Pocos lo saben, pero no todas las películas aquí en el Festival de Cannes tienen su alfombra roja. Y no importa quiénes la dirijan o protagonicen. Se ven las fotos, pero esas estrellas cuando terminan de subir la escalinata, no entran a la Sala Lumière. Se van por un costado.
Es una mentira piadosa.
Infinidad de veces, a sus 40 años, Scarlett Johansson ha pasado por la alfombra roja del Festival de Cannes. Esta vez no llegó a la de El esquema fenicio, ya que coprotagoniza el filme de Wes Anderson en competencia por la Palma de Oro. Difícilmente iban a traer a Cannes Jurassic World: renace, que protagoniza.
Alfombra roja ajena
Y como su promocionado debut como directora, Eleanor the Great, compite en Un certain regard, y los filmes de esa sección paralela no se exhiben en el Grand Théâtre Lumière, la actriz de Perdidos en Tokio y Jojo Rabbit se hizo la disimulada y caminó por la alfombra y subió las escaleras en la presentación de Vie privee, la película con Jodie Foster…

Y bien hubiera merecido subir con su equipo las escaleras y recibir la ovación consabida al ingresar a la Lumière, tuvo que conformarse con la que le dieron los asistentes a la Sala Debussy (ver aquí el video desde la platea), antes de Eleanor the Great, y la aún más merecida tras la proyección del filme.
Johansson eligió un guion ajeno para su debut tras las cámaras, con una protagonista de 94 años que es dueña de un sarcasmo envidiable, una mujer judía que casi sin quererlo se hace pasar por una sobreviviente de un campo de concentración en Polonia.
El debut de Scarlett Johansson, rumbo al Oscar
June Squibb (aquí en 2013 fue la première de Nebraska, de Alexander Payne, por la que luego fue candidata al Oscar a actriz de reparto: bien puede saltar ahora al Oscar a actriz protagónica) es una viuda que comparte departamento en Florida con otra viuda judía, Bessie. Cuando su amiga fallece, se muda temporariamente a la casa de su hija en Nueva York, donde en un centro de la comunidad cuenta como propia la historia del hermano de Bessie.

Una estudiante de periodismo (Erin Kellyman, de Falcon y el Soldado de invierno), hija de un periodista televisivo de renombre (Chiwetel Ejiofor) queda conmovida y quiere hacer un trabajo sobre la “vida” de Eleanor.
Para muchos Eleanor the Great es un crowd-pleaser, un filme que deja bien, que conforma al público pese a ser un drama con toques de comedia. De lo que no caben dudas es de que, en la próxima temporada de premios que arranca por diciembre, el filme de Johansson va a estar en la discusión, probablemente en más de un rubro.

Denzel Washington, premio inesperado y pelea con fotógrafo
Cuando se dio a conocer la programación de Cannes, y no estaba Highest 2 Lowest, Spike Lee salió a explicar públicamente que sí, que iba a venir al Festival. Suele suceder: los anuncios se van sucediendo, completando a esa primera información. Todo OK, no hubo controversias ni apretada alguna.
Highest 2 Lowest, que se vio fuera de la competencia, es remake de El cielo y el infierno (1963), de Akira Kurosawa. La base es la misma: si antes Toshiro Mifune era un rico empresario del calzado, ahora Denzel Washington es un magnate de los sellos discográficos “con los mejores oídos del negocio” de Manhattan, que cree que le han secuestrado a su hijo, pero los criminales por equivocación agarraron al hijo de su chofer.
El dilema que plantea Lee es el mismo: ¿el hombre debe o no pagar el rescate multimillonario?

Lo primero que hay que decir es que, de entrada, no parece una película del director de Haz lo correcto. ¿Los policías neoyorquinos son buenos? ¿La música tiene una base de violines? Todo impensable de ver y escuchar en los filmes del realizador en sus comienzos.
Nunca había estado en Cannes Denzel Washington, y lo hizo con esta película -la quinta en que es dirigido por Lee- a sus 70 años. Pero el actor, antes de ingresar a la Sala Lumière, donde Lee le entregó una Palma de Oro de Honor (“Mi hermano de otra madre”, lo definió Lee, y Washington dijo que el premio fue «una completa sorpresa») mantuvo un encontronazo con un fotógrafo.

En la alfombra roja por algún motivo que se desconoce, Washington encara al fotógrafo, que aparece sonriendo. «Una vez más, ¡detenete! Dejame decirte… Basta, basta, nunca me vuelvas a poner las manos encima”, le dice. Todo parece terminado, pero el fotógrafo lo vuelve a tomar del brazo (¿para pedirle disculpas?) y la reacción del ganador de dos Oscar fue inmediata: se lo quitó de encima, le apuntó con el índice y le dijo “¡Basta!” (ver el video). No muy lejos estaban el coprotagonista A$AP Rocky y su pareja Rihanna.
Video
Denzel Washington casi se va a las manos en la alfombra roja de Cannes
¿Se viene la Palma de Oro?

Otro secuestro, bastante distinto, es el que plantea otro habitué de Cannes, como el iraní Jafar Panahi, que ha pasado varios meses en prisión por mostrarse en contra del régimen gobernante, “por reunión contra la seguridad nacional” y por “propaganda contra el sistema”. Panahi hace sus películas de manera clandestina, y desde hacía 15 años que enviaba sus películas al Festival, pero no podía salir de su país. Y Un simple accidente sí que tiene olor a Palma de Oro, o al menos a figurar en el palmarés que se conocerá el sábado 24 de mayo.
El filme comienza con lo que indica su título: un automóvil atropella a un perro en una ruta. El padre, que viajaba con su esposa embarazada y su hija, sale a pedir ayuda, y alguien cree reconocerlo. El conductor es el policía que lo torturó durante meses, y al día siguiente, lo sigue y decide secuestrarlo. Pero como no está completamente seguro de que sea el policía, apelará a otras víctimas de él.
Si el director de El globo blanco y Taxi cuela alguna escena con humor, esperen al largo plano casi al final para constatar cómo Panahi sabe manejar la tensión dramática. Y aquí el dilema es dónde termina la Justicia y comienza la venganza.

La otra película en competencia fue Fuori, del napolitano Mario Martone, biografía de la actriz y escritora italiana Goliarda Sapienza, que estuvo presa por vender joyas robadas, interpretada por Valeria Golino. No movió la aguja.
El bodrio de una ganadora de la Palma de Oro
Menos aún la movió Alpha, la nueva película de Julia Ducournau, que sorprendió -pero para mal- al ganar la Palma de Oro en 2022. La francesa tiene una obsesión por la carne y el cuerpo humano. Si en Titane daba muestras del placer por el género del Horror corporal, luego también visto aquí en La sustancia, con Demi Moore, el año pasado. Ahora es la pandemia del HIV, que se contagia el hermano de la protagonista, una médica que se espanta cuando advierte que su hija de 13 años, Alpha, se ha hecho en una fiesta un tatuaje muy probablemente con una aguja infectada.

Aunque la parisina asegure que no busca incomodar al espectador, y que eso es un “efecto colateral”, aquí todo es un exceso, gritos y música y sonidos estridentes que no conducen a ninguna parte.
Y para cerrar, y como todo tiene que ver con todo, ¿quién era el presidente del Jurado ese año, cuando Ducournau se convirtió en la segunda mujer en la historia de Cannes en ganar la Palma? Spike Lee.