La cueva de Altamira es uno de los grandes monumentos mundiales del arte rupestre. Los barceloneses tenemos la fortuna de no tener que desplazarnos a la ciudad cántabra de Santillana del Mar para admirar sus pinturas prehistóricas, ya que disponemos de una magnífica reproducción de parte de la cueva en el Museu Arqueològic de Catalunya, en Montjuïc. Se trata de un diorama casi a escala real en el que se pueden contemplar estatuas de algunos de sus antiguos habitantes dibujando sus famosos bisontes.
El diorama fue realizado por el escultor Josep Font para la Exposición Internacional de 1929, de la que dentro de cuatro años se conmemorará su centenario. Formó parte de una exposición en el Palau Nacional, hoy sede del MNAC, titulada El arte en España. Acabada la exposición, algunos de los pabellones se conservaron, entre ellos el propio Palau Nacional, pero también el de Arts Gràfiques, que en 1935 se convirtió en el actual Museu Arqueològic de la mano del historiador Pere Bosch i Gimpere. Este decidió conservar el diorama para la exposición estable, que se nutrió, entre otros elementos, de la colección del museo de arte en que se había convertido el antiguo arsenal de la Ciutadella, que, a su vez, se destinó a ser el Parlament de Catalunya.

El diorama fue realizado por el escultor Josep Font para la Exposición Internacional de 1929
Xavi Casinos
La representación de la cueva de Altamira es el elemento más icónico del museo. Sin embargo, es un gran desconocido para los barceloneses. Y es que el arqueológico es, lamentablemente, uno de los museos menos concurridos de la ciudad, a pesar de la calidad de su colección. El año pasado, lo visitaron 42.000 personas, de las que más de la mitad, unos 24.000, proceden de la capital catalana y sus ciudades vecinas. El resto son del resto de España y del extranjero. A ellos hay que añadir las escuelas que lo visitan periódicamente. Por supuesto, el diorama es el que despierta mayor expectación entre los alumnos. De hecho, se ha tenido que instalar un mueble bajo en la entrada del diorama porque invitaba a que entraran los escolares.
Recientemente, el Museu Arqueològic formó parte del programa de este año de Espais ocults durante las Setmanes d’Arquitectura. El público ha tenido la oportunidad, así, de visitar algunos de los lugares a los que no se tiene acceso. Las visitas han corrido a cargo de la asociación 48H Open House y se han centrado en la Exposición de 1929. Este año, uno de los edificios visitados ha sido el Museu Arqueològic, que ha permitido recorrer algunos de los espacios normalmente restringidos, como la biblioteca y otras salas reabiertas solo para la ocasión.