Camaleónico. Una característica propia de las nuevas generaciones. Probar, intentar y hacer lo que uno sienta que debe hacer en el momento justo. Julián Serrano tiene en la actualidad 8,5 millones de seguidores en las redes sociales y plataformas: Instagram (3 millones), TikTok (700 mil), X (2,3 millones), YouTube (2,5 millones). Marcó una época y hoy la época lo marca a él, potenciando lo que viene cosechando desde hace cinco años como DJ y productor.
“Estoy super contento por cómo fue la recepción del público. La industria musical es un mercado muy competitivo y hasta colapsado con sobreinformación en las redes sociales. Cada vez se hace más fácil ser productor o DJ a través de la Inteligencia Artificial”, cuenta entusiasmado a Revista GENTE.

Esta nueva faceta la desarrolló en paralelo junto a Joaco Ojeda y se venden comercialmente como la “doble J del techengue”, el género que crearon con el objetivo de marcar la diferencia en el aclamado mercado de la noche y el entretenimiento.
“Arrancamos grabando sets de una ora con tres iPhones. Hacíamos sesiones maratónicas tocando unas siete horas por día, hasta que nos dimos cuenta que con una hora alcanzaba. Fue todo un poco de prueba y error hasta que nos fuimos ganando la calle y demostrar a la gente de la electrónica, que es la más difícil, para qué estábamos”, recuerda sobre aquellos tiempos.
Empezaron tocando en Zegre, en Paraná y en Santa Fe, pero no en los lugares más mainstream de la movida. Pero ahora las giras los llevaron por distintas ciudades del interior y el exterior del país.
-Cuando hacen la dupla, ¿de qué forma encaran el proyecto para no ser un dúo más que pasa inadvertido?
-El trabajo real es hacer algo que nos gusta, que no sea redundante con lo que se creo. El 95 por ciento del tiempo es eso y el 5 por ciento restante es pasarla bien, como la gente cree. Este trabajo es logística. Lo que diferencia a un DJ es la trayectoria y las canciones. Nosotros nos pasamos horas produciendo temas propios. Ahí nos paramos desde un lado de artistas.

-¿Qué incluye esa logística?
-En primera instancia hay que tener en cuenta las redes sociales, analizándolas por separado porque cada una tiene un algoritmo diferente. Después, el tipo de música, la elaboración de las canciones y cuestiones como maquillaje, relaciones públicas con promotores y clientes o abogados y contadores para seguir las cuentas. Nosotros estamos presentes en todo.
-Me llama la atención que mencionaste primero las redes sociales y después la música, ¿qué aplicás de toda tu experiencia en este ámbito?
-Hay que meterse en redes, tengas una ferretería o un show. Debés hablarle a tu nicho, a la gente a la que querés llegar. A veces es frustrante porque le dedicas cuatro horas de trabajo a un video, pero no lo ve nadie. Pero se trata de eso, de ir acostumbrando al algoritmo a llegar al público que necesitás.
-¿Y qué pasa cuando algo no funciona?
-Generalmente, cada vez que hacemos algo, nos sale mal unas cinco veces hasta que lo corregimos. A veces es una cuestión de iluminación, otras de edición u otras de idea general. Si un video esta bien iluminado va a tener mejor llegada. Nos dimos cuenta con eso a través de la famosa prueba y error. Estamos hilando muy fino.
-¿Qué se hace con el contenido que no funciona? ¿Se elimina?
-Algunos videos, si no nos representan en la idea de marca que tenemos hoy, los archivamos. A otros los dejamos porque nos sirvieron de aprendizaje. En nuestro caso los dos tenemos poder de decisión sobre lo que llevamos a cabo.
-¿Económicamente es sostenible ser DJ?
-Como te decía antes, es un mercado súper competitivo. Si tenés constancia, puede ser rentable. Hay que laburar muchísimo. No llueven los dólares. Se puede vivir de esto. Quizás pasan cinco años y recién la pegás. Entonces ahí empezás a laburar. Lleva tiempo y hay que tener resistencia a la frustración.
-¿Hubo algún momento en el que te hayas frustrado a lo largo de todo este tiempo, teniendo en cuenta que cambiaste más de una vez de foco laboral o artístico?
-La mayor parte de las veces el cambio fue buscando hacer lo que me gustaba. Cuando quise, por ejemplo, bajar el nivel de exposición en la cuarentena, fue porque sentí que era lo que necesitaba. Siempre prioricé estar bien yo, mi salud mental, andar tranquilo. En cuanto a lo laboral, sé que nada es inmediato. Una carrera dura cinco años, en promedio, y conseguir un buen puesto te puede llevar otros cinco años. Así es todo.
-¿Te arrepentís de algo?
-No sé. En la cuarentena invertí en las criptomonedas, tenía la posibilidad de seguir en ese rumbo más corporativo y no sentí que era lo mío a largo plazo. Por eso me metí en el mundo musical.
-¿Ahí se dio el quiebre?
-Podríamos decir que si. Fue cuando empecé a ir a festivales de electrónica, y surgió la chance de generar algo más urbano. En ese momento no se usaba. La gente cada vez va entendiendo más de qué se trata, aunque en un inicio no cazaban mucho de qué se trataba el techengue.
Cómo maduró el contacto de Julián Serrano con las redes

A sus 30 años, es curioso saber que una nueva generación recién ahora está descubirnedo a Julián. Lo que no hay dudas es que fue un precursor, que marcó una época y hasta sobrevivió. Y eso no es poco. «En el verano sentí que, tocando en vivo, me empezó a seguir otra gente que no me conocía», afirma él. «Igual, muchos que hoy tienen 18 años me ubican y me respetan un montón porque me siguen desde que eran chicos. Nunca me terminé de ir del todo de las redes», admite.
-¿Cómo es tu vinculo con las redes hoy?
-Sano. Entendí que, si bien son un arma de doble filo, también son una herramienta. La gran mayoría de mis colegas no quedaron del todo bien por tanta exposición. La mayoría está con años de terapia y medicados. Hay un aumento de TSA terrible. Todo el mundo usa filtros y es cada vez más distorsionada la realidad. Las redes son una fantasía.
-¿A vos no te pasó?
-Yo tuve mis bajones, pero no fueron por las redes sociales. Por suerte a mí no me agarraron ataques de ansiedad, como a la mayor parte de mis colegas conocidos.

-¿Y por qué te pasaba?
-Relaciones personales, amigos, familia. A eso se le sumaba lo que dicen en internet o en la prensa. Si me estresaba mucho daba un portazo y mandaba todo a la concha de su madre. Yo tuve la fortuna de tener una familia que siempre me contuvo y un grupo de amigos gigante en Paraná. Cada vez que me estresaba me iba para allá y bajaba a tierra.
-¿Cómo es volver a tu ciudad entrerriana?
-Otro mood. Hay conciencia colectiva, tenemos el río al lado y en la siesta no vuela una mosca. Quizás son las cuatro de la tarde y escuchás un silencio tremendo. Cuando estas ahí te das cuenta de que acá en Buenos Aires vivimos con la cabeza a mil, contaminados con el dióxido de carbono. Yo por suerte tengo esa oportunidad.
-Hoy en día la salud mental es un tema de debate entre las nuevas generaciones...
-Es que hoy se vive de otra forma. Antes el que sufría los malos comentarios solamente era el que se exponía, el que hoy podemos denominar influencer. Pero ahora hate hay para todos.
-Igual tuviste una época polémica.
-Con tuits, videos y de todo. Era carne de cañón de internet. Los de mi generación corrimos en un campo minado y muchos volaron a la mierda. No medíamos qué eran las redes sociales. Yo empecé en esto con 15 años, subía un contenido y llegaba a millones. Usaba mucho humor negro, que sigo teniendo y ahora no hago tan público (risas).
La confesión de Julián Serrano sobre su presente sentimental

“Me separé en septiembre y estoy re bien. Sé que hubo una polémica, pero quedó la mejor con ella. Cada tanto nos mandamos mensajes buenas onda. Estamos ahí”, es lo primero que dice cuando Revista GENTE le pregunta por Chiara de Vita, de quien se distanció tras un año de noviazgo, a dos meses de haberla blanqueado en píublico.
-¿En qué sentido es el “estamos ahí”?
-No es que estamos volviendo ni nada, pero transitamos un vínculo cordial.
-¿Cómo llevaste la polémica (ella, mediante un video que subió a las redes, lo acusó de verse con otras chicas)?
-No me lo esperaba. Ya con 30 años no me mando las cagadas de los 20, pero cuando pasó fue un golpe bajo porque no me lo esperaba. Encima con alguien que quería mucho. No es que era un hater o alguien que me bardeaba, sino una persona de extrema confianza. Pero a mí no me sale guardar bronca. Mi mamá me enseñó a ponerme siempre en el lugar de la otra persona, así que extrapolo todo. Sí fueron dos días en los que estuve triste, pero después se me pasó.
-¿Y cómo estás hoy en el amor?
-Bien, tranquilo. Me hace mucha ilusión poder formar una familia, pero cuando estén las condiciones dadas (risas). La posibilidad de ser papá me da más ilusión que tener un noviazgo sin sentido. La próxima vez que me ponga con alguien, va a ser pensando en eso.
-Igual te veo más enamorado del trabajo
-Estoy metiéndole a full. Me cayó la ficha de que hay que laburar. Si el trabajo funciona, después se puede pensar en otras cosas. Cuando era más chico le dedicaba mucho tiempo a lo emocional, pero ahora estoy más enfocado en lo laboral.
-¿Pensabas que con Chiara era algo que se iba a poder lograr?
-Yo creo que, si la relación llegaba a unos cinco años, por ahí sí.
-¿Lo hablaron en algún momento?
-Sí.
-Y con tu ex Oriana Sabatini, ¿qué tipo de vínculo tenés?
-Nos llevamos bien. Cada tanto nos mandamos mensajitos buena onda. Nos deseamos feliz cumpleaños o nos felicitamos por un logro.
-¿Hablaron por el casamiento de ella con Paulo (Dybala)?
-No. En ese momento estaba en Chapadmalal y desconecté. Todas mis ex me salen en redes. No pienso en lo que pasó. Me pone contento verlas bien y si son felices, más aún.
Fotos: Chris Beliera
Retoque digital: Darío Alvarellos
Estilismo: FEWAI (fewai.ar)
Agradecemos a la PR Berenice Graneros (berenice.graneros)