Entrevistado en el programa La Verdad al Aire, en MNews Radio, El Observador Mendoza 106.1, la historiadora Adriana Micale enseño sobre el 25 de mayo de 1810.
«La Revolución de Mayo no fue un hecho exclusivamente porteño. Fue parte de un proceso que se venía gestando en toda Hispanoamérica.»
Contexto internacional: la crisis de la monarquía española
En ese momento, la monarquía española estaba en crisis. Carlos IV y Fernando VII habían sido depuestos por Napoleón Bonaparte, quien impuso a su hermano José Bonaparte como rey. Este quiebre de la legitimidad real generó un vacío de poder y la necesidad de nuevas formas de gobierno en los territorios coloniales.
Micale lo resume así:
«La pregunta era: ¿a quién obedecer? Por eso la conformación de juntas.»
El eco de Europa en América
Este clima de transformación no fue exclusivo del Virreinato del Río de la Plata. También se vivían movimientos similares en México, Caracas, Bogotá, Quito y Santiago de Chile. Solo en el Virreinato del Perú, donde gobernaba un virrey firme como Abascal, no se produjo un movimiento revolucionario inmediato.
La situación en Buenos Aires
En Buenos Aires, el clima político y social estaba efervescente. Las ideas ilustradas, las consecuencias de las invasiones inglesas (1806 y 1807) y el deseo de apertura comercial jugaron un papel clave.
«No fue solo una cuestión económica, fue una combinación de causas», afirma Micale. A la tensión política se sumaba la presencia de milicias y una sociedad movilizada, que exigía definiciones sobre el rumbo del virreinato.
El pueblo expectante
Los días previos al 25 de mayo fueron intensos. Aunque se estima que solo entre 800 y 1.000 personas estuvieron presentes en la Plaza de Mayo ese día, la expectativa era creciente.
La comunicación, sin embargo, era lenta. Las noticias tardaban dos meses en llegar desde Europa y varias semanas en difundirse al interior del virreinato. Por ejemplo, la noticia de la Revolución llegó a Mendoza recién el 13 de junio.
¿Existieron los paraguas? ¿Qué repartían French y Beruti?
Muchos mitos rodean la Revolución. Micale aclara que probablemente no había paraguas en la plaza, ya que eran objetos de lujo. Lo más probable es que la gente se cubriera como podía ante un día nublado y lluvioso.
Sobre French y Beruti, formaban parte de La Legión de los Infernales y repartían cintas, primero blancas y luego también celestes, que simbolizaban unidad.
«La escarapela celeste y blanca como tal fue adoptada recién después de 1813», explica.
El nacimiento de una nación
Volver a los hechos de mayo es esencial para comprender el origen de nuestra nación. Micale lo sintetiza así:
«Ahí es cuando nace la Argentina. Es el inicio de una nueva etapa.»
Tras la Primera Junta vinieron el Triunvirato, el Directorio, y finalmente, la Constitución de 1853. Entre 1810 y 1853, la Argentina transitó un largo camino de organización política, luchas internas y construcción de identidad nacional.
Una fecha clave en nuestra historia
El 23 de mayo fue un momento bisagra. Se debatía el futuro de un pueblo que, lentamente, comenzaba a pensarse a sí mismo como independiente.
La Revolución de Mayo no fue un episodio aislado, sino parte de una transformación profunda que sigue siendo clave para entender quiénes somos.