El caso de Laura Leguizamón conmocionó a la ciudad de Buenos Aires. Se investiga si sufrió un brote psicótico vinculado al síndrome de Amok, un fenómeno de agresión extrema que afecta a personas en situaciones de tensión emocional severa.
l miércoles por la tarde, una masacre familiar sacudió el barrio porteño de Villa Crespo. Laura Fernanda Leguizamón fue señalada como la presunta autora del crimen de su pareja y sus dos hijos. En las últimas horas, surgió la hipótesis de que habría atravesado un episodio conocido como síndrome de Amok, un raro trastorno de la conducta que provoca brotes de violencia desmedida y, en algunos casos, intentos o consumación de suicidio.
¿Qué es el síndrome de Amok?
El término «Amok» tiene origen en el sudeste asiático y significa «atacar con furia sin control». Aunque no está incluido como entidad diagnóstica autónoma en manuales psiquiátricos como el DSM-5, el Amok es reconocido como un «síndrome cultural» con manifestaciones clínicas reales.
Se caracteriza por:
- Episodios repentinos de agresión extrema hacia el entorno cercano.
- Desorganización del pensamiento, ideas confusas o delirantes.
- En muchos casos, el episodio termina con el suicidio del agresor.
Generalmente, este síndrome está asociado a cuadros psicóticos, depresivos graves o situaciones de aislamiento emocional profundo.
El perfil de Laura Leguizamón
Según trascendió, Leguizamón estaba en tratamiento psiquiátrico desde hacía dos meses. Una empleada doméstica que trabajaba en su casa de Aguirre al 200 contó que la mujer había comenzado a actuar de forma “extraña” y que habría abandonado la medicación días antes del crimen.
Durante el allanamiento, la policía encontró:
- Cajas vacías de sertralina 50 mg (antidepresivo).
- Una caja de olanzapina 10 mg (antipsicótico), parcialmente consumida.
Además, los investigadores hallaron una carta escrita a mano, con frases desordenadas y trazos temblorosos:
“Fue mucho. Los amo. Lo siento”.
Estos elementos indicarían un estado mental alterado y pérdida de contacto con la realidad, según fuentes de la causa.
Una tragedia que expone una crisis silenciosa
El caso de Villa Crespo vuelve a poner en agenda la importancia de abordar la salud mental como una cuestión urgente. Detectar signos de alerta, asegurar tratamientos adecuados y acompañar emocionalmente a las personas en crisis puede marcar la diferencia entre la vida y la tragedia.