierras en el Proyecto MIDAS en Bogotá. A nivel internacional, se desempeñó como Consultor Principal en el International Trade Centre y la Secretaría de Estado de Asuntos Económicos de Suiza (SECO) en Lima, Perú.