Los mandatarios de cualquier país latinoamericano suelen ser vistos históricamente como líderes omnipotentes o como grandes jefes que mueven los hilos del Estado para robar, reprimir y aplastar a sus rivales. Pero si es tal el poder que tienen, ¿por qué no lo usan para poner fin a la violencia, la pobreza y la corrupción? ¿Es porque no pueden, no quieren o porque quieren, pero no pueden? Esa es la provocación que Javier Moreno, exdirector de EL PAÍS y y hoy director de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS, lanza a los lectores de ¿Quién manda aquí? (Debate), su nuevo libro.
“El poder de los presidentes de América Latina es asimétrico: tienen mucho poder para hacer el mal, pero muy poco para hacer el bien”, ha afirmado Moreno, durante la presentación de la obra, este jueves en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
En el ensayo, el autor desmonta la imagen de los gobernantes todopoderosos y desgrana los dilemas, las pugnas internas y las presiones que afrontan los mandatarios en el ejercicio del poder. Lejos de los lugares comunes y la grandilocuencia de los discursos políticos, Moreno plantea un retrato periodístico de personajes que, a menudo, tienen que elegir entre dos males, escoger sus batallas, conformarse con victorias pírricas o convencerse de que hicieron lo mejor que pudieron.
Los protagonistas se ven forzados a calibrar entre “lo urgente, lo necesario y lo posible”, señala Moreno, y a probar sus límites ante poderes fácticos, como el crimen organizado, los consorcios mediáticos o los militares. Siete expresidentes latinoamericanos accedieron a compartir sus experiencias: la chilena Michelle Bachelet; los brasileños Fernando Henrique Cardoso y Dilma Rousseff; los colombianos César Gaviria y Juan Manuel Santos, y los mexicanos Vicente Fox y Felipe Calderón.
El libro de Moreno no es, sin embargo, un simple compendio de anécdotas en la trastienda de los poderosos, sino un intento por entender el camino recorrido y advertir de los peligros que los vacíos de poder suponen para Latinoamérica: la región más desigual del mundo, bajo el asedio constante del narcotráfico y donde viven más de 650 millones de personas.
A pesar de la amplitud geográfica del libro, el énfasis está puesto en México y la degeneración política a la sombra de la llamada guerra contra el narco. “En los últimos 30 años, ha habido una explosión de violencia que no se corresponde con los avances que el país ha hecho en otros rubros”, ha afirmado Moreno, que achaca al “fracaso del Estado” y la expansión territorial de los carteles como factores determinantes detrás de la ola de inseguridad y la ingobernabilidad. “El Estado se ve incapaz de hacer nada”, ha agregado en conversación con el periodista y escritor Martín Caparrós, “esa incapacidad es estructural, pero en última instancia los responsables son los que mandan, los presidentes“.
“En casi ninguna parte del mundo”, escribe Moreno, “se da esta sensación compartida tanto por académicos, gobernantes y gobernados de que América Latina pierde todas sus oportunidades y sus mandatarios incumplen todas sus promesas, generación tras generación, gobierno tras gobierno, de izquierdas unos, de derechas otros, imposibles de clasificar muchos, impotentes la mayoría de ellos”. Ese es el retrato político ―demoledor por momentos y desolador en muchos pasajes― que delinea el autor, en un viaje periodístico que se extiende por más de tres décadas por el continente.
“No es un libro pesimista, es un intento por explicar por qué llegamos a este punto”, ha explicado Moreno. Hay, pese a todo, visos de esperanza en lo que viene, ha asegurado el autor. “Predecir el futuro es una locura, pero creo en el progreso de las sociedades”, ha afirmado Moreno antes de despedirse, “no va a pasar el mes que viene, pero no está escrito en piedra que no va a pasar”.