El referente de la lista 2025, opositora, al que lo une una tradición familiar con el club, afirmó que su gobierno será de «austeridad e inversión» y explicó cómo hacerle frente al pasivo.

Foto: Estefanía Leal | El País
El próximo 26 de mayo Defensor Sporting Club celebrará sus elecciones presidenciales y habrá cuatro candidatos. Uno de ellos es Diego Franzini, de la lista 2025 de la oposición, que apuesta a “posicionar el norte en la formación integral del jugador, sabiendo cuáles son las bases de nuestro club”.
— ¿Por qué quiere ser presidente de Defensor Sporting?
— Más allá de que a nivel personal sería un orgullo inmenso por tradición familiar, es lo mismo que me motivó en 2021 cuando nos fuimos a la B y nos presentamos con un grupo de jóvenes a las elecciones: poder cambiar el club. Hoy está en una situación bastante compleja desde lo económico, necesita un cambio de gestión y el tiempo para cambiar tiene que ser ahora.
— ¿Qué haría primero en caso de ser electo?
— Lo primero es ser sincero. Si nos toca ganar, el 27 de mayo va a entrar el gerente deportivo. Vamos a volver a posicionar el norte en la formación integral del jugador sabiendo cuáles son las bases de nuestro club. Tenemos una gran cantera, pero en los últimos años se ha apostado a la contratación de numerosos jugadores; este año tuvimos 14. Entendemos que no es el camino y es una de las primeras medidas que vamos a tomar.
— ¿Cómo está conformada su lista?
—Desde el punto de vista político, por cuatro comités que representan las áreas del club como son el fútbol, básquetbol, atletismo y la actividad social. Tenemos una línea marcada, un promedio de edad de 40 años. Hemos armado un muy buen equipo y en la última asamblea quedó demostrado con el profesionalismo de nuestros contadores y la mesura, pero también responsabilidad, a la hora de preguntar.

Foto: Estefanía Leal | El País
— ¿A qué aspira en este período?
— Son muchas, pero quedaríamos bastante conformes si concretamos la creación y ejecución de la gerencia deportiva. Vamos a volver a la formación de técnicos en nuestras formativas con un proceso hasta la Primera División y a reforzar la formación individual y grupal de cada jugador para que la transición al primer equipo sea más rápida. Vamos a acomodar la casa, en el buen sentido de la palabra, desde el punto de vista económico.
— ¿Cómo planean abordar el tema del pasivo que tiene el club?
—Anualmente tenemos un desfasaje en el entorno de los US$ 4.500.000 y nuestra intención es reducir los intereses financieros que pagamos, que están por encima del US$1.200.000. No tenemos una fórmula mágica, hay que proyectar el club para los siguientes años y entender hacia dónde vamos. Si potenciamos más jugadores y vendemos, la posibilidad de disminuir el pasivo es concreta y es uno de los puntos que tenemos que atacar. Nuestro gobierno va a ser de austeridad e inversión.
— ¿Qué opina de la oferta recibida por el Complejo Arsuaga en camino Pichincha?
—Hay dos cosas. El club no está en condiciones de no analizar profesionalmente cualquier oferta que le llegue. Esto no quiere decir aceptarla o no. Esta oferta fue algo que generó demasiadas dudas y no era buena para la institución. No podemos visualizar una ciudad deportiva como se nos planteaba, que implica visualizar el club para 30 años, cuando la actualidad nos dice que no sabemos cómo vamos a pagar los sueldos el mes que viene. Lo primero es tener un orden institucional y en base a eso, sí, los proyectos tienen que estar sobre la mesa.
— ¿Consideraría una SAD para el club?
—No. Uno de los principales motivos por los que me postulo es para evitar eso. Estamos en un cuello de botella cada vez más estrecho y tenemos un punto de no retorno muy cercano. Si seguimos por este camino, la privatización es la única salida. En caso de ser presidente, junto a mi equipo, haremos todo lo posible para evitar esa situación.
— Un mensaje para los socios…
— Que nos den la confianza, pero principalmente que entiendan que el momento institucional requiere un cambio de verdad y que si no lo hacemos ahora, no hay mañana. Gane quien gane el club tiene que cambiar y las viejas costumbres no deben continuar. Hay que adecuarse a la realidad y salir de esta situación todos juntos.

Foto: Estefanía Leal | El País
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